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Fiestas de San Pedro 2023

Globos por flores para animar el pregón infantil de las Fiestas de San Pedro

Vera Martínez (Peña Los Felices) fue la pregonera en un evento en el que se estrenaba la globada, demasiado rápida para algunos, y el primer baile en fiestas de Gigantillos y Gigantones.

La pregonera infantil, Vera Martínez, de la Peña Los Felices, en el balcón del Ayuntamiento.©Tomas Alonso

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Burgos

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El Pregón Infantil ya se ha asentado en el calendario festivo y la concejalía de Festejos, la Hermandad de Peñas y la Federación de Peñas tratan de relanzarlo. Se trata de un momento en el que «los niños deben tener su protagonismo», explican desde la Hermandad. Cada año se convoca un concurso de relatos con dos categorías: de seis a ocho años y de ocho a 12. Se eligen dos finalistas y la lectura del pregón se decide entre las dos ganadoras.

Para las Fiestas de San Pedro de 2023 la ganadora en la categoría de seis a ocho años fue Marina Delgado del Colegio Virgen de la Rosa. En el tramo de los más mayores fue Vera Martínez, de la Peña Los Felices y que estudia en el Colegio del Circulo. Las dos subieron al balcón pero frente al atril se colocó Vera, con nervios de acero, y tan tranquila minutos antes de leer su cuento-pregón.

«No estoy nerviosa» decía la protagonista a las preguntas de los periodistas en un salón de Plenos rodeado de la corte infantil de reinas de fiestas, que aprovechaba para tomar un almuerzo. Las fiestas tienen un horario exigente. También algunos concejales como Carolina Álvarez, Estrella Paredes, Juan Manuel Manso o César Barriada. Acompañaron a la alcaldesa y los presidentes de las Peñas y la Hermandad que volvieron a ser protagonistas en el balcón del edificio consistorial. 

En la segunda repisa, por encima del pequeño balcón que se sitúa encima del atril, aún era visible un pegote marrón. El lugar donde rebotó la bomba anunciadora de las fiestas que acabó en el atril de los medios de comunicación y que tanto ha dado que hablar en las redes sociales.

El pregón infantil fue un poco más tranquilo. Tanto como los nervios de acero de Vera quien aseguraba que a penas lo había preparado «leyendo cinco minutos», pero «todos los días» quiso precisar ante la sorpresa de las reporteras.

Su historia, la de María y Martina, y su peripecia en busca de las flores de la ofrenda floral perdidas. Un relato en el que habla de la unión de las peñas ante la adversidad y que tiene lugar entre los elementos característicos de la ciudad: desde el Teatro Principal, a la Catedral y termina con la Virgen de Santa María la Mayor rodeada de flores que las niñas logran recuperar.

Tras la lectura del pregón llegó el momento de entregar un pañuelo y una blusa, en honor a las peñas que organizan el concurso. Y después de este acto de reconocimiento el baile de la agrupación de danzantes con nuevos tetines y una corte de bailarines bastante menuda. Con todo su desparpajo tiraron de Jota burgalesa y paloteo para animar a los niños y mayores que trabajan de buscar sombra alrededor de Gigantones y Gigantillos. 

Ellos fueron los siguientes en tomar el protagonismo en la Plaza Mayor. Al ritmo del pitero y con el golpe del tambor se repitió por primera vez en estas Fiestas, el baile tradicional entre el Gigantillo y la Gigantilla. Como ya es tradición inmemorial los oles llegaron en el giro que requiere pericia y buen hacer. Después el paseo de los gigantones que arrancó con la pareja india, para seguir con los africanos y los chinos. Después, apartando a los pequeños que cortaban el paso, fue el momento del Cid y Jimena y del Rey y la Reina. Estos al ser más pesados no llegaron más que a dar un pequeño giro.

Terminado lo más tradicional de las Fiestas. Aquellas imagenes de danzantes, gigantillos y gigantones que se quedan en la retina de la infancia de todo burgalés que se precie, y que esperan su reconocimiento regional, llegó el momento de una de las grandes novedades de la segunda jornada de fiestas. La Globada. Los globos de todos los colores ya estaban dispuestos entre los bancos de granito de la Plaza Mayo y en torno a la escultura de Carlos III. En total, 3.000 globos desplegados por toda la plaza y que esperaban para explotar al terminar el evento.

Aunque muchos se contenían frente a su pieza de color rojo, marrón pero también rosas y verdes. En cuanto el speaker dio la sentencia de 'Pinchar los globos' fue un visto y no visto. Tan rápido fue la tronada global que aquellos que se guarecían en la sombra no llegaron a pinchar ningún globo. “Un poco de tiempo y más organización para la próxima”, decían algunos de los presentes. Con todo, no hubo momento de descanso. Había que irse al canto del Himno a Burgos para seguir la fiesta.