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ADICCIONES

Proyecto Hombre supera el millar de usuarios y roza las 700 familias

Son un 15% más de casos que antes de la pandemia y 20 familiares más Por sustancias los adultos llegan por cocaína y alcohol y jóvenes por cannabis En adolescentes el juego patológico se triplica

Se duplican los casos de adicciones a las nuevas tecnologías y se triplican las consultas por juego patológico. ECB

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Burgos

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Proyecto Hombre hace balance del último año de actividad «normal tras la pandemia» en el Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas. Las cosas han cambiado ligeramente respecto a 2019, último año con atención sin limitaciones por la situación sanitaria especialmente en labores de prevención, en algunos aspectos. La realidad es que ha subido un 15% el número de usuarios atendidos por el equipo de Proyecto Hombre en los programas de adultos y jóvenes. En total se han superado los mil usuarios. En concreto 1.032, que son un 7% más que el año pasado y lejos de los 892 personas atendidas antes de la pandemia.

 «Este año nos encontramos con un gran reto social y económico donde la atención a los problemas psicológicos, emocionales y las adicciones cobran mayor importancia», explica la directora de Proyecto Hombre en Burgos, Marta González. Reivindica la atención a la salud mental como «un derecho básico y esencial».

Desgranando la memoria se refleja que aumentan los casos de adultos atendidos. Son 636 frente a los 522 del año pasado y un centenar más que los registrados en 2019 con 535. Entre los jóvenes hay menos personas en atención individualizada dentro del programa respecto al año pasado pero se ha recuperado cierta normalidad en las medidas de prevención limitadas por la pandemia. Así, se han atendido 394 casos en adolescentes, frente a 445 del año pasado. Aún con todo son más que las servicios prestados en 2019 a 357 jóvenes. La atención preventiva, tan importante para evitar conductas que lleven a itinerarios más complejos en adultos, ya vuelve a superar los dos millares. Se han registrado actividades para 2.262 personas frente a las 1.779 del año pasado y algo menos que las 2.620 que se alcanzó en prepandemia.

La cocaína sigue siendo la primera razón de entrada de personas adultas. Cuatro de cada diez acceden por la adicción a estas sustancias. Le siguen el alcohol, presente en el 21% de la demanda de atención en adultos y un 16,75% de la heroína. De los programas de adultos los que crecen en número de usuarios son, especialmente, el programa Llave (dedicado a personas ingresadas en prisión) que ha pasado de 117 usuarios a 222. En los últimos dos ejercicios se ha multiplicado la actividad ya que en 2019 estaban inscritos en este programa 95 personas. 

También sube respecto a los otros dos ejercicios el servicio de orientación terapéutica con 204 usuarios. Sube ligeramente, aunque no por encima de los datos prepandemia, las personas que reciben una terapia más prolongada en la Comunidad Terapéutica Integral con 82 personas. Más que las 75 del año pasado y menos que las 94 que recibían atención en San Medel en 2019.

En cuanto a la terapia con jóvenes se disparan las adicciones sin sustancias. Se han triplicado los problemas generados por el juego patológico y se han duplicado los problemas con las tecnologías de la comunicación y la información. En las primeras se ha tratado a 239 usuarios frente a los 53 del año pasado. En cuanto al programa Ariadna, que trata de solventar los problemas generados por las adiciones a las tecnologías de la información y la comunicación. Se ha prestado acompañamiento y servicio a 1.237 adolescentes frente a los 537 del año pasado y los 1.144 en 2019.

Las adicciones con sustancias que acercan a los más jóvenes a Proyecto Hombre tienen un protagonista. El cannabis. Su consumo está presente en el 86,15% de los menores de 21 años que pasan por la entidad. Después se sitúa el alcohol que es la causa del ingreso en el 13.85% de los casos.

Durante el año 2022 los servicios prestados por un equipo de 25 personas y algo mas de un millón de presupuesto han permitido que 302 personas hayan podido recuperar su vida y superar las adicciones y conductos que habían roto en dos su porvenir. La cifra crece en cien personas respecto a 2019 y son cuatro más que en 2021. En cuanto a las familias que acompañan en el proceso de atención al usuario también hay una mayor implicación. Son 697 frente a las 614 del año pasado.