El Correo de Burgos

La segunda vida de la residencia juvenil Gil de Siloé tras el curso académico

El espacio, titularidad de la Junta de Castilla y León, acoge a un centenar de arqueólogos de todo el mundo que participa en las excavaciones de los Yacimientos de Atapuerca en el mes de julio. Las instalaciones se transforman en laboratorios de investigación y espacio de descanso

Blanco junto a los codirectores en su visita a las instalaciones de Gil de Siloé.

Blanco junto a los codirectores en su visita a las instalaciones de Gil de Siloé.SANTI OTERO

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Una vez que finaliza el curso académico la residencia juvenil Gil de Siloé no cierra sus puertas si no que se convierte en el centro de operaciones y de descanso de los tres codirectores de los yacimientos de Atapuerca - Juan Luis Arsuaga, José Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell- y del centenar de arqueólogos de todo el mundo que durante el mes de julio se acercan a al provincia burgalesa a trabajar en la sierra.

«Parte de los espacios de esta residencia se transforman cada año en los laboratorios de investigación de los profesionales que viene a trabajar a los yacimientos», señaló la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco, quien en una visita a la residencia puso además en valor «la labor de las 23 personas que cada día trabajan en el centro para que los investigadores tengan todo listo».

La consejera recordó en su vista que «desde que en 1994 la Junta y las Fundación Atapuerca comenzaran a colaborar en las campañas arqueológicas de verano un total de 2.600 arqueólogos han pasado pro la instalaciones de la residencia Gil de Siloé», una de las ocho residencias titularidad de la consejería de Familia.

Arsuaga explicó que «el espacio se ha ido trasformando con los años» y es que «si bien al principio la investigación la hacíamos prácticamente en las habitaciones, poco a poco se han adaptando espacios y convirtiendo en laboratorios en los que ahora se catalogan los restos y hallazgos recogidos durante las mañanas».

El científico aseguró que «son muchos los profesionales que han pasado por la instalación de visita»  y que «se muestran muy sorprendidos de que contemos con un espacio así». «Nos envidian no solo por los yacimiento si no por lo bien que nos tratan», señaló entre risas, al tiempo que aseveró que la residencia Gil de Siloé «es un espacio imprescindible para el trabajo investigador y lo echan en falta equipos de multitud de países».

Tan satisfecho está el codirector con el espacio que aseguró que «si tuviera que diseñar un lugar para el trabajo que desarrollamos aquí habría creado esta residencia porque tiene todo lo que necesitamos». Una instalación por la que «ya han pasado varias generaciones» y en la que además de trabajar «también se ha jugado al pin- pon» y en la que «han surgido muchas parejas», señaló el científico.

Carácter social

Blanco afirmó a este tenor que uno de los objetivos de la Administración autonómica para con estos espacios pasa por «darles un carácter social, poniéndolas a disposición de colectivos y entidades para que puedan llevar a cabo proyectos que dinamicen la ciudad».

Durante el curso escolar, Gil de Siloé cuenta con 760 plazas para jóvenes de entre 18 y 26 años que por razón de estudios o de trabajo deben salir de su domicilio familiar. «A día de hoy y para el curso 2023/2024 se han cubierto ya 709 plazas, lo que supone cien más que en el pasado curso», señaló la consejera, quien recordó que en unos días se abrirá un nuevo plazo una vez los estudiantes que participan en la segunda convocatoria de la EBAU finalicen las pruebas».

Además durante el próximo curso escolar se amplia la permanencia máxima en las instalaciones pasando de cinco a nueve años. «Por otra parte se mantienen los mismos precios, congelados desde el año 2013, que cuentan con bonificaciones en función de la capacidad económica de cada estudiantes pero también para jóvenes con trayectoria académica excelente, deportistas de alto nivel y para quien encarne la figura del colaborador».

Por otra parte, la consejera de Familia recordó que en Zamora, la residencia se ha usado el pasado año como espacio de descanso de los brigadistas encargados de sofocar los incendios de la sierra de la Culebra así como para acoger a las personas desalojadas de la zona. En Ávila y Segovia, las residencias se transforman en verano en albergues de campamentos juveniles.

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