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Excavaciones en Atapuerca

La pendiente de Elefante que guarda los secretos de Pink

Tres personas excavan con el método arqueológico tradicional en el rincón que esconde el origen de los europeos. La probabilidad de ampliar la cara «no es muy alta, lo que encontramos aquí llega de fuera»

Perspectiva del trabajo en Elefante. La parte rodeada de andamios esconde la pendiente. El resto de la superficie excavan lo más antiguo de Atapuerca.SANTI OTERO

Publicado por
Burgos

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El yacimiento de Elefante es el terreno más antiguo que se pisa en Atapuerca. Los niveles con más de 1,2 millones de años hace tiempo que se procesaron mientras se esperan dataciones de los niveles TE-7 y TE-6 que se estiman en 1,4 y 1,5 millones de años. Cada hallazgo que evidencie presencia humana supone envejecer la llegada de los primeros homínidos a Europa un poco más. Por eso la cara que apareció el año pasado, Pink, fue tan celebrada y en esta campaña es tan protagonista.

Completar más restos es el objetivo de todo el equipo implicado. Esperan poder obtener esas piezas que ayudarían a identificar y comparar el espécimen con otros ejemplares y colocarlo correctamente en el árbol de la evolución humana. Dientes, maxilar o partes del cráneo. Pero las posibilidades de ampliar la colección no son muchas. «La probabilidad no es muy alta porque lo que tenemos aquí está en posición secundaria, viene arrastrado por escorrentías, cuando ha llovido, por gravedad, entra aquí pero no es un campamento como fue TD-6 que sabes que canibalizan dentro y sabes que vas a encontrar restos humanos», señala la coordinadora del yacimiento, Rosa Huguet.

Restos de la cara de Pink, el primer europeo localizado en Atapuerca. SANTI OTERO

Pero por trabajo no será. Tres personas de un equipo de once están concentradas en la pequeña pendiente que no tiene más de cuatro metros de ancho. «Ahora mismo estamos en la parte baja que es más estrecha y excavando dos personas, la parte donde salió el fósil está un poco más alta, y ahí ya trabajamos con arnés para excavar en la rampa con tres», señala.

El equipo realiza el rastreo de la zona donde se recuperaron los restos de Pink al método tradicional. Sin pausa, pero sin prisa. Es el trabajo minucioso y lento del arqueólogo. «Queríamos excavar todo el nivel, de manera continua, no hacer agujeros en la búsqueda concreta del fósil, sino aplicando la metodología arqueológica y que no se nos pierda ningún tipo de información», señala la investigadora del IPHES de Tarragona.

Aún no han llegado al espacio donde Pink mostró su cara. «Lo que ahora estamos haciendo ahí es excavar la parte final de ese paquete pero en lo que es en superficie no en potencia. Entonces esperamos que en los próximos días, eso se acabe y podamos volver a subir a ese nivel, a esa parte donde salió el humano», añade Huguet. Pero lo harán en los próximos días con la esperanza de completar las piezas que puedan colocar al primer europeo en una especie ya existente o en una nueva.

Mientras tanto en el resto del yacimiento, por debajo del puente, también pasan cosas. En concreto se ha logrado conectar la base del yacimiento. Zonas en las que aparecen restos de animales, hipopótamos y tortugas que hablan de humedad en la parte más antigua de Atapuerca. «Sigue habiendo placas de tortuga, restos de hipopótamo como un diente, un astrágalo». En la zona más baja, el nivel 6 que pensaban que no existía, han aparecido nuevos restos de animales. Un pequeño mustélido que «nos marca la fauna que hay en este nivel y vamos a ir entrando un poco más en ello», concluye.

En este yacimiento están a 20 metros de la base, donde hay registro neandertal. Se localizo en la primera década de los 2.000 un fuego. Años después apareció una pequeña mandíbula, Homo sp con algunos dientes. También un pequeño trozo de húmero y una falange. Están datados en 1,2 millones de años. Se colocó un puente para poder excavar bajo la Trinchera del Ferrocarril. En vez de fosiles se toparon con un bloque tremendamente duro, una caída del techo de la cueva, que obligó a tirar de martillo neumático y abandonar la brocha. Cuando solo aparecían restos de fauna (cerdos, aves de agua) parecía que el yacimiento llegaba al tope y no había evidencias de vida humana más allá. Un pequeño hueso en la campaña de la pandemia avanzaba el regalo que Atapuerca guardaba. Una de las cinco caras del registro fósil mundial. La mas antigua.