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Excavaciones Atapuerca

Alicatar con arcilla y fuego. El suelo neolítico más antiguo de Europa está en Atapuerca

En Portalón de Cueva Mayor excavan niveles Neolíticos de hace 7.000 años y han encontrado una sorpresa. «Han acondicionado la zona como un hogar preparando el suelo con arcilla cocida para estabilizar el espacio, es algo único»

La zona marrón es el suelo, por debajo un área negra muestra la zona donde se prende fuego para que la arcilla se cueza.

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Burgos

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Portalón de Cueva Mayor es la entrada abierta al complejo interior de la sierra de Atapuerca, pero esconde bajo su subsuelo una ocupación intensa desde la época moderna hasta, por ahora, el Neolítico más antiguo del que hay registro en Castilla y León. Y las sorpresas van desde la cerámica profusamente decorada del año pasado, a la localización de un suelo intervenido por el hombre para transformar la cueva en un hogar. «Estamos encontrando es una zona de habitación con una peculiaridad que no se ha encontrado todavía en Europa. Están preparando, acondicionando espacios para vivir», explica la investigadora del Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos, Amalia Pérez

En concreto los primeros agricultores de Castilla y León se encargaban de estabilizar la zona de cueva para utilizarlo como hogar. De esta manera, preparaban el suelo. Primero colocaban ramas para prender fuego y por encima estaba el barro. «Ahora mismo en Europa, ni en Oriente Próximo, ni en Oriente Medio se han encontrado este tipo de suelos en estas cronologías», explica. De esta manera, se infiere que estos primeros hombres del neolítico no sólo trataban de adaptar los cultivos y los animales para su propio beneficio sino que, también, empezaban a preparar sus hogares. 

La excavación se complica cuando el sedimento que tienen que retirar es en sí el elemento a estudiar. «estamos excavando todo con mucho cuidado porque es algo único. Y ya saben ustedes que nosotros, por desgracia, todo lo que tocamos lo tenemos que destruir. Así que está documentándose al milímetro», señala Juez. De esta manera, registran de manera digital cada elemento, cada disposición de la cueva. Disponen de una estación total para ubicar la posición de las piezas, también se han realizado fotografías y, a la hora de levantar el espacio, ya se han realizado escaneados del terreno y la reproducción en imagen 3D. «Nosotros con nuestros medios vamos a sacarle toda la información, pero no cabe duda que en el futuro habrá más medios que nos permitan saber más cosas de lo que está ocurriendo aquí», añade. 

Este registro milimétrico de cada pieza y del sedimento mismo que se transformó en suelo por parte de aquellos primeros agricultores. Unos grupos de población estables que se inician en el cultivo y la estabulación de ganado, pero que aún se dedican a caza y la recolección. En el utillaje se encuentran láminas, preparadas para cortar, no hay una hoz como en el calcolítico o la edad del bronce, pero «son láminas donde aparece lustre de cereal lo que quiere decir que las han utilizado para segar y que ya siembran y recolectan ellos», explica. Queda por encontrar donde estabulan el ganado en una cueva que, en otros momentos, ha servido para guardar a los animales. 

El trabajo en Portalón se divide en dos áreas claras. la más antigua, del primer hogar neolítico, de unos 7.000 años, y en la parte superior se inició una reexcavación de los trabajos de José María Apellániz. En ésta época de la Edad del Bronce se ha encontrado cerámica, denominada procogotas, previa a las del mítico yacimiento abulense. Y en los niveles neolíticos, en contra de las decoraciones de las cerámicas que aparecían el año pasado, este año son «cerámicas lisas, muchas, pero muy lisas porque su uso es más para cocina», añade. 

El trabajo en Portalón se desarrolla en unos nueve metros cuadrados en la parte más moderna, Edad del Bronce, y 18 metros cuadrados en la parte baja que se corresponde con la transición de cazadores recolectores a neolíticos de hace 7.000 años. En total colaboran en este yacimiento unas 20 personas durante el mes de julio donde hay un nutrido grupo del a Universidad de Burgos, estudiantes del Máster de Evolución Humana y de la Universidad de León.