PP y PSOE centran su pugna electoral en los votos que quedan libres en Aranda

La pugna electoral en Burgos se disputa con más ahínco que en nunguna parte de la provincia en la Ribera del Duero y, especialmente, en su capital.

Aranda ha sido un feudo del bipartitismo desde que estrenamos la democracia, con socialistas y populares alternándose en el poder hasta que en 2015 Raquel González ganó las elecciones y dio pie a una racha de gobiernos populares que la mantuvieron como alcaldesa hasta el pasado mes de mayo. La irrupción de Sentir Aranda y sus pactos de Gobierno con múltiples partidos pero ajenos a PP y PSOE ha despertado la alarma en los cuarteles generales de socialistas y populares de cara a las elecciones generales del 23 de julio.

Está claro que los votos que dieron la mayoría en las urnas a sentir Aranda tendrán que ir a otros partidos políticos, ya que la formación del alcalde Antonio Linaje no se presenta a los comicios del 23J, lo que deja en el aire una jugosa porción de votos que se quieren disputar el resto de partidos. 

Ciudadanos, que también sacó un concejal en Aranda y entró en el Gobierno local, también deja en el aire sus sufragios porque la formación naranja tampoco concurrre a los comicios del 23J. Así las cosas, son casi cinco mil los votos que poder pescar por parte de Partido Popular y Partido Socialista para apuntalar sus opciones dentro de dos domingos.

Para hacerse una idea de lo importantes que son esos 5.000 votos que dejan libres Senrtir Aranda y Ciudadanos, cabe señalar que entre PP (3.326 papeletas) y PSOE (3.306 sufragios) suman 6.632 votos en las municipales. 

Dicho sea de otro modo, quien se lleve la mayor parte del voto disperso en Aranda y, por extensión, en la Ribera del Duero podría dar el vuelco electoral en la provincia de Burgos.

Los partidos políticos, antes que nadie, se dieron cuenta de la bolsa de votos sin dueño que se ha producido en Aranda y han organizado sus estrategias para multiplicar su presencia en la Ribera y en su capital. Aunque su mayor caladero de votos lo encuentra en el norte de la provincia, el PSOE ha olido sangre en la Ribera y ha mandado a la flota de desembarco a llenar las redes. 

Los números 1 de las listas del Congreso y el Senado, Esther Peña y el menés Ander Gil, desde las antípodas de la provincia, respectivamente, ya se han trabajado los mercadillos arandinos y el líder autonómico socialista, el burgalés Luis Tudanca ya ha acudido a hacer campaña y dejarse ver en la capiral ribereña.

 Todo un desembarco para los socialistas que no ha pasado inadvertido en los cuarteles generales de la armada popular que, a la vista de la ofensiva del PSOE, decidió enviar al portaviones Ayuso a conquistar las costas de la Ribera del Duero.

Baño de multitudes para la presidenta madrileña que triunfó entre los afiliados del PP y las gentes de la calle y arropó con su carisma a la exalcaldesa Raquel González, que debuta en la lista para el Senado. 

Y para aprovechar los réditos del carisma de Díaz Ayuso, el PP de Burgos envió ayer de nuevo a sus tropas de infantería a la Ribera para escoltar a la secretaria general del PP estatal y portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Cuca Gamarra, en su intervensión en la XI Edición del Curso Prensa y Poder, un foro en el que el PP se encuentra a sus anchas.

El siguiente escalón de la estrategia electoral de populares y socialistas es la ciudad de Burgos donde este jueves está programado un mitin de Alberto Núñez Feijoo, en horas felices tras su buen papel en el debate cara a cara con Pedro Sánchez. 

No obstante, los socialistas, que ganaron las elecciones en Burgos aunque gobierne el PP en pacto con Vox, no abandonan la plaza a los populares y la vicesecretaria general del PSOECyL, Virginia Barcones, tendrá un acto público en la capital burgalesa horas antes.

Pesando las papeletas

La distancia en votos de PSOE y PP en las municipales en Burgos fue de apenas 2.100 a favor de los socialistas, por lo que cualquier ganancia en una ciudad en la que votaron 84.600 personas en las municipales es siempre significativa.

Quedarse con la mayor porción posible de los 5.000 votos libres de Aranda y los cerca de 11.000 de los partidos minoritarios de Burgos capital que no obtuvieron representación puede ser un jugoso botín en una provincia en la que el censo electoral ronda los 280.000 votantes.

Los partidos tienen antenas y sensores desplegados y allí donde el viento sople a favor o dé refugio a los contrarios enviarán sus naves, como estamos viendo en Burgos y Aranda. Y aún queda más de la mitad de la campaña electoral.