Un verano diferente
Escuela municipal de Música. Diversión con ritmo y notas musicales
160 niños animan las mañanas veraniegas acercándose a un instrumento musical. La Escuela Municipal de Música de Burgos habilita cursos durante el mes de julio para niños desde los tres años «se acerquen a la música de una manera lúdica y divertida». Aún hay plazas disponibles para las últimas semanas.
Las notas musicales están impregnadas en cada sillar que conforma el antiguo convento de Las Bernardas. Es la sede de la Escuela Municipal de Música Antonio de Cabezón que cada mes de julio, desde hace tres años, abre las puertas de par en par para que los niños se acerquen a la música. «Buscamos crear algo que no había en Burgos pero sí en otras ciudades, un campamento urbano musical en el periodo estival», explica el director de la escuela, Pablo Abad. Cuatro semanas en las que de 9.30 a 14 horas ofrecen un acercamiento a la música y los instrumentos musicales para niños a partir de tres años.
Por ello, cada semana se organizan las clases en grupos por edades. Las actividades musicales se transforman en «juegos de psicomotricidad, memoria, les vamos mostrando los instrumentos musicales que tenemos y lo que buscamos no es solo que lo vean y escuchen como suene, sino que lo toquen, lo manipulen...», explican. Entre los más pequeños Elena porta un clarinete al que le falta una pieza. «Probar a ver si suena», les dice a los más pequeños. Le falta la boquilla. Ya empiezan a discutir a quien le gusta más el sonido grave o agudo hasta que uno de los más pequeños le pregunta «¿puedes hacer un arpegio?», para sorpresa de todos. Y realiza la progresión de notas solicitada. Luego La canción de la alegría, La cucaracha y otras canciones perfectamente identificables. Los más pequeños se acercan al instrumento, lo cogen, lo tocan, miran sus teclas... «Es muy curioso como tan pequeños prestan tanta atención y les gusta además ellos son los que siempre piden más», dice la profesora.
Los más mayores están trabajando los ritmos y la percusión. El tradicional juego de música con vasos y a seguir el ritmo. Quien lo pierda pierde. Entre los asistentes Sara, una fija en los campamentos. Ella ya sabe entre las vetustas paredes de la Escuela de Música hay muchas ganas de aprender. «Me gusta mucho venir porque es un campamento diferente además de aprender música conoces a otras personas que tienen gustos parecidos a los tuyos», cuenta.
Entre los niños de nueve a 10 años Raúl no suelta la guitarra. Han iniciado la clase con las Metalonotas, siguen con la guitarra con niñas y niños que algo saben. Cada uno de ellos ya se ha estrenado con el carrillón, con el piano como Jimena o con una guitarra. Y tras las notas que Raúl toca en la guitarra arrancan a cantar al ritmo de Sonrisas y Lágrimas. «El verano empezó, en la escuela musical...»
La actividad arranca a las 9.30 horas se mantienen de lunes a viernes hasta las 14 horas. A media mañana los grupos disponen de un momento de recreo para almorzar y jugar en el entorno de la plaza de Bernardas, San Juan o en los parques cercanos. En los talleres, variados, los niños se familiarizan con «el lenguaje musical y pasamos de ser unos auténticos rockeros a crear coreografías digas de Got Talent o probar las danzas del mundo, la batucada, los talleres instrumentales... », reflejan desde el centro.
El viernes, último día de la semana programada, se realiza un pequeño festival en el que «hacemos un pequeño repaso de las canciones que hemos aprendido tanto a nivel instrumental, como cantadas o danzas se hace a última hora con la intención de que los padres puedan verlo», explica el director de la escuela. Una exhibición que se realiza en el exterior de la escuela, un marco incomparable del centro de la ciudad.
El 30% vuelven a la Escuela de Música
« No se trata de que aprendan un instrumento musical, igual pueden tocar algo sencillo en la guitarra o el piano, lo que pretendemos es que se lo pasen bien, hacer muchos juegos musicales y fomentar esa curiosidad por los instrumentos que pueden inspeccionar y tocar», explica Abad. Y funciona. El 30% de los niños que asisten a la Escuela Musical de Verano vuelven durante el curso.
Unas clases abarrotadas. Son algo más de 600 los alumnos que asisten durante el curso a las actividades programadas en la Escuela de Música con niños desde tres años a cursos destinados a adultos. El centro cuenta con 23 profesores. «El número de alumnos bajó durante la pandemia, llegamos a tener 750 alumnos, y cuesta un poco volver a esas cifras pero, poco a poco, vamos volviendo a la normalidad», señalan. Esperan poder habilitar nuevas aulas para ganar espacio y fomentar, también, los cursos entre adultos. «La idea es sacar muchas plazas para alumnos de cuatro o cinco años de alumnos que empiezan desde pequeños, pero también hay cursos para alumnos más mayores de ocho o nueve años, y adultos, alumnos con conocimientos musicales que buscan ampliar o centrarse en algún instrumento, que sepan que nunca es tarde», señala.
La matrícula para el nuevo curso reglado ya ha arrancado entre los antiguos alumnos. Es el paso previo para definir qué plazas libres quedan y qué se oferta a nuevo alumnado. Un proceso que está a punto de arrancar. Para estar al tanto de plazas, horarios y plazos, consultar la web de Escuela Municipal de Música Antonio Cabezón.