Ultiman la publicación del protocolo de atención a mordedura de víboras del HUBU

El trabajo del grupo de accidente ofídico del HUBU desde 2018 se resumen en un manual de atención a la mordedura de víbora que están pendientes de publicar. «Hemos añadido todos los casos, hemos incluido las diferencias con la mordedura de araña y se ha ido ampliado el estudio pero ya está listo para su publicación», informa el coordinador del protocolo de atención al accidente ofídico del grupo de toxicología en el área de Urgencias del HUBU, Alejandro López. 

En el interior del documento está el tríptico que identifica las mordeduras de víbora, el grado de infección que tiene, los síntomas, las pruebas a realizar y cuándo aplicar antídoto así como el seguimiento a realizar y los posibles efectos secundarios.

E l HUBU se ha convertido en los últimos años en referencia en este tipo de protocolos de atención y reciben consultas de otros centros. Este año compañeros de Bilbao han solicitado información sobre cuándo aplicar el antídoto y el protocolo a seguir. También se ha interiorizado entre los profesionales del servicio los protocolos a seguir.

 «Las mordeduras, especialmente para los compañeros que se han incorporado recientemente y que no han visto un caso similar, da mucho respeto, especialmente la decisión de si suministrar el antídoto o no, pero ya se ha interiorizado el protocolo entre los más veteranos y se sigue bien», explica. 

Esta estrategia de atención se desarrolla desde la Unidad de Toxicología del servicio de Urgencias. En el grupo de trabajo también colaboran otros servicios como Cirugía Plástica, Pediatría y UCI pediátrica puesto que es un trabajo multidisciplinar. Lo importante es atender al paciente en las cuatro o cinco horas posteriores a la mordedura para establecer el tipo de lesión y la atención a realizar si necesita antídoto o no, fundamentalmente.

Una vez que el manual de atención al accidente ofídico esté publicado llegará el momento de la presentación entre colegas. Se plantea elevar ponencia al Congreso Nacional de la sociedad de Urgencias y Emergencias que se celebrará en verano del año que viene. 

También se estudia participar en presentaciones internacionales dentro del Congreso de Toxicología que se celebra en Costa Rica interesante porque «es donde hay un centro venómico donde fabrican antiveneno» o en Argentina con quien se han iniciado contactos de trabajo en común. 

Un protocolo muy definido

Cinco horas. Es el tiempo máximo recomendado para que un médico pueda observar la mordedura de víbora, los efectos y aplicar el antídoto si fuera necesario. El protocolo que se lleva a cabo en Urgencias implica a urgenciólogos, expertos en toxicología, pero también a cirujanos plásticos, pediatras e intensivistas del área pediátrica. 

Esta implicación tiene sus razones. En Cirugía Plástica se atienden los casos más graves de Grado 2 B y Grado 3. Pediatría se encarga de los accidentes en niños y en UCI Pediátrica «saben tratar muy bien el dolor en los pequeños y también por la tranquilidad de los padres», señala López. 

Una cuenta atrás de cinco horas. Es el tiempo máximo en el que un médico debe tratar una mordedura de víbora para evitar complicaciones

Cuando te muerde una víbora debes acudir a Urgencias en menos de cinco horas. Los doctores realizan una primera exploración para observar si se ha inoculado veneno. Si se observa envenenamiento se produce el ingreso en camas, dentro de la Unidad de Hospitalización de Corta Estancia. Aquí pueden estar tres días ingresados. 

Si el accidente ofídico alcanza el grado dos se inocula el antídoto y se mantiene al paciente en observación. La salida del hospital no implica que todo acabó. Se hace un seguimiento personalizado y que «estamos disponibles para cualquier duda del paciente», explica López. 

Los efectos de la mordedura de víbora tardan en desaparecer. Lo normal es que el edema que produce el veneno se vaya en dos semanas aunque «depende de cada paciente: su edad, su complexión física, su peso... ». En algunos casos tarda más de 20 días o un mes en desaparecer el edema y en otros aún queda un dolor crónico residual.