«El juego es la herramienta por excelencia para un aprendizaje integrado»
La experta en Neurociencia Maria Ligioiz, protagonista ayer del Teaming Day, cree que la gestión emocional es clave en el aula
El aprendizaje, pero el bueno, el integrado y no superficial -es decir, de ese que se olvida a la primera de cambio-, ha de ser activo y participativo. Así lo defiende María Ligoiz, licenciada en Medicina y experta en Neurociencia, que ayer convirtió la nueva sesión del Teaming Day en una «inmersión en el cerebro».
Y en ese sentido, «el juego es la herramienta por excelencia» porque se trata de «un simulador, un medio fantástico de entrenamiento que además reúne diversión, buen ánimo cooperación y otros muchos elementos todos esenciales».
Considera esta especialista que, de hecho, «lo suyo sería jugar toda la vida, no solo de niños». «Es una pena que los adultos pensemos que es una tontería. Es ahí donde demostramos nuestra ignorancia sobre como funcionamos», añade. Combatirla, precisamente, es su objetivo y ayer lo demostraba en el escenario del salón de actos de la Fundación Círculo en la plaza de España.
Allí invitaba a los asistentes a cerrar los ojos e imaginar «un pequeño pájaro muy bonito, apoyado en la rama de un árbol que por el viento y la humedad se rompe. ¿Qué hace tú pájaro? Evidentemente vuela», se respondía a sí misma, para recordar que «a veces lo que queremos poner a nuestros alumnos y a nuestros hijos son muchas ramas que los sostengan, cuando lo fundamental es desarrollar las alas, sus propias alas, sus propias fortalezas».
Esa idea trazada de remate sobrevolaba una intervención que Ligoiz arrancó con una breve disertación sobre elementos que pueden determinar todo proceso de enseñanza: «La emociones son esenciales para un aprendizaje integrado a largo plazo y muchas veces no les damos importancia». Ahondaba al respecto en el impacto de un «buen estado de ánimo» en los neurotransmisores. «Mejora todas las funciones cognitivas y ejecutivas del cerebro, por lo que la gestión emocional es clave tanto en casa como en el aula», explicaba.
Escogía además tres de los 150 factores que influyen en el aprendizaje identificados por el profesor de la Universidad de Auckland John Hattie como especialmente relevantes: las expectativas de docentes y familia. «Si tenemos mentalidad de crecimiento y sabemos que podemos cambiar nuestro cerebro el resultado va a ser mucho más potente», señalaba, para recomendar, por ejemplo, «el simple hecho de no poner etiquetas» o «crear un ambiente que potencie la autonomía».
Sumó como segundo factor relevante «la cooperación entre el profesorado y también entre las familias y los docentes, que no haya dos bandos». Completa la terna «el autoconcepto y las expectativas del propio alumnado, si cree que vale o no vale». Atender estas claves propiciará «unas raíces fuertes», como las del bambú que tuvo también su momento de gloria: «Plantas una semilla de bambú y durante seis años riegas y no pasa nada, no aparece nada por encima de la tierra. ¿Qué ocurre? Pues que en ese tiempo echa una raíces tan poderosas para después, y ahí está la magia, en apenas seis semanas poder crecer hasta treinta metros de altura. Dedica pues tiempo a crear las bases suficientes para sostener luego toda su singularidad».