Un proyecto burgalés para acercar las emociones de la música a las personas sordas
Conchita García interpreta canciones en lengua de signos en su cuenta de Instagram @conbrujasilse. Ayer se celebró el Día Internacional de las Lenguas de Signos y la profesional pide a las administraciones que hagan accesible la cultura a las personas con discapacidad auditiva
Quien más y quien menos sabe lo que significa disfrutar de la música, de esa melodía que siempre que la escuchas te dan ganas de bailar o de esa letra que siempre te hace recordar a una persona o un momento especial de la vida. Esas sensaciones, sin embargo, no están al alcance de todos y hay quienes no han podido experimentarlas nunca.
En España hay algo más de un millón de personas sordas o con pérdida auditiva, según los datos de la Confederación Estatal de Personas Sordas. Si bien ya hay artistas que hacen de sus conciertos espacios accesibles para las personas sordas, la realidad es que «la cultura siguen siendo muy poco accesible para ellas». Así lo asegura Conchita García, intérprete de lengua de signos.
Esta burgalesa arrancó hace unos meses un proyecto personal en Instagram bajo el nombre @conbrujasilse con el que pretende acercar la música a las personas con discapacidad auditiva, interpretando en lengua de signos diversas canciones. «La música es muy importante en mi vida, siempre he sido muy melómana. Disfruto mucho yendo a conciertos y comprando discos y con este proyecto quiero transmitir la emoción que me hace sentir la música a las personas con discapacidad auditiva para que la puedan vivir igual que yo lo hago».
El proceso
Interpretar canciones en lengua de signos «lleva un largo proceso detrás», apunta García. Y es que «la interpretación de canciones es muy diferente a la de un discurso», apunta. En el caso de las música «tiene mucha importancia el cuerpo, la expresión facial, el movimiento, las luces, etc. Todo suma para transmitir las sensaciones de una forma visual».
Las canciones que escoge Conchita responden a su gustos personales. «Tras escucharla varias veces toca pasarla a una estructura de lengua de signos», explica García quien recuerda que «hay palabras que no tienen signo como tal si no que son conceptos». Conchita interpreta las canciones «al ritmo original», no con un retraso de segundos como puede ocurrir con un discurso, lo que dificulta la interpretación
Además hay canciones «con un sentido más poético o metafórico. y eso implica una investigación de los grupos y de los vídeos por si hay un hilo conductor que me ayude a interpretar lo mejor posible el tema». Después y antes de grabar «hay muchas horas de ensayo».
García avanza que ahora quiere empezar a incorporar a su cuenta de Instagram «algunas canciones infantiles, canciones pasadas que marcaron una parte de mi vida o pequeñas píldoras por ejemplo de estribillos para tener más contenido».
Conchita siempre ha estado sensibilizada con la discapacidad auditiva. Se licenció en Educación Especial donde su acercamiento a la que considera «la discapacidad invisible» se dio a través de una asignatura específica. Después se especializaría en Lengua de Signos, una formación de tres años, que completaría con el curso para ser intérprete oficial.
La falta de audición «necesita visibilidad» porque «es una de las discapacidades más invisibles», asegura García. «La sociedad necesita tomar conciencia a este respecto y si bien es cierto que poco a poco se van haciendo cosas, hace falta mucho más». Más aún en el ámbito cultural y «más aún ahora que queremos optar a ser Capital Europea de la Cultura». García señala en este sentido que «es necesario que las instituciones den un impulso a la accesibilidad en este sentido y más aún teniendo las entidades especializadas que hay en la ciudad».
En este sentido, para García «lo ideal sería que para todos estos eventos culturales, los promotores tuvieran presente a la hora de elaborar un proyecto una dotación presupuestaria para accesibilidad al igual que se ponen para otras partidas». Y es que «no se trata solo de hacer un evento accesible si no de cerciorarse que esa accesibilidad es de calidad y que cumple con su cometido».
Además de invisible la discapacidad auditiva «es muy variable» y es que «hay personas con sordera profunda, otras con audición parcial, quien tiene implante coclear, etc..». En este sentido, García apunta que «cada vez hay más sensibilización de cara a la sociedad». Los padres «son muy conscientes de las necesidades de sus hijos con discapacidad auditiva desde muy pronto y una vez ha pasado el shock de saber que su pequeño tiene problemas de audición». Añade García que también «hay una mejora brutal de las ayudas técnicas, un gran movimiento asociativo y más ayudas».
Además, los pequeños con pérdida de audición «acuden a colegios ordinarios» pero en el ámbito educativo «faltan recursos» y es «más que necesario que las administraciones pongan más de su parte para que los niños y adolescentes con discapacidad auditiva no pierdan ni una sola hora lectiva». García recuerda en este sentido que «muchos centros escolares solo cuentan con un intérprete para varios alumnos con falta de audición, que además no acuden al mismo curso, lo que complica su acceso a la información».
Y es que la realidad es que «faltan intérpretes de lengua de signos». Una falta de profesionales que complica el día a día de las personas sordas en cuestiones que son cotidianas y sencillas para el resto de personas.
«Si bien el perfil de persona sorda ha cambiado mucho a lo largo de los años sigue habiendo muchas personas que necesitan un interprete para por ejemplo ir al médico», apunta la profesional , quien señala que «la falta de intérpretes supone que se tengan que posponer citas médicas porque tienen que ir con otra a otra gestión o hay cosas que no podemos cubrir porque no somos intérpretes suficientes».