La mejor manera de despedir el veranillo de San Miguel en Burgos
Los Bailes de Tarde celebran su última sesión al aire libre en el parque Félix antes de protegerse del frío en espacios cerrados a partir de octubre
Con este tiempo, apetece cualquier cosa menos volver a casa. Da pena que anochezca antes porque el veranillo de San Miguel está haciendo honor a su nombre. Y qué menor manera de disfrutarlo al aire libre con los Bailes de Tarde promovidos desde el Ayuntamiento de Burgos. Se acabó la época estival, pero había que exprimir septiembre al máximo con una última sesión a la intemperie antes de que la programación se traslade a espacios cerrados a partir de octubre, que -guste o no- ya está a la vuelta de la esquina.
Lo mismo da que los Bailes de Tarde se celebren en el paseo de la Quinta, como el pasado mes de agosto, o en el parque Félix Rodríguez de la Fuente. Sólo faltó que los patos se sumaran a un sarao amenizado por la Orquesta Papamoscas, que optó por un repertorio de los años 80 para intentar atraer a un público más joven.
No surtió demasiado efecto el llamamiento a las nuevas generaciones y aquellas, algo más mayores, que se criaron con la música de una década que supuso y antes y un después en la historia sonora de España. Pese a ello, el parque Félix registró una más que aceptable afluencia de público. Gamonal siempre se apunta a un bombardeo y, dado el éxito de las convocatorias anteriores, muchos vecinos de otros barrios de la ciudad se desplazaron hasta allí para pasar una tarde de lo más estupenda.
Recién despedido el verano y con el otoño dando sus primeros pasos, los Bailes de Tarde se resguardarán del inevitable frío que -salvo sorpresa- amenaza con instalarse durante una larga temporada por estos lares. Aún se desconocen los enclaves, y no será fácil dar con ellos habida cuenta del poder de convocatoria de esta iniciativa. Habrá que tener en cuenta, eso sí, que cuanto más bajan las temperaturas menos apetece salir de casa. Todo lo contrario que este jueves y el pasado mes de agosto.
Lo importante, en cualquier caso, es que los asistentes disfrutan de lo lindo. También los más pequeños de la casa -pocos, pero los había-, quienes tienen la oportunidad de asistir a un encuentro intergeneracional que permite compartir cultura musical y pasos de baile entre risas y aplausos.