El otro destierro del Cid. Este es el eterno peregrinaje de los restos del héroe
Felipe II promovió su canonización. Dice la leyenda que, ya muerto, ganó batallas a lomos de Babieca. Enterrado en Valencia sus restos han vivido un auténtico periplo hasta descansar definitivamente en el Crucero de la Catedral de Burgos aunque incompletos
No llegó a ser santo, aunque Felipe II intentó su canonización, pero hay una devoción en torno a su figura, forjada bajo la espada y la táctica militar pero también bajo las letras y la cultura popular que ya es casi imposible discernir entre el héroe real y el caballero imaginario. Conocido por el destierro al que le sometió el rey Alfonso tras la Jura de Santa Gadea. Hay otro destierro que a el rey, que ascendió al trono de Castilla tras el asesinato de su hermano, le hubiera gustado saber cuándo, según la leyenda, le obligó a jurar en el candado de la puerta de Santa Gadea que no tuvo nada que ver con el asesinato de Sancho. Si es que eso ocurrió.
El Cid muere en Valencia. Su territorio conquistado. Allí se entierra en la Catedral. Pero, según dice la leyenda, siempre quiso morar hasta el fin de sus días en el Monasterio de San Pedro de Cardeña. El primer destierro es el de vuelta desde Valencia a Burgos. Ordenado por su mujer Jimena. Y a partir de ahí leyendas, reliquias en forma de hueso robadas de su tumba y hoy dispersas, y reliquias en forma de objetos. No obstante, es el único héroe del que se conserva la firma.
Catedral de Valencia
Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, muere el 10 de julio de 1099. Parece que murió de causas naturales en Valencia. Una ciudad recuperada por el héroe castellano pero asediada de manera constante por los almorávides. NO parece ser cierta la leyenda que dice que subieron su cuerpo una vez muerto y ganó una batalla. Pero es una más de las anécdotas que se envuelven entre la realidad nebulosa de los hechos sucedidos hace milenios y la bruma de las leyendas de aquellos cantares que se trasladaban de voz en voz. Lo que sí forjó fue la imagen de un héroe, venerado en Europa, al parecer tras el interés de los príncipes y soldados franceses cientos de años después. Entre las reliquias del caballero que no fue Santo, aunque Felipe II lo intentó, hay restos humanos, huesos, en ocasiones repetidos, pero también documentos y objetos. Y un legado único.
La firma del héroe.
Es el único caballero que dejó su firma estampada en un documento. Es una de las reliquias objetuales que nombra Alberto Montaner en ‘El culto a las reliquias. Interpretación, difusión y ritos’. Se trata de un documento en el que se ofrecen dos concesiones a la Catedral de Valencia por parte de Rodrigo Días de Vivar (ego ruderico) y Jimena.
¿Una carta del Cid en Salamanca?
Sí. Y mucho más une al Cid con la Catedral de Salamanca. Un diplomático se conserva en el Archivo de la Catedral de Salamanca, según Montaner, puesto que su destinatario se había trasladado a la diócesis de León. En la Catedral de Salamanca también se cree que se conserva un pequeño crucifico románico denominado el Cristo de las Batallas y la Cruz del Cid. Una reliquia objetual que también parecía encontrarse en San Pedro de Cardeña, del que da referencia Alfonso XI por escrito hablando de un escudo y una bandera. NO llegaron a hoy. Sí uno de los dos cofres con los que se cree que engañó a los judíos para poder costear el destierro. Un está en la Catedral de Burgos y otro en el Arco de Santa María.
Dando tumbos por San Pedro de Cardeña
En 1102 Jimena vuelve a Castilla y trae con ella los restos de su esposo. Vuelve la leyenda. Se dice que su cuerpo permaneció sentado, con su espada en la mano durante 10 años. Cuando su viuda fallece se entierran en San Pedro de Cardeña sus restos. En 1272 Alfonso X manda construir un sepulcro en piedra en el centro de la iglesia donde descansan. En 1447 se derriba la iglesia románica para construir una gótica al gusto de la época. Se movió el sepulcro y se separa al matrimonio. El en el lado derecho del altar sur, ella en el claustro. Y muchos lo consideran una ofensa. El condestable de Burgos y su concejo deciden apelar a Carlos I para buscar un lugar reseñable en el que los restos del que en buena hora nació descansaran en un lugar privilegiado.
700 años después, una sepultura a la altura del héroe
No será hasta 1736 cuando Felipe V mande construir la hermosa capilla lateral de San Sisebuto donde se levantan un sepulcro y descansan los restos del Cid y Jimena y huesos de parientes de Rodrigo Díaz de Vivar. Quizás de hay las réplicas de mil y un huesos que se dice que hay por toda Europa del Cid.
El expolio de las tropas y príncipes de Napoleón
En 1808, después de que los franceses ganaron la Batalla de Gamonal empezaron a arrasar con reliquias, objetos valiosos y tumbas de reyes y caballeros en busca de tesoros. En San Pedro de Cardeña el expolio fue casi total. Diez expoliadores de los restos del Cid y Jimena identificaron Leyre Barriocanal y Ana Fernández en su libro ‘Los huesos del Cid y Jimena. Expolios y destierros’. También identificaron los lugares donde las referencias escritas los ubican. La lista empieza con Soult que toma cabellos del Cid que no están localizados; Pierre Durand que toma trozos de ambos cráneos no localizados; Salm-Dyck se apropia de una mandíbula inferior, sin un diente, cráneo de parte de la oreja, esternón y fémur de Jimena que se localizaron en Sigmaeringen (Alemania).
Un expolio bajo el pincel
Un botín de estas características no pasó desapercibido para el barón Dominique Vivant-Denon que era un experto en arte y recorría los países conquistados por Napoleón. Su saqueo fue inmortalizado en un cuadro de Benjamin Zix que se reproduce en la portada del libro. Aunque hay referencias que dicen que es la reposición de sus restos. Como siempre el Cid entre la historia y la leyenda. Las Barriocanal y Fernández siguen la pista de los huesos hasta Polonia, Cracovia o Rusia.
La restitución, honor y gloria en El Espolón
El General Paul Thiébault quiso restituir al héroe humillado. Llegó tres meses después del saqueo, impresionado por la situación de la ciudad. Cuenta, según recoge el Blog del Archivo Municipal de Burgos, que vio huesos desperdigados y se los llevó a casa. Los guardó ajo su cama mientras se erigía un mausoleo acorde a su figura y se hacía ante los ojos de los ciudadanos para restaurar la confianza ante las tropas francesas. El lugar El Espolón a donde se depositan los restos del Cid en 1809 y se mantendrán hasta 1826. Cuando los franceses marcharon, los restos del héroe volvieron a Cardeña. En este traslado llega la confusión. Se eleva en acta que los esqueletos están prácticamente completos. ¿Un nuevo diplomático falso de San Pedro de Cardeña?
Desamortización y nueva peregrinación al Ayuntamiento de Burgos
Nuevo destierro. La Desamortización de Mendizabal deja el Monasterio de Cardeña casi vacío. Los restos del héroe castellano y su esposa se vuelven a mover. Los restos vuelven a la ciudad en 1842. La exposición pública era demasiado realista. Algo así como un Ikea de las reliquias donde quien podía, cogía algún resto.
¿El descanso del guerrero? Tumba catedral
Los intelectuales exigieron respeto y decoro en la conservación de los restos y en 1921 se decidió su traslado, casi definitivo, a la Catedral de Burgos. En el crucero y bajo el bello cimborrio. Un lugar acorde con la importancia del héroe castellano.
El Cid no estaba tan completo
Las actas de médicos también fueron falsas en los últimos traslados porque fueron apareciendo restos con el paso de los años. Desde 1968 un fragmento del cráneo se conserva en la Real Academia Española. Llegó por mediación de Camilo José Cela quien solicitó a la concesa Thora Darnell-Hamilton, descendiente de M. Labensky que los había recibido del barón de Lamardelle (uno de los soldados de Napoleón que saquearon su tumba.
¿Por qué hay restos en la sala de Poridad del Arco de Santa María?
Antes de que Camilo José Cela tuviera constancia del cráneo que entregó a la Real Academia ante un emocionado Menéndez Pidal, hubo otras pistas que hablaban que la tumba del Cid no estaba tan completa. El cirujano que realizó las exhumaciones del siglo XIX entre Cardeña y el Ayuntamiento no pudo evitar la tentación. Se llevó a casa un pequeño hueso del brazo del Cid. No sería hasta un siglo después, en 1934, que sus descendientes lo entregaron al Ayuntamiento de Burgos. La tumba de la Catedral llevaba ya 13 años sellada, se pensó que no era momento de remover el sepulcro y los restos se trasladaron al Arco de Santa María. En la Sala de la Poridad.
Sala de la Poridad, los secretos del cid
Esta sala es conocida como la de las reuniones secretas del antiguo concejo de Burgos. Allí se conservan, y se puede visitar, el hueso pero, también, uan re´plica de la espada Tizona, un escudo y un cuadro de Marceliano Santamaría del héroe cansado, tras tanta batalla, y abrazado por su mujer.
Burgos, Polonia, República Checa y Rusia
Según la investigación realizada por Leyre Barriocanal y Ana Fernández, también se han localizado restos que han vivido su propio destierro. De las manos de los soldados y señores de la guerra de Napoleón a la república Checa (un fragmento del cráneo del Cid y un trozo del Fémur de Jimena se encontraban entre el gabinete de curiosidades del canciller Matternich en el castillo de Kynzvart y desde 1970 en el Museo de Bertrand de Châteauroux); en Polonia (la princesa Cczartoryska tiene dos copas lujosas que dicen contener las cenizas del Cid y Jimena en el Palacio de Pulawy); y Rusia (el general ruso Löwestern se llevó el maletín de Salm-Cyck donde encontró un sobre el cráneo del Cid y dibujos de la tumba y los huesos que dice que conservó).