San Millán de la Cogolla, patrón olvidado de Castilla, se reivindica en las calles de Burgos

El devenir de la historia es imprevisible. Ensalza o borra de la memoria a figuras que en su momento gozaron de enorme reconocimiento. Es el caso de San Millán de la Cogolla, patrón olvidado de Castilla y Navarra y también copatrón de España hasta la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II. Muy poca gente lo sabe, tanto en esta tierra como en el resto del país. Sin embargo, hay un grupo de personas en Burgos dispuestas a reivindicar, en la medida de lo posible, la «relevancia» del «equivalente en la Edad Media a Santiago o a San Froilán en León». 

Con este empeño, la Peña Rincón de Castilla lleva unos cuantos años saliendo a la calle para poner en valor la figura de San Millán. De manera «un poco informal» hasta ahora. Porque este sábado, en la víspera de la festividad del patrón castellano, el Grupo de Fajas y Corpiños ha querido poner toda la carne en el asador recorriendo el casco histórico de la ciudad en colaboración con el Grupo Tradicional Gavilla, La Farra, Blusas de San Esteban, la Hermandad de Peñas y la Federación de Blusas. Una jira en toda regla, con música de fondo, para generar arraigo y memoria colectiva entre los burgaleses. 

Ni siquiera la lluvia ha impedido que San Millán fuese venerado por el casco histórico de Burgos con parada incluida a los pies de la Catedral. Tal y como relata Rodrigo Ibeas, presidente del Grupo de Fajas y Corpiños y miembro de la junta directiva de Rincón de Castilla, el hecho de que Santiago se convirtiese en único patrón de España le confirió un «protagonismo institucional» que permanece vigente hasta nuestros días. 

Castilla siguió reivindicando durante siglos el legado de su patrón «en varios ayuntamientos o concejos como el de Ávila», pero con el paso del tiempo «se fue perdiendo paulatinamente». Sea como fuere, la intención de esta jira y de otros actos que puedan desarrollarse a posteriori es recordar el papel crucial que jugó San Millán, desde el campo de batalla, durante la Reconquista.   

De regreso a la peña para celebrar una comida de hermandad en la que también participan autoridades locales, San Millán puede sentirse muy orgulloso del esfuerzo colectivo de quienes han aprovechado las horas del vermú para difundir una historia que rara vez se cuenta. La idea, de aquí en adelante, sería ampliar este homenaje con «algún acto más». Pero «más vale empezar poco a poco», abarcar lo justo de primeras y ampliar horizontes, como bien dice Ibeas. 

De cara al año que viene, eso sí, ya se plantea la posibilidad de celebrar una «misa solemne» en honor de aquel eremita al que todo el mundo conoce por dar nombre a uno de los municipios más famosos de La Rioja.