Atapuerca
Los investigadores de Atapuerca, a punto de cerrar la publicación sobre Pink
Faltan datos sobre la datación para remitir el contenido del artículo sobre el abuelo de Europa que aspira a ser portada histórica
El Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) ultima la redacción de un artículo que dará mucho que hablar. Se trata de la presentación, ante la comunidad científica y con todos los datos de morfología, datación y contextualización con restos de fauna e industria, de la cara del abuelo de Europa. Se trata de Pink que aspira a envejecer un poco más la presencia de los primeros homínidos en el continente. Un estudio singular que apunta una nueva portada en una revista científica de alto impacto.
«No hay ningún problema tenemos claro qué contar solo que nos falta finalizar la parte de la datación que se ha ido retrasando», explica el codirector de las excavaciones de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro. Si en la presentación de los artículos de Homo antecessor en el 97 era la incredulidad ante un equipo joven e inexperto que nombraba una nueva especie, como cuenta Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell en su nuevo libro ‘Homo antecessor’, la causa del retraso, en esta ocasión es «una cuestión organizativa nuestra», explica.
De esta manera la cara del primer europeo, con más de 1,4 millones de años porque es el último nivel datado en el yacimiento donde apareció (Sima del Elefante) se ha sometido a cuatro grupos de datación diferentes. Tres están en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) y un equipo de la Universidad de Adelaida. Las técnicas que se aplicarán para poner una edad más concreta al primer europeo son núclidos cosmogénicos, luminiscencia, resonancia paramagnética electrónica en dos superficies: granos de cuarzo y fósiles.
El objetivo es afinar en lo máximo posible la fecha del fósil para ratificar lo que se sospecha. Que es el resto más antiguo localizado en un yacimiento del continente europeo. Hasta ahora lo más antiguo es un diente infantil obtenido en el yacimiento de Orce con 1,4 millones de años. Unos pocos más que la mandíbula Homo sp, obtenida en el mismo yacimiento de Atapuerca que Pink, en 2007 con 1,2 millones de años. Antes, en los 90, fue el propio Homo antecessor quien ostentaba este título.
La importancia de Atapuerca en el árbol genealógico europeo queda claro puesto que tres de las cuatro últimas opciones al título de primer europeo parten de este rincón burgalés. Aunque, tras cuatro décadas de trabajo y tras armar un equipo multidisciplinar de investigadores, estos ritmos de publicación, de presentación a la comunidad científica, se han acortado.
«Con antecessor publicamos tres artículos previos en el 95, en Science, pero ya lo describimos como especie en el 97 y paso el corte de los revisores, que son muy duros, se desconfiaba, España no tenía tradición en paleontología y vinieron a España a Atapuerca a conocerlo, otros renegaron hasta las proteínas de 2020», recuerda Bermúdez de Castro.
Con Homo sp, pieza que apareció en 2007 por encima del nivel en el que se ha recuperado la cara de Pink, se logró la portada en Nature. «La mandíbula apenas pasaron siete meses para ser portada y esta vez es que se demora el artículo por un tema organizativo nuestro del equipo entre circunstancias personales y que se trabaja en muchos yacimientos, porque son equipos de referencia, se nos está retrasando un poco», concluye el codirector de Atapuerca.
Reconoce que «aunque no hay la misma prisa que con Antecessor que el proyecto necesitaba impulso, sí queremos empujar para publicarlo cuanto antes porque, además, hay expectación». Pink, como recordaban los codirectores este verano, aspira a ser portada de una revista científica de alto impacto. Apuntaban que «es uno de los hallazgos mas interesantes de Atapuerca en 45 años por su antigüedad». También recordaban como «ha sido un milagro que se hayan conservado fósiles tan finos como los de la cara».