Buscan nueva ubicación para una de las dos jaulas de cría de halcones peregrinos

Con Castor y Oscar de vuelta en la ciudad, meses después de que se abrieran las jaulas en las que se criaron junto con sus cinco 'hermanos', toca hacer balance del primer año de implantación del proyecto de reintroducción del halcón peregrino en la ciudad y, por extensión, mejorar aquellas cuestiones que en la práctica se han considerado poco eficaces.

Visto el resultado inicial los cambios a introducir serán pocos. Preguntado por ello, el técnico municipal responsable de la iniciativa, Roberto Milara, solo se refirió a la necesidad de reubicar una de las dos jaulas de cría, la que en esta primera experiencia se instaló en la torre del Monasterio de San Juan. Las dificultades para acceder periódicamente durante las semanas iniciales para procurar alimento a los polluelos motivan la búsqueda de un espacio alternativo aún por concretar. 

Sí se mantendrá no obstante el emplazamiento sobre la cubierta del Museo de la Evolución Humana (MEH). Aunque en este caso la apertura de la jaula coincide con las fiestas de San Pedro y San Pablo, lo que genera algún problema en esa toma de contacto de los halcones con el entorno, "por lo demás ha funcionado muy bien". 

Hasta ahí las novedades. Y es que el balance es tan positivo que la apuesta es mantener el proyecto a la espera de los resultados deseados, que, tras el satisfactorio comienzo, según ha subrayado el edil de Medio Ambiente, Carlos Niño, llegarán. Cabe recordar que cada año de los cinco que se prolongará la iniciativa, hasta 2027, se criarán seis pollos con el objetivo de que se acostumbren a la imagen y el paisaje de la ciudad y la identifiquen como su casa. La meta: consolidar tres parejas en este periodo.

De momento, de los siete que emprendían el vuelo en junio (con apenas 30 o 35 días de vida, anilladas y equipadas con GPS) han sobrevivido tres. La mortalidad ronda, pues, un 50% que mejora la media. Y es que esta ave suele ser víctima en su juventud, máxime en entornos urbanos, de innumerables peligros, tales como electrocuciones, colisiones o disparos, además de presa de sus depredadores naturales.

Estas de hecho son las causas de la drástica reducción de la población en la provincia y de su desaparición en la capital burgalesa donde el último nido del que se tuvo constancia, ubicado en la Catedral, data de 1983. "Desde entonces han llegado halcones para cazar pero no se han quedado para reproducirse, precisaba Milara. Y esta es la tendencia que Hacking Burgos -proyecto ejecutado por la empresa Athisa Medio Ambiente- se ha propuesto modificar mediante este método específico de cría en cautividad, en la que los polluelos nacen y crecen con vistas a la ciudad, para identificarla como su medio natural. 

El objetivo secundario de la iniciativa, añadía Milara, es el control de la población de palomas. Si los halcones se asientan será fácil alcanzarlo y, de paso, lograr ese saneamiento anhelado "pues primero atacan a los ejemplares débiles, viejos o enfermos".

De mantenerse las cifras de supervivencia actuales en las próximas ediciones, incluso aunque cayeran al 30%, Burgos recuperará la pequeña población de halcones peregrinos que persigue. Y Oscar y Castor, con su hermana Pilar en Palencia y Teresa, Amaya, Forest y Pólux -los polluelos 'caídos'- en la memoria, habrán sido los fundadores de la misma. "Es pronto, no obstante, para tener garantías. En estos proyectos la incertidumbre es elevada y por eso es necesario trabajar a medio y largo plazo", recuerda el técnico del Ayuntamiento. Hasta 2027 hay tiempo.

Los detalles de la puesta en marcha de esta experiencia protagonizan una charla que tendrá lugar el martes 28 de noviembre a las 20.15 horas en el salón de actos del MEH.