FAE reclama más psicólogos en la sanidad pública para atajar la escalada de bajas

El incremento imparable de las bajas laborales por incapacidad temporal (IT) por contingencias comunes (es decir, las que no son fruto de accidentes de trabajo) preocupa mucho a la patronal. Los datos avalan una inquietud que, sin ser novedad, ha motivado la búsqueda urgente de soluciones para atajar una escalada que, según ha precisado el presidente de la Federación de Asociaciones de Empresarios de Burgos (FAE), Miguel Ángel Benavente, «socava la competitividad» de las firmas locales en todos los ámbitos.

Tal es el temor que ya el año pasado, en el marco del convenio de colaboración suscrito con la Fundación del Colegio de Médicos de Burgos (COMBU), FAE solicitó la elaboración de un estudio sobre el proceso de la Incapacidad Temporal en el conjunto de la provincia. Los datos extraídos, si bien se remontan a los años previos a la pandemia -para evitar el sesgo que el impacto de esta tendría en los ejercicios posteriores-, han servido para realizar una foto fija de las principales causas y el perfil de los afectados.

Así, a tenor de los resultados obtenidos la patronal ha definido tres propuestas que, a su juicio, podrían solventar un problema que no solo repercute en el funcionamiento de las empresas, sino que «supone un coste importante para el Gobierno». En este sentido, el vicepresidente de FAE, Íñigo Llarena, detalló que elevarán a la CEOE una petición formal para que se reivindique la ampliación de la plantilla de psicólogos del sistema público de salud. También reclamarán la asunción por parte de las mutuas de pruebas diagnósticas y tratamientos de rehabilitación, lo que ayudaría a desatascar los servicios públicos. «Beneficiaría a todos», aseveró Barriocanal.

El estudio realizado no profundiza en las causas del incremento de bajas, tanto en cuantía total como en tiempo de duración, pero sus impulsores entienden que la falta de profesionales en Atención Primaria -responsables principales del seguimiento de las IT- podría ser uno de «los múltiples factores» que alimentan el escenario actual. Por su parte, Ángel Matía, de la junta directiva del Colegio de Médicos, aunque defendía que estos facultativos deben mantener su papel en el proceso, admitía también la posibilidad de derivar determinadas pruebas a las mutuas para agilizar el diagnóstico, posterior tratamiento y, en definitiva, la recuperación del paciente.

La exigencia de aumentar la platilla de psicólogos por parte de la patronal responde a la constatación del auge llamativo de las bajas por patologías psiquiátricas, las terceras en la lista por número tanto en 2018 como en 2019, solo superadas por enfermedades infecciosas -bien respiratorias, bien gástricas- y dolencias osteomusculares. 

Así lo evidencia el mencionado estudio presentado ayer, sobre el que Matía detalló que la clasificación «concuerda con lo que conocíamos», para recordar que la duración de la IT determina su impacto, lo que hace que las vinculadas a procesos infecciosos, pese a ser las más numerosas, se consideren ‘menores’ por extenderse apenas de uno a cuatro días.

Uno de los datos más llamativos que refleja el informe es la alta prevalencia de comorbilidad (coexistencia de varias patologías o trastornos) psiquiátrica en términos generales, que casi duplica la media nacional, al registrarse en un 29,1% de los casos frente al 16,9% del conjunto del país. De ahí, precisamente, la llamada a fortalecer la atención a la salud mental, erosionada «claramente» por la pandemia, a juicio del presidente de la organización médica, Joaquín Fernández Valderrama, hecho que en parte explicaría el alza sin precedentes de las IT en global y de las motivadas por problemas psiquiátricos en particular.

Al hilo, Llarena esbozó la evolución registrada por la estadística provincial en los últimos tres años y medio, al comparar los datos de cierre de 2019 y los de la primera mitad de 2023. «La comparativa provoca que salten las alarmas», indicaba. En concreto, el número de nuevas bajas mensuales por cada mil trabajadores ha pasado de 25 a 32 en el periodo señalado, lo que supone un aumento del 30%. Todavía más crece la prevalencia, es decir, la suma de casos ‘activos’: de 32 a 45, un alza del 45%.  

Con todo, quizá el auge más llamativo -que a su vez muestra que los procedimientos se están alargando, en consonancia con lo que percibe el grueso de los empresarios- es el del número de expedientes de IT pendientes de resolución. «A finales de 2019 eran unos 4.000 y el primer semestre del año en marcha culminó con 7.200. Hay un aumento del 80%», subrayaba Llarena. En todos los casos, tanto en el número de bajas como en la duración de las mismas los datos de Burgos superan a los del resto de zonas de la región.

De vuelta al informe elaborado en colaboración con el COMBU, Matía explicó que el ámbito mayoritario de las IT analizadas por los 116 médicos de Atención Primaria que participaban en la investigación es privado (85,4%), con la industria manufacturera en cabeza, con un 24,4% del total. Le siguen las actividades sanitarias y de servicios sociales (11,4%), las actividades de construcción (9%), el comercio al por mayor y por menor (8,8%) y la hostelería (6%), «lo que concuerda con el tejido empresarial de la provincia».

Respecto al perfil de los afectados, la edad media supera los 43 años y el tramo más frecuente es el de 36 a 45. Especialmente significativa es la presencia de sobrepreso (32,7%) y obesidad (29,9%), así como del tabaquismo, pues el 33,1% son fumadores. Superan ampliamente estos datos los indicadores nacionales. Por sexo, los hombres tienen más hipertensión y cardiopatía isquémica y las mujeres, neoplasias y depresión o ansiedad.

En ambos ejercicios estudiados las duraciones reales de las bajas superan a las estimadas por los facultativos a priori.