Esencia brasileña en Burgos. Nuevos aires para La Cantina de Cardeñajimeno

Como suele ocurrir con las mejores experiencias de la vida, esta también surgió de la locura y el atrevimiento. De momento solo han transcurrido tres meses pero Lucas Wagner y Rafa Giglio ya se sienten como en casa en La Cantina de Cardeñajimeno. Estos brasileños de nacimiento y burgaleses de adopción decidieron lanzarse a la piscina y participar en el concurso municipal que el Ayuntamiento de la localidad lanzó para hacerse cargo del espacio hostelero.

«Un día me llamó Lucas contándome que la concesión del espacio había salido a concurso y que por qué no nos animábamos a presentarnos», explica Rafa. «Yo pensaba que estaba loco pero aquí estamos», afirma entre risas. Y es que desde el pasado mes de septiembre, estos amigos o ‘irmaos’ (hermanos en portugués) regentan el local hostelero con muchas ganas y un toque brasileño.

El hecho de tener familia viviendo en la localidad fue un incentivo para lanzarse a la aventura y finalmente se hicieron con la concesión al ser la única oferta presentada. Una aventura que , afirman, «no sería posible sin el apoyo de nuestras parejas», asevera Lucas.

Rafa no es nuevo en esto de la hostelería. Durante años ha trabajado como cocinero en restaurantes especializados en comida japonesa fusionada con mexicana y brasileña y en comida tradicional española entre Madrid e Ibiza. «Pero la barra es una cosa distinta», señala y asegura que «seguimos haciéndonos con ella».

Por su parte, Lucas es un reconocido fotógrafo especializado en bodas y compagina ambos trabajos. «Nada que ver con la hostelería», afirma entre risas. Sin embargo siempre se ha sentid atraído «por este mundillo» y quiso lanzarse a la aventura junto «al mejor socio que podía tener».

Cuando se hicieron con las llaves del local, ambos tenían claro que querían «darle un toque distinto al espacio», apunta Lucas. Así, hicieron unos pequeños arreglos y pusieron su toque personal en la decoración y el 8 de septiembre, en plenas fiestas de Cardeñajimeno y coincidiendo con el cumpleaños de Rafa, abrieron las puertas de la cantina.

«Tuvimos un recibimiento brutal», recuerda feliz Lucas. Para la reapertura, contaron con la música en directo del grupo cubano D’Nivel. «Son grandes amigos y creíamos que nadie que mejor que ellos para la inauguración. Fue todo un acierto, la gente disfrutó muchísimo y nosotros aún más», explica Wagner. Y es que la cantina está ubicada junto a una plaza recién rehabilitada, «con mucho espacio» y «perfecta para llevar a cabo este tipo de iniciativas con el visto bueno del Ayunamiento».

De hecho aquella sería la primera actuación musical de otras que vinieron semanas después y en las que han participado artistas como Bienmesabe Flamenco, DJ Thomas, Daniel Guantes y DJ Josele. Además «hemos hecho algunas fiestas temáticas como una dedicada a los años ochenta», apunta Lucas, quien avanza que el próximo 7 de diciembre tendrá lugar otra con temática ‘fiesta del pijama’.

En cuanto a la oferta gastronómica, los amigos han decidido que «haya propuestas para todos los gustos». Así las cosas, se pueden encontrar los típicos pinchos tradicionales de cualquier barra burgalesa con las brava de Ione de la cabeza. «Llevan una salsa riquísima receta de mi madre que a la gente le encanta», relata Lucas quien añade que ella también es la encargada de «las ricas tartas y bizcochos que se pueden disfrutar en la cantina».

Para los más jóvenes, han preparado una oferta de hamburguesas y pizzas hechas con queso catupiry, un queso cremoso muy popular en Brasil y que «está sorprendiendo a nuestros clientes». Los clientes de la cantina también pueden disfrutar de la cachaça, la bebida alcohólica destilada más importante de Brasil. «Queremos ofrecer cosas distintas y que no sea la típica cantina», apunta Lucas, quien recuerda, eso sí , que «las tardes de cartas no pueden faltar».

Acogida

Si de algo se sienten especialmente orgullosos estos amigos y socios es de la «gran acogida que hemos tenido en el pueblo porque además el bar cumple un papel muy importante como espacio de encuentro y de socialización para los vecinos». «Nos sentimos como en familia», apunta Rafa, quien asegura que pasar de vivir en lugares como Madrid e Ibiza a un pueblo de Burgos ha sido muy positivo para su familia.

«Mi mujer es burgalesa y tenemos familia aquí. Yo soy muy feliz en el pueblo disfrutando de paseos por la naturaleza con mi mujer, m hijo y mi perro, con el trabajo a un paso de casa y haciendo algo que me gusta», señala. Lucas, que lleva ya muchos años en Burgos, comparte las sensaciones de su socio y amigo.

El mes de diciembre «será muy intenso por la fiestas», pero la cantina hará un parón a partir del 22 de enero para «hacer una pequeña reforma en el local», avanza Lucas, que anima a «todos los burgaleses» a «hacernos una visita».