El Correo de Burgos

«Discapacidad invisible» y déficit de plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida

La ratio contemplada en la normativa estatal y autonómica no se cumple y se acentúa sobre todo en la zona centro. Cocemfe Burgos solicita al Ayuntamiento que actúe en Reyes Católicos

Al sur del río Vena, en Reyes Católicos, solo hay una plaza de aparcamiento para personas con movilidad reducida.

Al sur del río Vena, en Reyes Católicos, solo hay una plaza de aparcamiento para personas con movilidad reducida.SANTI OTERO

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«No lo empiezas a ver hasta que te toca». Triste pero cierto. Las personas con movilidad reducida afrontan una auténtica odisea cada vez que cogen el coche en Burgos. No cuando circulan, pero sí a la hora de encontrar plazas de aparcamiento adaptadas a sus necesidades en determinadas zonas de la ciudad. Las más concurridas, por lo general, presentan un importante déficit que incumple la ratio fijada tanto a nivel estatal como autonómico: una por cada 40

Antonio sufre lo que él mismo denomina «discapacidad invisible». No se encuentra postrado en una silla de ruedas, pero desde hace tres años padece problemas de movilidad que le obligan a conducir mucho más que antaño. «Casi siempre nos tenemos que estar moviendo con el coche», relata mientras pone de manifiesto la escasez de plazas adaptadas. Sobre todo en el centro, tirando hacia el casco histórico, aunque tampoco pasa por alto el «sangrante» caso de la avenida Reyes Católicos

El diseño del carril bici de Reyes Católicos no tuvo en cuenta el espacio necesario para las personas con movilidad reducida.

El diseño del carril bici de Reyes Católicos no tuvo en cuenta el espacio necesario para las personas con movilidad reducida.SANTI OTERO

No le falta razón a este burgalés cuando alude a Reyes Católicos. Al sur del río Vena tan solo hay una plaza para personas con movilidad reducida, concretamente a la altura del número 22 que confluye con la calle Santo Domingo de Silos. Al otro lado: dos frente a los juzgados -lo exige la ley-, un par más en el 41, una en el 27 y otra en el 11. En total, siete plazas para una vía de gran afluencia tanto de vehículos como de transeúntes por el elevado número de negocios, oficinas y servicios que acoge. 

Brillan por su ausencia las zonas de estacionamiento para personas con discapacidad en el tramo paralelo al nuevo carril bici, proyectado por el anterior equipo de Gobierno, que conllevó la eliminación de 130 plazas. El problema, con la normativa en la mano, es que no bastaría con una mano de pintura y la pertinente señal. Dado que los vehículos aparcan ahora en línea, cada plaza debería contar con una dimensión mínima de 5 metros de largo por 2,20 de ancho y una zona libre de obstáculos para aproximación y transferencia posterior. Aparte, tampoco se respeta la distancia necesaria con la ciclovía. 

Si ya existía malestar antes de las obras, la instalación del carril bici avivó las quejas de las personas con movilidad reducida tras comprobar que no se habían tenido en cuenta sus demandas. Por su parte, la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad de Burgos y Provincia (Cocemfe Burgos) ha remitido un escrito al Ayuntamiento poniendo de relieve la necesidad de habilitar un mayor número de plazas en Reyes Católicos para paliar un déficit que salta a la vista. De momento, la entidad no ha recibido respuesta. 

Cierto es que en las áreas residenciales de nueva -o relativamente reciente- construcción la norma se cumple en mayor medida. No en vano, resulta evidente que dichas zonas no presentan tantos problemas a la hora de aparcar. Sea como fuere, el mapa de accesibilidad del Ayuntamiento de Burgos recoge un total de 256 plazas reservadas para ciudadanos con movilidad reducida. Algunas dobles, eso sí, por lo que el número sería aún mayor. Además, no se aparecen todas las que hay habilitadas en la actualidad, como la que se sitúa en el número 18 de la calle Farmacéutico Obdulio Fernández

Más allá de la escasez de aparcamientos adaptados, Antonio considera que la Policía Local debería poner más énfasis en sancionar a quienes estacionan en estas plazas pese a carecer de la correspondiente tarjeta que acredita algún tipo de discapacidad. «Más de una vez me he tenido que enfrentar a ellos», advierte Antonio aludiendo a esos conductores que se saltan a la torera una normativa expresamente diseñada para favorecer la accesibilidad de quienes padecen problemas de movilidad. Por lo general, el infractor de turno hace caso omiso al reproche y sigue a lo suyo como si nada. 

Visto lo visto, Antonio cruza los dedos cada vez que tiene que desplazarse hasta el centro para hacer alguna gestión. Suele aparcar en el Museo de la Evolución Humana (MEH) y también prueba suerte en la calle Miranda. Antes se dirigía directamente a la plaza de Santa Teresa para ver si se encontraba la única plaza disponible -también está la del centro de salud de Santa Clara, justo en en el otro extremo-, pero todo cambió tras la instalación de dos puntos de carga para vehículos eléctricos. Lo que le llama la atención, por citar un par de ejemplos, es que la calle San Pablo carezca de estacionamientos y que haya tan pocos, y tan mal repartidos, en la calle Madrid

A modo de sugerencia, Antonio aplaude el mensaje que ha visto en las señales de varias zonas reservadas para personas con movilidad reducida en Valladolid. Ponte en mi lugar, no en mi plaza. Una reflexión con la que no puede estar más de acuerdo y que no duda en reivindicar para que los burgaleses tomen conciencia de que aparcar no debería ser una odisea para quienes tienen dificultades para desplazarse por la ciudad.

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