Devoción por lo único
Burgos no falla y ha respondido como suele, con una calurosa acogida, al Mercado Navideño de Oficios Artesanos que ofrece productos singulares para disfrutar y regalar hasta el 5 de enero
Burgos siempre responde, no falla. Bien lo saben los promotores del tradicional Mercado Navideño de Oficios Artesanos, tras 26 ediciones de comprobación empírica, y lo disfrutan sus participantes, repetidores o primerizos, locales y visitantes, satisfechos todos con la calurosa acogida que la ciudad les brinda, ideal, por cierto, para combatir los rigores del clima. Desde la inauguración hace ya diez días «ha habido bastante gente, incluso con mal tiempo la afluencia de público ha sido buena», relata con patente alegría Silvia Torrente, vicepresidenta del Colectivo de Artesanos de Burgos, organización responsable de la cita.
Tampoco las jornadas festivas han supuesto perjuicio alguno, pues al visitante burgalés le ha suplido con creces, gusto y sorpresa el foráneo nacional o internacional. Y es que por ubicación, aspecto y oferta, el propio mercado se erige en un atractivo navideño más de la capital burgalesa. «El Espolón está precioso con sus árboles decorados y todo el mundo pasea por la zona», indica Torrente, para dejar claro que, si por ellos fuera, «nos quedaríamos siempre en este lugar». Lanzado queda así el guante a quien quiera y deba recogerlo. Cabe recordar que antes del actual emplazamiento la feria ha pasado en estas más de dos décadas de vida por la Plaza España y la del Rey San Fernando. Siempre, eso sí, con buenos resultados.
Porque la devoción de los burgaleses por lo singular es tal que los artesanos que recalan habitualmente en este mercado (hay otros que rotan, incluso algunos, no siempre los mismos, claro está, se quedan fuera dado el elevado número de solicitudes) ya tienen su clientela fija. Buena parte de los encargos descansarán después bajo el árbol navideño de no pocos hogares, pues la cita incluye hilo directo con Papa Noel y los Reyes Magos, he ahí la ‘gracia’ de las fechas.
Por si algún despistado se escapa de tal tendencia, el colectivo se encarga de recordar las bondades de asomarse puesto a puesto -hasta 38, seis de ellos ‘nuevos’- y dejarse llevar por las piezas únicas que aguardan su turno. Así, «conocer a la persona que crea lo que compras -sean joyas de materiales diversos, gorros de lana, dulces, pañuelos, sacos de calor, velas, prendas de cuero, objetos de decoración o embutidos-, consumir cultura y tradición, apostar por la calidad y contribuir a la economía circular y territorial más sostenible» son algunas de las ventajas añadidas de una cita imprescindible que, con sus guirnaldas y bajo un manto de luces, enriquece esta época año tras año. En esta ocasión, hasta el 5 de enero.