De cien para arriba
El Ayuntamiento cumple con la tradición de homenajear a los burgaleses con el siglo cumplido y reúne a más de una treintena en el Salón Rojo, que dado el aumento de la población que alcanza y supera tal edad, empieza a quedarse pequeño para acoger el evento
106 años después de ver la luz en Melgar de Yuso, Juana Pérez accede al Salón Rojo sin percatarse del pequeño revuelo que genera la llegada de la mayor del evento, proeza notable en un encuentro de centenarios. Lleva una chaqueta en tonos azules claros y gafas de sol y porta con elegancia las canas y arrugas propias de un siglo y pico de historia. Quizá por coqueta, de hecho, responde 26 cuando la preguntan la edad, para regocijo de los que atienden.
Lo cierto es que son un puñado más los que suma, 93 de ellos afincada en la capital burgalesa, en la que criaba a sus ocho hijos, que la dieron 18 nietos, 21 biznietos y hasta dos tataranietos. Con alguno de ellos acude cada año desde los 100 a tan emblemático espacio del Teatro Principal a dejarse querer por el Ayuntamiento junto a otros coetáneos en el tradicional homenaje a los paisanos más longevos.
Hasta los 104 llegaba a este destino desde su casa, en la que se manejaba con soltura pese a vivir en un cuarto sin ascensor, tal y como destaca la nieta con la que reside en la actualidad, que destaca la gran calidad de vida que ha acompañado a su abuela en tan extensa trayectoria. Denominador común, parece, de la treintena de protagonistas de la jornada.
Ejemplo son de ello también Primitiva Serna y Aurora García, nacidas en La Piedra y Atapuerca, respectivamente. A su siglo redondo -cumplido el 24 de noviembre y el 17 de septiembre, para más señas- no pueden ocultar la ilusión que las hace el reconocimiento municipal. Flanqueadas por parientes, coinciden en reconocer que "hasta ahora", subraya Serna por si acaso, de salud se encuentran bien y se muestran dispuestas ambas a "seguir tirando", pero "otros cien no, que son muchos". La clave de la longevidad parece clara para Primitiva. Apunten: "Comer bien y divertirse".
Parece que en Burgos abundan ambos hábitos, pues el colectivo de residentes en la ciudad de cien años para arriba crece notablemente año a año. De los 120 de 2022 se ha pasado a 145 este año. 35 aceptaban la invitación del Ayuntamiento y quedaba patente que el área de Mayores ha de pensar en un nuevo emplazamiento, pues el Salón Rojo se queda ya pequeño para acoger el evento.
A todos y cada uno de los homenajeados saludó con un apretón de manos la alcaldesa, Cristina Ayala, antes de iniciar un acto que, ya avisaba, iba a acabar cantando el cumpleaños feliz a Timoteo Alonso, que alcanzaba hoy los 103 y saludaba emocionado.
Ayala, el vicealcalde, Fernando Martínez-Acitores, la edil de Servicios Sociales, Andrea Ballesteros, y la concejal socialista Dolores Ovejero, se encargaron de repartir los presentes: un marco y la también tradicional manta, éxito garantizado.
La regidora municipal subrayaba en su intervención lo entrañable del encuentro y lo importante de una cita que, "en definitiva, quiere celebrar la vida". Destacaba la mayoría femenina y confesaba que firmaría por llegar a los tres dígitos "tan bien como les vemos". "Parece que la sociedad actual prima la juventud y resulta que es algo que se pasa con los años, cuando uno se da cuenta de todo lo que se aprende con el paso del tiempo", reflexionaba Ayala, para agradecer a los centenarios -"testigos en su larga historia de momentos muy complicados"- "lo mucho que todavía hoy nos enseñan y ayudan".