Tres iglesias de Burgos engrosan la lista roja de monumentos en riesgo de Hispania Nostra
Expoliados, vandalizados y a punto de colapsar: Así se encuentran los templos que puedes descubrir en la siguiente información
Abandonados, arruinados y sin ningún mantenimiento. Esta es la denuncia que realiza la asociación Hispania Nostra en relación con tres bienes patrimoniales de la provincia de Burgos, que acaba de incluir es su conocida 'Lista roja'.
No son los únicos porque con estos ya son 78 los monumentos de Burgos que se encuentran en serio riesgo de «desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores».
Los templos incluidos en el nuevo listado son: la iglesia de San Julián, en el Valle de Mena, la ermita de Santo Toribio, en Oña, y la iglesia de Santa Julita y San Quirico, en Villadiego, se encuentran en un estado de conservación deficiente.
Provincia
Piedrahíta de Muñó se incorpora a la Lista Roja de Hispania Nostra con dos inmuebles en peligro
Diego Santamaría
1.- Iglesia de San Julián, en Caniego (Valle de Mena)
La asociación Hispania Nostra desvela que la cubierta de la nave principal está visiblemente deteriorada y parte de ella colapsó. Es probable que lo que queda de la cubierta (unos 170 m²) colapse también si no se interviene, pues la bóveda muestra signos de haber cedido, por lo que se intuye que la estructura de la cubierta está comprometida.
El interior está en muy mal estado, lleno de vegetación, escombros y suciedad generalizada. Ha sido vandalizada, gran parte del retablo de madera de nogal se ha perdido, así como el púlpito, el altar, los bancos y otros elementos.
El campanario anexo muestra signos de deterioro y riesgo de derrumbe de la cubierta. Su escalera, a pesar de estar en mal estado, se encuentra funcional. El suelo no cuenta con estabilidad debido a filtraciones de agua, no hay puerta y las campanas fueron trasladadas.
Construida en un alto, denominado Las Viñas, se trata de un templo con una nave central de unos 265 m², una sacristía, un pórtico y un campanario anexo. Cuenta con un ábside con bóveda de crucería y, gracias a los restos del muro colindante con el campanario, se puede observar que el cuerpo de la nave contaba con bóveda de cañón. En su interior, entre los escombros, se encuentra la lápida de la sepultura con un escudo e inscripciones labradas en latín. Junto a la iglesia estaba ubicada la casa del cura.
En las inmediaciones también se encuentra el edificio que sirvió de escuela, las ruinas del antiguo ayuntamiento y unas trincheras, posiblemente de la última guerra carlista o de la Guerra Civil.
2.- Ermita de Santo Toribio, en Oña.
Esta es la descripción que aparece en la Lista Roja de Hispania Nostra de esta pequeña ermita. Aunque el edificio se mantiene en pie, incluida la cubierta, presenta numerosos problemas de humedades por filtraciones que están dañando las pinturas murales de la cúpula y los muros. La cubierta también se ha visto afectada por la vegetación.
La portada de madera es reciente, pero en la parte trasera de la ermita se ha creado un agujero para acceder. Además de todo ello, la ermita ha estado expuesta a diferentes actos de vandalismo y cuenta con una preocupante acumulación de residuos en su entorno.
Forma parte de un conjunto de tres ermitas que servían de cobijo y asistencia a los monjes del monasterio de San Salvador de Oña, ya fuera por un retiro prolongado de carácter espiritual o un momento de descanso puntual en sus paseos diarios por los terrenos del monasterio. Aunque la construcción de esta ermita se fecha entre los siglos XVI y XVII, la veneración hacia Santo Toribio en la región ya se documenta desde finales del siglo XIII.
Se encuentra ubicada en un punto estratégico desde el que se obtiene una perfecta panorámica del valle de Oña. Fue levantada en el límite de los terrenos del monasterio, a 1 km aproximadamente del mismo. Presenta una doble compartimentación, siendo la principal de forma cuadrangular, construida probablemente entre los siglos XVII y XVIII, cuando podría haber adquirido la ermita la advocación de Santo Toribio. Junto a esta encontramos una estructura más antigua, construida sobre un primitivo espacio rupestre, localizada en el área del testero.
Su construcción sigue principios similares a los de las otras ermitas vinculadas al monasterio, siendo realizada a partir de una combinación de sillería y mampostería y cubierta con una bóveda vaída, que se traduce al interior en forma cuadrada. Contaban igualmente todas ellas con un pórtico y reposaderos para descansar o cobijarse de la lluvia.
3.- Iglesia de Santa Julita y San Quirico, en Hormicedo, Villadiego.
Se encuentra en un estado de conservación deficiente. La cubierta está totalmente hundida. El ábside se halla cubierto de vegetación y tiene riesgo de colapso. La pila bautismal se sacó de la iglesia hace algunos años y pasó a presidir una plazuela en Villanueva de Puerta, de donde también ha desaparecido. Dispone a su vez de canecillos en el exterior y de una inscripción funeraria datada en 1129 o 1139 sobre la portada de la iglesia que, como ocurrió con la pila bautismal, corren riesgo de ser expoliados.
La iglesia, que fue construida en la Edad Media y reconstruida íntegramente en el siglo XVII, estaba bajo la advocación de Santa Leocadia y contaba con un cementerio cercano. El templo pertenece al actual despoblado de Hormicedo, que era un antiguo municipio de Castilla la Vieja, ubicado en el partido de Villadiego.
La primera mención que se tiene de esta localidad, aunque referencial, es en el año 978, en el documento fundacional del monasterio de los Santos Cosme y Damián de Covarrubias. Se van sucediendo menciones del mismo con el paso de los siglos, destacando su citación en 1318 como lugar perteneciente al monasterio de Las Huelgas de Burgos o al Hospital del Rey, en el que el rey Alfonso XI permite a ambas instituciones recaudar «pechos» y «pedidos».
Se trata de un templo medieval reconstruido en el siglo XVII, siguiendo los parámetros románicos originales, aunque reemplazando los materiales que se encontraban deteriorados por otros nuevos, hecho que se aprecia gracias a las marcas de talla de la piedra en las superficies de muchos de los sillares. Se encuentra a 10 kilómetros al norte de Villadiego, en un valle que cuenta con gran densidad de restos arqueológicos.
Está construido con sillería caliza y se compone de una planta de nave única, tres capillas nicho adosadas, espadaña y portada en el muro sur del templo. La portada sigue el esquema románico de arco de medio punto doblado aunque con impostas planas que advierten sobre su reconstrucción en el siglo XVI, que también presentan las dos troneras de medio punto de la espadaña.
Al final de la nave se encuentra la escalera de caracol, con sillares tallados a puntero. Cuenta con un ábside semicircular que está cubierto con bóveda de horno y con un pequeño presbiterio con bóveda de cañón y una ventana en el muro sur y, en el norte, se abre la puerta de la sacristía. En su exterior, el ábside cuenta con podio, con un único contrafuerte, que parece corresponder a la construcción original, y con canecillos decorados con formas geométricas, humanas y animales.