Colabora con Rubare: 2.000 farolillos para dar de beber a miles de personas
Proyecto Rubare-Fundación Kivu-Jambo confía en recaudar 8.000 euros para colocar otros cinco o seis grifos en puntos estratégicos de la isla y llegar a miles de personas
El Paseo de Atapuerca de Burgos acoge el sábado, a partir de las 18 horas, una suelta de farolillos con el objetivo de recaudar fondos que faciliten la llegada del agua potable a la población de la isla Idjwi, en la República Democrática del Congo, dentro del Lago Kivu. La iniciativa solidaria, que es la octava ocasión que se celebra, se acompaña de una exposición de traída de aguas en Businga, en esta zona tan deteriorada del planeta.
El presidente del Proyecto Rubare-Fundación Kivu-Jambo, Tomás Martínez, señala en declaraciones a Ical que los ciudadanos pueden adquirir farolillos en determinadas tiendas de Burgos a un precio de cuatro euros, con lo que confían en recaudar alrededor de 8.000 euros.
“La ciudad siempre ha respondido a esta llamada”, confió Martínez, quien puso sus esperanzas en este “lanzamiento al cielo de una ilusión, un deseo”.
Además, con cada farolillo se entregará un folleto explicativo en el que se relata a la población el trabajo de la oenegé. Actualmente, trabajan en en esta isla, dentro del lago Kivu, la segunda más grande del África interior, donde un 30 por ciento de la población “moría por problemas hídricos, porque el lago está contaminado de metales pesados, bacterias y mucho metano, y podría explotar”.
Hasta hace bien poco, la gente “utilizaba el agua que recogía de la lluvia, pero en la época seca no quedaba más remedio que beber del lago, y les dañaba los riñones y el organismo”.
“El agua es el problema de todo. Así nos han contrastado desde los hospitales. Pero la isla tiene montañas altas y hemos traído el agua desde diez kilómetros de distancia para la población de tres localidades”, comentó Martínez, quien mencionó, en este sentido, la subvención de la Junta para financiar una parte del proyecto, que permitió instalar 15 grifos en varios puntos estratégicos a los que la población se pudiera acercar. De hecho, hasta ahora, cuando no la tomaban del lago se “tenían que ir a ocho o diez kilómetros a por agua sana, que lo solían hacer los niños”.
Además de la ayuda de la Junta de Castilla y León, Proyecto Rubare-Fundación Kivu-Jambo aportó una cifra para alcanzar la veintena de estos grifos, porque “la población demanda más, ya que las casas están bastante dispersas porque cultivan en sus pequeñas huertas”.
El reto, ahora, es vender los 2.000 farolillos y con la cifra recaudada, llegar a otros cinco o seis grifos. Todo ello, procedente de un depósito de 50.000 litros de capacidad, situado en alto, nutrido con agua de la montaña, y que cae a las localidades por su propia gravedad.
El bloqueo de Ruanda
Por otro lado, Martínez hizo un llamamiento sobre lo que sucede en la ciudad de Goma, ciudad fronteriza con Ruanda, una zona que sufre una guerra continua por el interés en el coltán. Esta población está rodeada por campos de refugiados, con casi un millón de personas, con “una guerra de la que casi nadie habla, impulsada por Ruanda”.
“Este país no tiene coltán y lo trae del Congo. Como el Congo cortó este grifo, Ruanda lo ha invadido y la población ha huido a Goma”, advierte el presidente de la oenegé, quien recuerda que el grupo guerrillero M23 (surgido en 2012), financiado por el gobierno ruandés, “ha cerrado todas las rutas y la única opción de abastecer a esta ciudad es desde Ruanda o por el lago Kivu”.
Un grupo de salesianos, dirigido por el burgalés Domingo de la Hera, dirige uno de esos campos de refugiados, “mantenido casi al completo por donaciones burgaleses”. Ellos reparten allí lo que desde aquí se envía: una comida diaria a todos los niños, pero con garantías de que es nutritiva.