El Correo de Burgos

Mágicos encuentros como aperitivo

Emisarios y pajes de los tres Reyes Magos aguardan en el Salón Rojo, la Casa de Cultura y el Teatro Clunia las cartas abarrotadas de deseos de los niños burgaleses

Amón, emisario del rey Baltasar, repasa todas y cada una de las cartas de los niños burgaleses que acuden al Salón Rojo.

Amón, emisario del rey Baltasar, repasa todas y cada una de las cartas de los niños burgaleses que acuden al Salón Rojo.SANTI OTERO

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Jéssica avanza decidida hacia la puerta. Le pueden las ganas. Nut, nervioso por la responsabilidad que asume cuando no tiene que limpiar a los camellos, la detiene. Todavía no es el momento. El encuentro mágico al que esta pequeña se dirige requiere cierta preparación. No está sola, va con Emma y Laura. También esperan Adrián y su hermana mayor, y otro Adrián. Y Paula, la más pequeña, que todavía no sabe que el miedo escénico le va a jugar una mala pasada, ni que la superará gracias a la pericia en estas lides del anfitrión. Así, hasta nueve niños y niñas aguardan en las escaleras que conducen al Salón Rojo del Teatro Principal.

Allí dispuestos, despojados ya de gorros y bufandas, y ante la atenta mirada de sus padres, escuchan las instrucciones de Nut, el paje de Amón, el emisario del rey Baltasar. El segundo de este trío es el objetivo, un mensajero «elegante, distinguido y muy limpio», asegura su ayudante. Tres adjetivos que ha de cumplir también, añade, todo el que quiera entregarle una misiva para su majestad de oriente.

Su olfato le dice que los reunidos requieren un repasito para encajar en la descripción y entre risas y juegos de palabras, incluso de los asistentes -pues los hay que afirman con rotundidad que se bañaron por última vez el año pasado, para regocijo general-, Nut deja todos los sobaquillos relucientes, peina a diestro y siniestro y riega sin miramientos al menudo público con una delicada fragancia de naranja, canela y cardamomo. Entonces sí, «enjabonados y ‘enjubonados’» con una almilla dorada sobre los hombros, a un paso se hallan de la anhelada cita. A cuatro, en realidad. Los que conforman el saludo real con el que deben dar la bienvenida a Amón y, ya el viernes, reverenciar el paso de Baltasar en la cabalgata.

Un ensayo basta, pequeños y mayores lo clavan y desbancan a la mismísima Beyoncé. Pata coja, salto, pose ‘egipcia’ y un par de vueltas abren la puerta del noble salón en el que un buzón de leonino rostro deja claro que allí se obrará la magia. Junto a él, un trono muy cómodo, a juzgar por la siesta que se echa Nut, pese a la negativa de los presentes, mientras espera al jefe.

Amón irrumpe poético y, como era de esperar, reclama la coreografía recién aprendida antes de repasar, una a una, las cartas que él mismo hará llegar al sabio portador de la mirra. Documentos, todos, muy elaborados -en cumplimiento escrupuloso de las instrucciones para rellenarlo según el código real- y plagados de sueños en forma de juego. Paciente, el emisario escucha las listas de regalos, aconseja a padres y madres trabajar un poco menos y disfrutar más en familia y recuerda a los niños y niñas que los juguetes pueden tener nuevas vidas si los donan en vez de amontonarlos en casa.

Buen sabor y unas cuantas fotos para el recuerdo deja este aperitivo del más mágico de los eventos del año. Tiempo tienen los rezagados de hacer su envío. Hoy y mañana emisarios y pajes esperan visita en el Salón Rojo, la Casa de Cultura de Gamonal y el Teatro Clunia, de 12 a 14.15 y de 18 a 20.15, con pases cada 45 minutos. Las invitaciones se reparten cada día, a las 11.45 para las citas matutinas y a las 17.45 para las de la tarde.

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