El contenedor marrón recoge en su primer año de implantación el 2% de los residuos generados en Burgos
Los burgaleses se han ido sumando al deber de separar la basura orgánica y se ha logrado recoger más de 1.240 toneladas. El papel y cartón, que es el residuo que más reciclan los burgaleses, supone el 9% sobre el total de lo que se deposita en la ciudad
Los burgaleses se apuntan poco a poco a utilizar el contenedor marrón para desechar la basura orgánica (mayoritariamente destinada a los restos de comida), aunque todavía existe un amplio margen de mejora. Así, desde la Concejalía de Medio Ambiente ya se preparan nuevas campañas de fidelización y de captación de nuevos usuarios que se desarrollarán a lo largo de 2024, pero antes de hablar de ello merece la pena echar un vistazo al comportamiento de los vecinos de Burgos con respecto a la basura orgánica.
Los datos de recogida selectiva muestran como desde el pasado febrero, cuando se inició la colocación de 900 contenedores de color marrón por toda la ciudad, son los que se abren con tarjeta, cada mes se han ido incrementando los kilos depositados. Si en marzo se recogieron 45.660 kilos, el pasado diciembre, que fue el mejor mes en cuanto a cantidad, se llegó a 167.900 kilos, o lo que es lo mismo, casi 168 toneladas.
Como en 2022 no se recogía de manera generalizada este tipo de rechazos, solo había contenedores de materia orgánica en los barrios del G-3 y en la zona de Cellophane, no se puede comparar con el año anterior, pero a la vista de los datos mes a mes es evidente ese crecimiento que representa un 267% entre la cantidad que se recogió en marzo con respecto a la de diciembre.
Cuando está a punto de cumplirse un año de la instalación por toda la ciudad del contenedor marrón, los datos de las pesadas que realiza la empresa Urbaser, que se encarga de la recogida de residuos y limpieza viaria, indican que las toneladas de orgánico fueron en el conjunto de 2023 de un total de 1.240, lo que representa el 2% sobre el total de residuos que se recolectan en Burgos.
Son 1.240.740 los kilos de basura que han dejado de ir al contenedor gris, el de resto, y que se han podido convertir en compost para su uso en la agricultura, pero también en la construcción, por ejemplo, para rellenar taludes. El residuo orgánico obtenido con esta mezcla se llama bioestabilizado, tiene un tratamiento específico realizado por gestores autorizados.
Y es cierto que estos kilos han dejado de ir al gris y, por tanto, sin posibilidad de reciclaje, porque se observa como ha bajado el número de toneladas depositadas en el gris, que es el contenedor con más uso si se atiende a las cantidades. Concretamente, se ha reducido la basura rechazada en el gris en casi dos millones de kilos o 2.000 toneladas. Si en 2022 se recogieron a través del gris 47.111,64 toneladas, el pasado 2023 han sido 45.116,5, la reducción es de un 4,14%.
Esta es una buena noticia para el medio ambiente, subraya el edil de esta área, Carlos Niño (PP), que indica que la separación de los residuos «no es solo una actitud cívica, sino que es un deber que nos reclama la Ley de Residuos, cada vez más exigente en cuanto a la tasa de reciclaje». Las ciudades tienen la obligación de reducir las cantidades de kilos que se depositan en vertedero, donde ya no hay margen de reciclaje, y para ello está la recogida selectiva.
La basura orgánica recogida a lo largo de 2023 en la capital burgalesa representa un 2% sobre el total de lo recogido en el conjunto de los contenedores de las islas de reciclaje, mientras que lo depositado en el contenedor gris es un 74%. De ahí, que es evidente que existe capacidad de mejora y más compromiso ciudadano para separar los restos de comida o poda de lo que va a la basura genérica. «Es necesario y fundamental fomentar el uso del marrón», asegura Niño.
«Es necesario y fundamental fomentar el uso del marrón»
Este es el resultado obtenido en el primer año de implantación del contenedor marrón y se ha notado esa reducción en las toneladas que van al gris con las cifras antes mencionadas.
¿Y cuál ha sido el comportamiento en el resto de contenedores de las islas ecológicas?
Pues todas las fracciones han aumentado la recogida si se comparan los dos últimos ejercicios (2022 y 2023) y, por tanto, también con estos resultados se consigue el objetivo de reducir lo que llega al gris.
El mayor incremento porcentual está en los envases ligeros, lo que va al amarillo. Los burgaleses depositaron 3.651 toneladas en 2023, un 14,4% más que en 2022, cuando fueron 3.192.
Le sigue el papel, que representa el 9% del total de basura recogida en Burgos. Durante los doce meses del pasado año se cogieron 5.237 toneladas, un 10,6% más que en 2022, con 4.733 toneladas.
Si nos fijamos en el vidrio, que es el 6% del residuo, pasó de 3.472 toneladas en 2022 a 3.706, por tanto, un 6,76% de aumento.
Sumados los depósitos realizados en el conjunto de los contenedores (gris, marrón, verde, azul y amarillo) se obtiene el total de basura que gestionó Urbaser en 2023. Se trata de 60.963,97 toneladas que representa un 4,19% más que en 2022 con 58.510,31 toneladas. El 74% de lo que se recoge va al gris.
Una nueva campaña buscará más compromiso con la separación de la materia orgánica
El pasado abril, un 24% de los domicilios censados en la capital burgalesa ya disponía de esa herramienta electrónica y no ha parado nunca de solicitarse, «aunque a menor ritmo», comenta Carlos Niño, actual concejal de Medio Ambiente del equipo de Gobierno de PP y Vox.
De ahí la necesidad de realizar nuevas campañas de adhesión en 2024 con la que se espera conseguir un impacto en forma de más personas concienciadas con la separación de los residuos.
Las previsiones de inicio se desbordaron porque si se pensaba llegar a entre un 10 y un 12% de los hogares, al final fue el doble el número de personas que solicitaron la tarjeta. El pasado abril se habían repartido 17.718 tarjetas. En las oficinas de Urbaser en la avenida del Cid 3, 2ºJ, se puede seguir realizando este trámite.