Un tercio de los pacientes de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Universitario de Burgos deja de fumar
Cada año atiende a una media de 200 nuevos pacientes y hace un seguimiento de doce meses a 600 fumadores. Durante el proceso la mayoría de los pacientes combina la terapia conductual y los fármacos
La Unidad de Tabaquismo del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) ha recuperado el ritmo de atención tras las pandemia de la covid-19. Y es que a lo largo de este 2023, la unidad ha vuelto a atender a una media de doscientos nuevos pacientes al año, una cifra que en 2020 se redujo a la mitad. A las nuevos pacientes se suman seiscientas revisiones al año «tanto de pacientes del año anterior como de los nuevos que se van generando» y es que la unidad realiza a sus pacientes un seguimiento de doce meses.
Así lo explica la doctora Lourdes Lázaro quien, junto a la facultativa Teresa Peña, se encarga de dirigir la unidad. La tasa de éxito ronda el 35%. «Puede parecer un porcentaje bajo pero estamos satisfechos porque dejar de fumar no es nada fácil y más entre los pacientes de la unidad, donde por norma general la mayoría tiene una gran dependencia hacia el tabaco, varios intentos previos y uno de cada cuatro con patología psiquiátrica». Y es que según los estudios «solo entre un 5 y un 10% consigue dejar de fumar sin ningún tipo de ayuda», recuerda la responsable de la unidad.
Acreditada por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la Unidad de Tabaquismo se encarga de atender «a pacientes del área de Neumología, así como a pacientes que nos derivan de otras especialidades como Cardiología o Cirugía Vascular y de Atención Primaria». Estos últimos «son personas que por norma general tiene pluripatología y es mucho más complicado tratarlas en la consulta del centro de salud», explica Lázaro, quien suma a la lista de pacientes a «los trabajadores del HUBU que quieren dejar de fumar».
Lo que no ha variado durante estos años, pandemia de por medio incluida, es el perfil del usuario de la unidad de tabaquismo. A falta de actualizar los datos de 2023, el perfil del paciente «es fumador o fumadora de mediana edad con patología fundamentalmente respiratoria como Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) o asma, cardiovascular y psiquiátrica con alto grado de tabaquismo, dependencia nicotínica y motivación para dejar de fumar habiendo realizado intentos previos de abandono con recaídas», señala Lázaro.
Precisamente sobre los pacientes con EPOC, Lázaro recuerda que «el tabaco es la principal causa de la enfermedad» y «la primera medida que se debe tomar cuando se diagnostica la enfermedad y la única que va a cambiar su evolución es dejar de fumar». De ahí que todos los pacientes con EPOC sean derivado a la Unidad de Tabaquismo.
El proceso
En la primera visita se hace «una valoración inicial» y «la historia de tabaquismo». Así arranca «un programa que incluye tratamiento farmacológico y asesoramiento conductual», añade la facultativa, que hace hincapié en que «lo que se ha demostrado es que lo que mejor funciona para romper con el tabaco es la combinación de ambos recursos».
Poco a poco se trabaja con el paciente el plan que seguirá para dejar de fumar, un recorrido en el que se van planteando diversos ítems como «situaciones que le incitan a fumar, alternativas y sobre todo el motivo que hay para dejar de fumar y qué beneficios tiene hacerlo». Y es que «para dejar de fumar lo más importante es querer. Tener un motivo para hacerlo», recuerda Lázaro.
En este sentido, entre los pacientes de la unidad el motivo más repetido es «mejorar la salud», pero «hay quienes tiene motivos económicos, familiares o simplemente por sentir que ellos tienen el control de su vida y que no dependen de un cigarrillo», añade.
La primera revisión llega a la semana de iniciar el tratamiento y después a los quince días y al mes, a los dos meses , a los tres, a los seis meses y al año. «Dependiendo del paciente puede sumarse alguna más ya sea de carácter presencial o telefónica».
Menos adolescentes
Si hay una buena noticia es que con los años el consumo de tabaco se va reduciendo poco a poco entre los más jóvenes. Tal y como señala 'Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España’ (Estudes) se ha observado una caída en la prevalencia de consumo del tabaco entre los 14 y los 18 años, registrándose así los datos de consumo más bajos para esta sustancia de toda la serie histórica desde 1994.
En 2023, el 33,4% de los estudiantes de entre 14 y 18 años indica que ha fumado tabaco alguna vez en su vida, reduciéndose esta proporción hasta el 27,7% para el consumo en los últimos 12 meses. Además, el 41,5% de los estudiantes que han fumado en los últimos 12 meses han intentado dejar de fumar. «Siguen fumando más adolescentes de los que querríamos porque lo ideal es que no lo hiciera ninguno», apunta Lázaro.
Atendiendo al Estudio Nacional de Salud, que pone el foco en la población mayor de 15 años y sin límite de edad, «señala que el 21% de los españoles es fumadores, una cifra que se incrementa hasta el 30% cuando la edad se limita entre los 15 y los 65 años», especifica la facultativa.
A nivel global «siguen siendo más los hombres fumadores que las mujeres», salvo «en tramos de edad que rondan los 45 años y en jóvenes donde el número de fumadoras es ligeramente superior al de fumadores, pero sin grandes diferencias».