21 años de prisión para un vecino de Burgos que agredió sexualmente a sus hijas menores de edad
El condenado, que cometió toda clase de abusos, amenazaba habitualmente a la primogénita diciendo que «nadie la creería» y «a veces le daba una bofetada o amenazaba con una correa»
La Audiencia Provincial de Burgos ha condenado a 21 años y seis meses de prisión a un hombre por un delito continuado de agresión sexual a sus dos hijas menores de edad. Las víctimas tenían 10 y 8 años, respectivamente, cuando el condenado empezó a abusar de ambas en su domicilio mientras la madre, de la que se había separado, se encontraba trabajando.
Aparte de la pena de cárcel fijada (13 años y seis meses por agresión sexual a la primogénita y otros ocho por hacer lo propio con la menor), la Audiencia prohíbe al condenado, de nacionalidad peruana y en situación irregular en España, acercarse y comunicarse con sus hijas durante un periodo de 15 años. Además, se le priva de la patria potestad durante 12 años, se le impone una inhabilitación especial para cualquier actividad relacionada con niños durante 20 años y se ordenará su expulsión del territorio nacional tras el cumplimiento efectivo de seis años de prisión. Del mismo modo, deberá indemnizar a las víctimas con un total de 6.000 euros por los daños morales causados.
Fue la madre de las niñas quien denunció los hechos el 1 de febrero de 2022 después de que su hija mayor le confesó lo que sucedía, de lunes a viernes, cuando su padre las recogía del colegio para cuidarlas. Según consta en el apartado de hechos probados, el hombre residía en el domicilio de los abuelos paternos y aprovechaba su ausencia para satisfacer su «ánimo libidinoso» vulnerando la «indemnidad sexual» de sus propias hijas y «dirigiéndolas expresiones de carácter obsceno».
Los hechos denunciados comenzaron a producirse en 2021 y se extendieron hasta finales del año siguiente. A lo largo de todo este tiempo, el condenado obligaba a sus hijas a ver películas pornográficas. A la mayor, que obviamente se encontraba atemorizaba, llegó a decirle que «eso era lo que la iba a hacer a ella».
Los abusos no se limitaron al visionado de este tipo de películas mientras el hombre se tocaba. Según se recoge en la sentencia, la hija mayor fue víctima de agresiones sexuales de distinta índole de las que su hermana era ocasionalmente testigo. Ésta, por su parte, también sufrió tocamientos y «cuando veía esos comportamientos sobre su hermana acudió a defenderla, pegando o quitando a su padre».
Cada vez que la primogénita reprochaba a su padre lo que estaba haciendo, «la menospreciaba en el sentido de que nadie la creería». Por si fuera poco, «a veces le daba una bofetada o amenazaba con una correa». Por eso, precisamente, tardó tanto tiempo en delatar al condenado. Tenía «miedo», como es lógico, pero decidió relatar lo sucedido cuando «vio que su padre comenzaba a realizar hechos similares a su hermana menor».
A raíz de estas agresiones, por las que el Juzgado de Instrucción número 4 de Burgos estableció una orden de alejamiento y la suspensión del régimen de visitas una vez interpuesta la denuncia, la hija mayor presenta un «trastorno adaptativo de naturaleza ansioso-depresiva con alteraciones comportamentales en vías de remisión». La hermana, por su parte, «no presenta daños emocionales relacionados con los hechos».