Burgos honra a San Lesmes en un domingo de enero primaveral
Cientos de burgaleses acudieron a la plaza de San Juan para rendir homenaje al patrón de la ciudad / Los panecillos, los bailes tradicionales y los pinchos no faltaron a la cita
Si el pasado año un frío helador protagonizaba la Festividad de San Lesmes, este 2024 los cientos de burgaleses que se acercaron a la plaza de San Juan a honrar al patrón de la ciudad gozaron de unas temperaturas primaverales impropias del mes de enero. Los asistentes volvieron a disfrutar un año más del desfile, el reparto de los panecillos dulces y salados, los pinchos de chorizo y morcilla y el siempre alegre baile de los Gigantillos y de danzantes y grupos tradicionales.
Como es habitual, a las 11 horas, la Corporación municipal junto a las autoridades de Loudun salieron desde el Ayuntamiento de Burgos para recorrer el Paseo del Espolón y la calle Vitoria y llegar hasta la iglesia de San Lesmes, junto a los Gigantillos, dulzaineros y danzantes, las peñas de la ciudad y sus reinas y los grupos folclóricos.
Media hora después sonaban las campanas que anunciaban la misa solemne en honor a San Lesmes. La celebración, que estuvo presidida por el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, contó como ya es tradición con la intervención de la Coral de Cámara San Esteban y de las Danzas Burgalesas Justo del Río.
Fuera del templo burgalés y aprovechando las buenas temperaturas, cientos de burgaleses empezaban a llegar a la plaza para cumplir con una de las tradiciones más arraigadas de la cita como es el reparto de los panecillos del santo, que están previamente bendecidos por el arzobispo de Burgos.
Desde mediodía las colas para comprar los tradicionales panecillos de San Lesmes se formaron como cada año en las casetas ubicadas junto al Monasterio de San Juan. Mientras tanto, más ligero se realizaba el reparto gratuito de pinchos de morcilla y chorizo junto a la Capilla de Música del Convento de las Bernardas. Tampoco faltaron los bailes tradicionales de los grupos de danzas de la ciudad para amenizar la mañana y las fotos con los Gigantillos, que reposaban fuera del templo a la espera de bailar ante los presentes.
El reparto
El reparto de panecillos arrancaba puntual a las 12.30 horas, pero desde unos minutos antes las filas ya empezaban a formarse. En una de las tres casetas, una de las jóvenes encargada de su venta apunta que «haga el tiempo que haga, los burgaleses no dejan de venir a por los panecillos», pero reconoce que «las buenas temperaturas siempre ayudan a la hora de hacer la cola». Asegura que «los que más pide la gente son los panecillos dulces» y que «siempre son los que primero se acaban».
Precisamente con dos panecillos colgados, Ana y su nieta se alejan de uno de los puestos de venta. La pequeña lleva el traje tradicional y es que después bailará en la plaza para honrar al patrón. «No es la única nieta que baila», apunta Ana visiblemente orgullosa de la pequeña. «Yo bailaba de joven y mis hijas también lo hicieron durante un tiempo y ahora algunas de mis nietas», relata al tiempo que hace hincapié en «lo importante que es que los más pequeños conozcan nuestras tradiciones y las mantengan».
Frente a la iglesia de San Lesmes, Óscar le hace una foto a su hija Marta con los Gigantillos. «Le encantan y siempre que los sacan tratamos de ir a verlos», explica el joven. «De pequeño y no tan pequeño he venido varias veces con mis padres a la Fiesta de San Lesmes y me gusta mantener esa costumbre con mi hija todos los años que nos es posible», relata.
En la otra punta de la plaza, junto a las Bernardas, decenas de burgaleses aprovechan para comer los tradicionales pinchos de morcilla y chorizo. Al otro lado del mostrador una de las voluntarias anima a los presentes a coger el pincho y seguir caminado. «En una fiesta tan tradicional como esta no pueden faltar nuestros pinchos más típicos y un vino de la tierra», apunta.
Burgos
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Natalia Escribano
Pasadas las 13.15 horas, los Gigantillos dejaban las puerta del a iglesia de San Lesmes y emprendían la marcha hacia el centro de la plaza de San Juan para bailar su tradicional danza y hacer las delicias de grandes y pequeños. Los danzantes y los grupos folclóricos de la ciudad Diego Porcelos, Justo del Río, Tierras del Cid, Gavilla, María Ángeles Saiz, Nuestra Señora de las Nieves, Los Zagales, Estampas Burgalesas, Trébede y Arbayal, Grupo de Danzas de San Pedro de la Fuente se encargaron de tomar el relevo con la música de Amigos de la Dulzaina.
Jota y báculo de oro
Este año, como novedad, varias decenas de estudiantes de 3º de Educación Primaria de la ciudad acudirán a la Plaza Mayor el martes 30 de enero para bailar una jota en honor al patrón de la ciudad. Los escolares han aprendido las nociones básicas a lo largo del mes de enero gracias a un taller impartido en el marco del programa municipal ‘La ciudad también enseña’ y de la mano Estampas Burgalesas.
Ya el domingo 4 de febrero tendrá lugar en el Convento de Las Bernardas, la entrega del Báculo de Oro, que en esta ocasión ha recaído sobre el artista Cristino Díez.