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Burgos, libre de fentanilo (por ahora)

La Policía Nacional no ha detectado todavía su presencia en las calles y tampoco se tiene constancia de su consumo en la cárcel. Las drogas más habituales: cocaína, 'speed', marihuana y hachís

Operación antidroga de la Policía Nacional en Burgos en 2023.SANTI OTERO

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Burgos

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Se ha ganado la denominación de 'droga zombi' por sus devastadores efectos. Tan solo el año pasado, causó más de 100.000 muertes en Estados Unidos y hace ya un tiempo se acreditó su presencia en España. Preocupa, y con razón, que el fentanilo cause estragos en la población, sobre todo entre los más jóvenes. En Burgos, por ahora, no se ha detectado su presencia. Sin embargo, la Policía Nacional ha puesto el foco sobre esta peligrosa sustancia que, según reconocen sus propios consumidores, genera una adicción más fuerte que la heroína. 

«Estamos expectantes», reconoce José Manuel del Barco, jefe de la Brigada de la Policía Judicial de Burgos hasta su reciente designación como comisario en Aranda de Duero. Tanto es así, que no solo el Grupo de Estupefacientes permanece ojo avizor. También los agentes de Atención Ciudadana, popularmente conocidos como 'zetas', intentan evitar que esta droga sintética irrumpa y se expanda por la ciudad. 

Aparte de la vigilancia que se lleva a cabo en las calles, también preocupa su posible entrada a través de la cárcel de Burgos. De momento, tal y como ha confirmado la dirección del centro a la Policía, no se ha requisado esta sustancia a ninguno de los reclusos y tampoco se ha interceptado en los controles preventivos que se realizan a quienes van a visitar a los internos. 

Consciente de lo que está ocurriendo en Estados Unidos, con barrios enteros de clase baja completamente abandonados a su suerte mientras el fentanilo campa a sus anchas, Del Barco reconoce que tanto los efectos que provoca como el elevado número de muertes son «altamente preocupantes». Por eso, insiste, conviene no bajar la guardia aunque «en Burgos de momento no ha detectado». 

Drogas clásicas

Desde la operación Caníbal, que culminó en Burgos con el decomiso de 20 kilos de 4-CMC y 240 de 3-MMC procedentes de Países Bajos, apenas se han intervenido sustancias de este tipo en la ciudad. Se trata, tal y como explica Del Barco, de «drogas de diseño que se hacen en laboratorios y que muchas veces no están fiscalizadas o tardan en fiscalizarse».  Y aunque por aquel entonces se impidiese su distribución, en coordinación con la UDYCO y la DEA, lo cierto es que se han practicado varias detenciones a «precursores» con el material necesario para emular a los protagonistas de Breaking Bad. La mayoría, eso sí, tenían intención de fabricar speed (metanfetamina)

El tráfico y consumo de heroína es minoritario: «Tenemos entendido que en otras ciudades empieza a haber, pero en Burgos no hemos detectado nada».

Más allá de lo anecdótico, aunque relevante por las cantidades incautadas, poco ha cambiado el panorama en la ciudad a lo largo de los años. Junto al speed, las sustancias que más se interceptan son cocaínahachísmarihuana. Lo que vendrían a ser «drogas clásicas» entre distintos perfiles de consumidores. La metanfetamina y los porros, por ejemplo, predominan entre los jóvenes. Y la coca, «aunque solo sea por el precio», suele circunscribirse a personas de mediana edad «con mayor poder adquisitivo». 

Menos común es la heroína. «Tenemos entendido que en otras ciudades empieza a haber, pero en Burgos no hemos detectado nada», advierte Del Barco refiriéndose al tráfico a mediana o gran escala y a un consumo generalizado. Porque haberlo haylo, pero es muy minoritario entre «consumidores de toda la vida». 

Tráfico y delincuencia

¿Existe un perfil más o menos homogéneo entre quienes se dedican al tráfico de drogas? «Hay un poco de todo», responde Del Barco antes de incidir en un denominador común bastante frecuente: «casi todos tienen antecedentes y casi todos por el mismo motivo». Luego hay camellos que se salen de los parámetros habituales, como el jubilado de 57 años detenido en 2022 con cinco kilos de anfetamina pura, 1.800 gramos de sustancias de corte y más de 7.000 euros en efectivo. Lo de aquel hombre, que «no es lo normal», surgió después de que alguien le ofreciese la «oportunidad de comprar y vender». 

«Muchos robos en coches y en establecimientos de hostelería por la noche, tirando una piedra o una alcantarilla, pueden ser de toxicómanos».

Otro rasgo que caracteriza a muchos traficantes, al menos a los que operan a pequeña escala, es su adicción a las sustancias que venden. De hecho, «en los juicios casi siempre alegan que son consumidores para que las penas sean menores». Y aunque duda que se trate de un fenómeno «generalizado», Del Barco asevera que «muchos robos en coches y en establecimientos de hostelería por la noche, tirando una piedra o una alcantarilla, pueden ser de toxicómanos». 

Pese a todo, el nuevo responsable de la Comisaría arandina subraya que «Burgos no es una ciudad insegura», amén de negar que haya puntos negros porque las intervenciones se producen «en todos los barrios». Por otro lado, no le consta que existan narcopisos. A lo sumo, domicilios donde «los traficantes venden droga y la consumen». En ningún caso, focos de toxicomanía capaces de poner en jaque a todo un vecindario. 

Tras siete años al frente de la Judicial y ya instalado en su nuevo destino, Del Barco destaca las «operaciones a gran escala» impulsadas desde el Grupo de Estupefacientes que han permitido detener a «grandes narcotraficantes, algunos radicados en Burgos y otros que estaban de paso». El nivel de efectividad, sostiene, se traduce en que «Burgos es una de las ciudades con más intervenciones de droga quitando las grandes ciudades». Aún con todo, no cree que los índices de consumo de estupefacientes se sitúen por encima de la media ni mucho menos. Lo que ocurre, según aclara, es que «aquí se investiga todo, incluso cualquier denuncia a través de internet o llamadas anónimas».