Papatzo, el vídeo terapéutico grabado en Burgos que ya genera interés en el ámbito sanitario

El equipo de postproducción da los «últimos detalles» al montaje del proyecto audiovisual ‘Papatzo’ que se grabó un frío y lluvioso día de diciembre en el bosque de Villafría, en Burgos. «Tenemos ya el tráiler lanzado y estamos en la edición del proyecto que está prácticamente al 95% a falta de los detalles de sonido», señala el responsable de Simbiotia, Albert Cervera.

La idea de Papatzo, grabado en la ciudad, con equipo de producción y grabación burgalés y con la participación de estudiantes del Conservatorio Profesional de Música Rafael Frühbeck de Burgos y la Escuela Profesional de Danza de Castilla y León ‘Ana Laguna’ Burgos, es la de abrazar. Proponen una experiencia inmersiva destinada a pacientes de larga estancia en hospitales o usuarios de residencias de ancianos para que vuelvan a sentir a través de imágenes de 360 grados, la naturaleza, la música y el baile.

El proyecto ya interesa. «Está teniendo muy buen aceptación entre instituciones del ámbito sanitario y está generando contactos e ideas muy interesantes a desarrollar sin haberlo lanzado completamente», explicaba el gerente de Simbiotia, una empresa dedicada a la humanización de espacios sanitarios. Incluso se abre el camino de la investigación sociosanitaria.

Ya se puede ver un adelanto en las redes sociales a la espera de completar la composición del proyecto y realizar un estreno por todo lo alto. La idea del equipo de Simbiotia es «volver a Burgos, aún tenemos que ver como preparar el estreno pero si que nos gustaría volver a donde todo tomó forma», explica Cervera. Se plantean desde el estreno en espacios sanitarios o residencias de Burgos pero también barajan un coloquio o presentación y exhibición de un Making Off «como un tributo a todos los que han colaborado en este proyecto». No es la primera vez que Simbiotia acerca a Burgos uno de sus proyectos. La compañía fue la responsable del documental ‘Ruralescencia’ grabado en Belorado con jóvenes y mayores ofreciendo su visión del mundo rural.

El proyecto surge de la necesidad de Cervera por sacar de las cuatro paredes de un hospital o una residencia a enfermos oncológicos, personas mayores o ingresados en cuidados paliativos. Propone recuperar sensaciones a través de la música de Miguel Ángel González-Valles. El pianista acompañante en el Conservatorio Superior de Música Katarina Gurska (Madrid) es el autor de ‘Respiro’ la pieza musical que han trabajado e interpretado diez estudiantes de cursos profesionales de música del Conservatorio de Burgos. En concreto han participado estudiantes de piano, violín, fagot, trombón, trompa, plato y caja. Entre encinas y quejigos 23 bailarinas de 3º y 4º de Enseñanzas Profesionales de Danza Clásica de la Escuela Profesional de Danza Castilla y León ‘Ana Laguna’ Burgos interpretan la coreografía diseñada por Sofía Sancho y Elena Lozano profesoras de la especialidad.

Junto a ellos un equipo técnico dos cámaras de 360 grados, tres personas de equipo técnico más un cámara con técnica audiovisual tradicional, una cámara de fotos y con un cuidado sonido a cargo de un ingeniero de sonido. De maestra de ceremonias una niña con su abrigo rojo como guía para evadirse del ámbito hospitalario.

«Es muy bonito que el proyecto se haya convertido en un trabajo colaborativo y de cocreación con el ecosistema de Burgos uniendo fuerzas de diferentes instituciones con el objetivo de poner su talento al servicio de generar un impacto positivo en personas vulnerables», señala Cervera. Y es que a los estudiantes y profesores de danza y música se han unido profesionales del ámbito audiovisual de la tierra. «Hemos buscado que el proyecto sea muy burgalés», aseguraba el responsable de Simbiotia en la extenuante jornada de grabación. Así, Fernando Muñoz grabó las imágenes 360º en vídeo, Rodrigo Vázquez es diseñador de sonido, Borja Ballonga y Saúl Cano se encargaron del Making off, Beatriz Vega y Saúl Cano tomaron las riendas de la producción.

Esta simbiosis de naturaleza, ballet y música busca ‘apapachar’, abrazar que es la traducción de Papatzo, vocablo de los grupos nativos de México nahuas. «Queremos acariciar el alma de quienes están en una situación complicada, que les permita salir de su entorno hospitalario y, a través de los ojos de una niña de cinco años poder acercase a un mundo de fantasía y estímulos que mejoren su bienestar».