La Asociación Española contra el Cáncer trasladará su sede a la avenida de la Paz a finales de año

Con un tono de voz que oscila entre el alivio por vislumbrar ya un cambio que, siendo urgente, parecía imposible y la preocupación por el arduo trabajo, y gasto, que aún resta para materializarlo, Eduardo González, el presidente de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) en Burgos, confirma que, por fin, han encontrado un espacio al que trasladar su sede y abandonar de una vez por todas las estrecheces.

Desde el 1 de marzo está en vigor el contrato de alquiler que les abre las puertas de un local ubicado en el número 29 de la avenida de la Paz, antaño ocupado por una tienda de muebles. Sus 700 metros cuadrados multiplican por cinco los 140 de las dependencias que ocupan en la calle Asunción de Nuestra Señora y permitirán contar con espacios dignos, tanto para la atención individualizada como para los talleres colectivos que promueven.

Si bien la comodidad y el bienestar de los usuarios es la prioridad, también alimentaba las ganas de mudanza la imperiosa necesidad de procurar unas condiciones óptimas a los trabajadores. Lo cierto es que en las circunstancias actuales, que duran ya años, ni siquiera han podido plantearse ampliar la plantilla. "Ahora funcionamos en modo silla caliente", bromea muy en serio González, que cuenta ya los días para inaugurar el nuevo espacio. 

Sabe, no obstante, que tendrá que ejercitar la paciencia. Con el acuerdo de arrendamiento rubricado y en vigor, toca proyectar el acondicionamiento de las instalaciones, para ajustar la distribución a los requerimientos de la propia AECC y, por extensión, a las características de la atención que prestará en ellas, pues requiere un ambiente específico. Confía en que el trabajo técnico esté rematado en un mes como máximo y, tras obtener los permisos oportunos, estima que la obra podrá prolongarse durante otros seis meses. González cruza los dedos para estrenar ubicación "a finales de año". 

Enmudece por unos minutos al preguntarle por el coste que supondrá poner en marcha estas nuevas dependencias. Prefiere ser cauto, aunque reconoce que la cifra será elevada. Se prepara ya para llamar a todas las puertas posibles para recabar apoyo económico. Entidades públicas y privadas recibirán su visita en los próximos meses. Espera que los encuentros sean fructíferos, "sobre todo por el bien de los pacientes", para que tengan la acogida que merece el delicado trance por el que pasan. 

Lamenta al respecto que no fueran provechosas las reiteradas demandas cursadas tanto al anterior equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Burgos como al actual -conscientes ambos de la falta de espacio que padece esta asociación- para extender su actividad al local municipal ubicado junto a la que hasta ahora es su sede. Desocupado desde 2021, tras albergar un centro de peregrinos con motivo del 800 aniversario de la Catedral, "no ha habido forma de que nos lo cedieran". Confía, sin embargo, en contar ahora con el apoyo necesario para esta nueva andadura.

Así, con el nuevo plan ya en funcionamiento, Eduardo González prefiere mirar al futuro y ya saborea las ventajas de contar con salas multidisciplinares y despachos confortables para que los más de 1.400 usuarios que atienden desarrollen con el máximo bienestar las más de 4.000 sesiones de distintas atenciones y actividades. Un equipo integrado por doce profesionales -siete psicólogos especializados en tratamiento a pacientes oncológicos, dos trabajadores sociales, dos administrativas y un gerente- procuran el apoyo necesario, con el refuerzo de hasta 150 voluntarios. Basta tal relación de cifras para comprender el empeño por ganar metros.