Una tradición con mucho vigor
El polideportivo de El Plantío vuelve a llenarse para acoger la 41 edición del Festival de las Marzas, que contó el grupo leonés Aguzo como formación invitada
El polideportivo de El Plantio volvió a ser un año más el escenario del Festival de las Marzas, una tradición que lleva viva desde los años 80 del siglo pasada y que mantiene su vigor con un pabellón de nuevo lleno para disfrutar de la cultura popular y tradicional en torno a las Marzas de un festival que sumó ayer su 41 edición.
El festival arrancó con lo que es ya una tradición, el canto de las marzas de Mecerreyes, que abrieron con las voces de los mozos que, como es norma, «con la licencia de Dios y la del señor alcalde, queremos cantar las marzas».
Por el escenario pasaron los Danzantes de Burgos, que ofrecieron los primeros bailes, antes de dar paso a la formación invitada, la asociación cultural Aguzo, de León, un nombre que hace alusión, en el dialecto leonés a las ramas secas de brezo, que crece en las zonas altas, y que antiguamente se prendía para obtener una luz muy clara y blanca. La formación leonesa, creada en el año 1982, interpretó una copla con un llamativo título, ‘Estudié para ladrón’ y, como cantaban sus integrantes, «terminé la carrera».
Tras la formación invitada fueron pasando por el escenario el Grupo de Danzas Nuestra Señora de las Nives, Grupo de Tradiciones Los Zagales, Danzas Castellanas Diego Porcelos, Danzas Burgalesas Tierras del Cid y Danzas Burgalesas Justo del Río, así como la Asociación de Danzas Estampas Burgalesas y la Asociación Cultural de Amigos de la Dulzaina.
Las Marzas son cantos de ronda petitorios que cantan los jóvenes la noche del último día de febrero. Esta noche los marzantes, cuadrillas de mozos, al anochecer o a partir de la media noche salen por las calles del pueblo para pedir especies, generalmente huevos, chorizos, morcillas u otros productos del cerdo, para hacer una merienda. Merienda que según lo que se haya recogido en las casas sirve para esa noche u otras más.
Las Marzas es una tradición muy arraigada en Burgos y Cantabria, pero también se ha conservado en algunos puntos de Asturias, León, Palencia, Soria, Valladolid, Segovia y Vizcaya, recordando su celebración también en zonas más alejadas como Salamanca u Orense.
Una tradición que desde el equipo de Gobierno quiere que se convierta en un Bien de Interés Cultural.