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Adicciones

El Plan Municipal de Adicciones atiende a más de 3.600 personas

Siete entidades llevan 10 acciones de prevención, cinco de intervención y cuatro de sensibilización Los adictos cambian: «ya no es un perfil desestructurado y de exclusión, son personas con trabajo, familia, de nivel medio»

Carlos Niño ha estado acompañado por representantes de las entidades que colaboran en el Plan Municipal de Adicciones.SANTI OTERO

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Burgos

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El Plan Municipal de Adicciones del Ayuntamiento de Burgos persigue «combatir este problema recurrente que tratamos, con estas acciones, que no vaya a más», señaló el concejal de Sanidad, Carlos Niño. Y es que las adicciones mudan de piel y parasitan a todo tipo de personas. 

Las cosas han cambiado y lo constatan las siete entidades con las que el Ayuntamiento mantiene convenios para acciones de prevención, sensibilización e intervención de las que se han beneficiado más de 3.600 personas durante el año pasado. Se han llevado a cabo diez acciones de prevención, cinco de sensibilización y cuatro de intervención directa por valor de cerca de 280.000 euros.

Las asociaciones implicadas en el trabajo en múltiples adicciones con sustancias (tabaco, alcohol, drogas) y sin sustancias (tecnología y redes sociales o juego patológico) son Proyecto Hombre; 'ACLAD, Atención Integral a Colectivos en Riesgo'; Alcohólicos Rehabilitados de Burgos (ARBU); Cruz Roja; Juan Soñador y Asociación Española contra el Cáncer (AECC). En estas dos décadas de trabajo conjunto con la administración municipal han observado como los usuarios y las adicciones se han adaptado a los nuevos tiempos. «El tipo de usuarios ha cambiado, ya no es ese perfil desesctructurado, en riesgo de exclusión que era minoritario, ahora son perfiles normalizados, con trabajo, que compatibilizan el tratamiento con su vida laboral, con estructura familiar y de un nivel medio», señala la responsable de Proyecto Hombre, Marta González.

En este tiempo también han cambiado las adicciones. Pueden ser con sustancias legales pero adictivas como el alcohol o el tabaco, o ilegales donde la cocaína y el cannabis son protagonistas. En los tiempos de las nuevas tecnologías se disparan también las adicciones a las TIC, las redes sociales y el juego patológico. Son las adicciones sin sustancias. Sobre ambos aspectos se realizan labores de prevención en centros escolares, acciones de sensibilización, algunas deportivas y multitudinarias, y se trabaja de base con los afectados y sus familias. Al respecto los expertos abogan por «una intervención combinada en el que se desarrollan los trabajos de prevención de las escuelas, en casa con las familias y también la prevención ambiental», señaló González. Esta prevención ambiental se materializa, por ejemplo, en alejar las casas de apuestas de la zona urbana.

En estos trabajos de prevención las jornadas de sensibilización, como el Día de la Bici de Proyecto Hombre con 10.000 participantes o la Carrera contra el Cáncer con 5.500, y el apoyo institucional constante han dado sus frutos. «Ha habido una mejora en la atención psicológica y sanitaria, hace 30 años los inicios del trabajo de asociaciones fueron muy precarios, había mucho estigma y dificultades y poco a poco hemos logrado tener una mayor conciencia social», explican. Como ejemplo, Cristina Sota (AECC), refleja que «la gente que acude a dejar de fumar el hábito está vinculado a ansiedad, depresión puede estar unido al consumo de cannabis pero hay una concepción alta del riesgo en los jóvenes que no lo advierten en los nuevos dispositivos (vapeadores, inhaladores)».

El trabajo de prevención es fundamental y más en familias en riesgo. Es el punto de intervención en la Fundación Juan Soñador donde se trabaja con jóvenes en entornos familiares en situación de desventaja «lo que se hace es una labor preventiva con niños y niñas adolescentes para evitar drogodependencias pero también un proyecto socieducativo para fomentar el éxito educativo o la orientación laboral para que puedan seguir adelante con sus vidas».