Artesanía en movimiento
2.000 horas para recrear una pieza única
Roberto Terradillos es el autor de la segunda réplica del coche eléctrico que diseñaron Ayrton&Perry en 1881. La otra se conserva en el museo alemán de Autovision y Terradillos busca que el segundo se mude al MEH. Hoy es el último día en el que le podrás echar un ojo
Un cuaderno de notas, un metro, un calibre y una idea fija. Así se presentó el burgalés, de Arenillas de Villadiego, Roberto Terradillos en el Museo Autovision. Ubicado en la ciudad alemana de Altlussheim, próximo al circuito de carreras Hockenheim. Allí se conserva la única réplica, que no original porque no existen, del primer coche eléctrico.
La única entonces, cuando la idea de Terradillos se dibujaba en un cuaderno con el dibujo de las primeras piezas a mano alzada y muchas fotos. Casi dos años después, tras 2.000 horas de trabajo, Burgos tiene la otra réplica del velocípedo eléctrico ideado por el físico e ingeniero inglés William Edward Ayrton y el ingeniero irlandés John Perry.
Se trata de una especie de triciclo tipo tadpole monoplaza, con dos grandes ruedas delanteras y una pequeña. Se movía gracias a un motor eléctrico de 0,49 cv y seis baterías. Se diseñó en 1881 y en 1882 estaba recorriendo por primera vez la calle Reina Victoria de Londres. Se mantuvo su fabricación hasta 1908. De aquellas no queda ninguna pieza original pero sí muchas reproducciones y litografías. De ellas y sus apuntes en un cuaderno se ha valido este mecánico de mantenimiento industrial para buscar piezas originales o crear las piezas. Una a una. Un proceso totalmente artesanal.
«Cuando volví de Alemania pues me puse a hacer los planos, dibujar las piezas y definir todo el proceso en una plantilla», explica este artesano que se adentró en la prehistoria de la movilidad con los velocípedos. Cinco de ellos, entre ellas la primera bicicleta de la historia, toda ella de madera, se han podido ver en Burgos. Hoy es el último día que se pueden ver en la sala de exposiciones de Cajaviva Caja Rural. Ahora plantea la posibilidad de que estos ingenios del hombre, reproducciones exactas de los primeros elementos que aumentaron su capacidad de movilidad, puedan estar en el Museo de la Evolución Humana. «Los primeros medios de transporte también forman parte de la evolución del hombre», apunta.
El trabajo ha sido totalmente artesanal. Se han buscado piezas originales en Estados Unidos, como las bombas Tiraday originales de 1890, en Inglaterra o en Alemania. Lo que no encontraba, lo fabricaba. «Todas las piezas están hechas a mano, de manera artesanal y en muchas ocasiones ha sido más difícil crear el mecanismo para hacer la pieza que el objeto en sí», señala.
Hay elementos curiosos en esta reconstrucción. Una es el ingenio de Ayrton&Perry que «diseñan un mecanismo muy avanzado con un contacto múltiple que con una especie de palanca de cambio permite variar el voltaje que utiliza de las seis baterías en serie que tiene el vehículo y es algo muy avanzado», explica. También ha sido muy purista en la búsqueda de materiales, buscando materia prima como el original. Acero al carbono, latón, procesos de soldadura tradicional y madera. «Es curioso porque la madera proceden de derribo de casa antiguas y posiblemente estas maderas, la mayoría de nogal, son más antiguas que el propio coche», explica.
Al conocer a fondo la pieza que ha fabricado se sorprende de quienes ven el coche eléctrico como la gran novedad. «Es curioso que ahora nos digan que los coches a batería son lo más novedoso cuando el primero surgió cinco años antes que el primer coche de combustible», apunta.
Quieren poner sobre la mesa la belleza del trabajo artesanal. «Ahora que parece que todo se hace apretando un botón está bien recuperar el trabajo hecho a mano, pulido, diseñado y hecho de modo completamente artesanal que es laborioso sí, pero tiene un importante valor», señala Terradillos. Un vestigio casi único de la forma de hacer las cosas de otro tiempo que bien merecen un espacio junto al primer ordenador en el Museo de la Evolución.