Usuarios de la pista de skate asumirán su reparación hartos del abandono
Mientras, la portavoz municipal, Andrea Ballesteros, enmendaba al edil de Deportes al asegurar que todavía no está cerrada la puerta al mantenimiento de la instalación
Hartos del abandono recalcitrante, los usuarios de la pista de skate del parque de San Isidro asumirán el arreglo y mantenimiento de las instalaciones. Comenzaban a movilizarse después de que el edil de Deportes, César Barriada, reconociera en público el pasado miércoles la intención municipal de ‘desahuciar’ esta dotación, pretensión de sobra conocida por los afectados.
Años llevan escuchando a políticos de distintos colores las mismas promesas incumplidas e idénticas excusas, afirman, convencidos, de hecho, de que la negativa a acondicionar y proteger la pista parte del máximo responsable técnico del área, Raúl Yudego. «Sabemos que nunca le gustó la ubicación y no ha querido invertir ni un duro en ella, la tiene olvidada desde hace muchos años, y los concejales que han pasado por este servicio han acatado su postura», asegura Rubén, usuario cansado de escuchar «mentiras».
Colmaba el vaso la explicación reciente de Barriada, que llegó a aseverar que las intervenciones que se habían realizado en la zona no había durado nada, pues de inmediato el circuito era pasto del vandalismo. «¿Qué intervenciones? Nunca ha habido ninguna, de ningún tipo, ni de limpieza, ni de adecuación. Costó más de 800.000 euros y desde su inauguración, en 2016, no se ha hecho nada. Decir eso es engañar descaradamente y además de forma pública», añade.
No mitigará la indignación del colectivo (del que forman parte deportistas de élite en varias disciplinas, tales como BMX, skate, roller o scooter) ni el pseudo paso atrás que daba ayer mismo la portavoz municipal, Andrea Ballesteros, al enmendar a su compañero de filas y explicar que «no se ha cerrado la puerta al mantenimiento de la pista de San Isidro», pues cualquier decisión que se tome, tanto su arreglo como su clausura, estará «condicionada a informes técnicos».
Mientras los responsables deshojan la margarita, los usuarios pasarán a la acción. Además de encargarse desde hace tiempo de la limpieza y retirada de elementos tan sorprendentes como electrodomésticos o los restos de un sofá calcinado, ya han comenzado a ejecutar algunas obras necesarias -perfilaban algún borde metálico con rotaflex, marcan los desperfectos para evitarlos...- y a hacer acopio de herramientas, materiales y capital para llevar a cabo los trabajos oportunos. No tardarán mucho, auguran, porque en realidad «la puesta a punto que necesita este circuito no requiere una gran intervención, solo voluntad».
En su caso, a esta se suma el apoyo económico de personas físicas y de asociaciones y entidades de España y del extranjero. Confían en lograr por sí solos lo que han reclamado sin éxito durante años a los mandatarios: recuperar una pista que, a su juicio, está ubicada en un emplazamiento «idílico» además de tener unas características perfectas para el entrenamiento de los primeros espadas del sector. «Aquí se preparan deportistas olímpicos que han estado en Tokio y van a ir a París, profesionales que participan en circuitos mundiales que, dadas las condiciones de esta pista, quieren ejercitarse en ella. Y se encuentran con un espacio desolado. No tiene ninguna lógica y añade un riesgo innecesario», relata Rubén.
Pero, ¿qué tiene la instalación de San Isidro que la hace tan interesante? «Los expertos consideran que el circuito tiene muy buenas alturas, óptimos radios y acabados, mezcla diferentes tipos de estructuras en un único espacio y cumple todas las exigencias internacionales en la materia», aclara este usuario, voz del colectivo, para añadir que, por ejemplo, la pista del campeonato mundial celebrado recientemente en Dubai «era prácticamente igual que la de Burgos y fueron muchos los participantes que destacaron el parecido». No en vano, en tiempos, la ciudad quiso acoger un campeonato oficial y el intento quedó truncado por la desidia municipal.
Nada tiene que ver además la calidad de la dotación de San Isidro, avalada por las federaciones de patinaje y ciclismo regionales y nacionales, con la del Talamillo que Barriada se empeñó en mostrar como alternativa. «Es cierto que ojalá hubiera una como esas en cada barrio para fomentar la práctica de estos deportes, pero es que tampoco reúne las condiciones adecuadas para entrenar», lamenta.
¿Clausura? «Surrealista»
Así, mientras se organizan para velar por el resurgir de las instalaciones ubicadas en el barrio de San Pedro y San Felices, cruzan los dedos para que el Ayuntamiento descarte su clausura. «Sería un poco surrealista que no se haya invertido nada en ocho años y vayan a gastar dinero en tapiar para que no accedamos», comenta Rubén.
Considera, de hecho, que instalar un vallado sería la clave para conservar la pista y protegerla del vandalismo asociado además al botellón nocturno que prolifera por la zona. «Es tan sencillo como cercarla y abrir la puerta en un horario concreto durante el día, como en el resto de las instalaciones deportivas de la ciudad, porque es exactamente lo que es, aunque se les haya olvidado», apostilla.