Accidente Ofídico
Arranca la temporada de mordedura de víboras. El año pasado atendieron 12 en el HUBU
Desde finales de marzo hasta otoño se activa el protocolo de atención a la mordedura de víbora en el grupo de Toxicología del Servicio de Urgencias del HUBU. Llevan atendidas casi 80 casos desde 2018.
Los calores de la primavera, cada vez más anticipada por el cambio climático, son el despertador de unas compañeras en entornos naturalizados del espacio urbano y en los pueblos. Las víboras empiezan a abandonar su periodo de hibernación y aparecen los primeros sustos, como el realizado recientemente por la zona de paseo más cercana a la ciudad de Fuentes Blancas hace unos días. «Sí nos han comentado que ha habido algunos avistamientos con el cambio climático salen antes, incluso algún año hemos atendido mordeduras en el mes de febrero», explica el doctor de Urgencias, Alejandro López.
El doctor Francisco Callado y Alejandro López coordinan el grupo de trabajo de Intoxicaciones del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Burgos (HUBU). Este grupo hace seguimiento desde el año 2018 de los accidentes ofídicos, entre otro tipo de intoxicaciones con animales o no. Desde entonces han atendido cerca de 80 casos. En Burgos llegan a Urgencias del HUBU más de diez ingresos por mordedura de víbora al año. El pasado año se atendieron un total de 12 personas.
En general las mordeduras son leves pero, en algunos casos, la situación llega a ser muy comprometida. El año pasado una mordedura «llegó muy justa, si no es porque vino al hospital en helicóptero hubiera tenido muchas complicaciones, por suerte, recibió el antídoto a tiempo y evolucionó bien», explica López. Insiste que toda mordedura de víbora ya sea seca, no ha inoculado veneno, como si ha inyectado sustancias nocivas, debe ser vista por un médico en menos de cinco horas. «Ante un accidente ofídico nunca sabemos qué cantidad de veneno se ha inoculado ni la toxicidad de ese veneno si hay mucha toxicidad poca cantidad de veneno puede complicarse», señala.
El año en el que se registraron más accidentes de este tipo en el hospital fue en 2021 con 14 personas atendidas. Cada año se ha superado la decena y sólo en 2020, en el que la mitad de la temporada alta de presencia de víboras no se podía salir de casa por el confinamiento, llegaron seis. En 2018, cuando empezaron a contabilizar los casos y protocolarizar el sistema de atención al accidente ofídico en el HUBU, se registraron 13 casos. Al año siguiente fueron 10. En 2022 y el año pasado se registraron 12 casos, algunos llegaron incluso en otoño. Otra vez el cambio climático que permite que la presencia de estas serpientes se mantengan durante más tiempo por los caminos y entre las piedras de la provincia de Burgos.
El año pasado la temporada arrancó baja y había temporadas sin ningún tipo de intervención sobre este tipo de casos y otros días dos o tres mordeduras de víbora. «fue un año atípico había una calma durante unos días y luego días de picos de actividad y hasta el mes de septiembre tuvimos casos», explica el urgenciólogo.
¿Por qué hay tantas mordeduras de víbora en Burgos?
Este año arranca la temporada en la que en Urgencias están pendientes de los posibles ingresos de pacientes por accidente ofídico. «La temporada podemos decir que arranca entre finales de marzo y principios de abril pero todavía no hemos tenido ningún caso sí que el año pasado nos llegó alguno en abril», explica López. Burgos es la única unidad de Urgencias que cuenta con un equipo especializado y espera publicar un estudio completo en formato libro y en una publicación científica en las próximas semanas. «Estas publicaciones creo que convertirán a Burgos en un referente nacional porque, excepto en Cataluña, no hay un lugar con tantos casos», añade.
De hecho ya son varias las consultas que el equipo burgalés recibe sobre cómo atender este tipo de accidentes, qué tipo de mordedura genera y cuando hacer uso del antídoto y los posibles efectos secundarios que puedan darse. Las consultas llegan desde Soria o desde el País Vasco porque «siempre dudas sobre cuándo inocular el antídoto».
Publicación para abril
El equipo de Urgencias cuenta con un protocolo específico sobre el que ha diseñado un tríptico de intervención pero, también, una publicación sobre los casos recopilados durante los últimos seis años. «Llevamos tiempo trabajando en el, tenemos mucha documentación, imágenes de los casos tratados... esperamos que en abril pueda estar listo», anticipa Alejandro López. El manual se acompañará también con una publicación del estudio en la revista de emergencias. El objetivo del grupo es que también pueda publicarse en alguna revista especializada del ámbito de Urgencias y Emergencias.
Este grupo empezó a trabajar tras un congreso de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias cuando el doctor Francisco Callado atendió una ponencia sobre mordeduras de víboras y hablaban de muy pocos casos en comparación con los que llegaban a Urgencias del centro hospitalario de Burgos. A partir de ahí empezaron a trabajar y se implicó Alejandro López que, como argentino, conocía las implicaciones de este tipo de accidentes muy comunes en su país de origen.
No es la primera vez que el equipo de urgenciólogos de Burgos realizan una publicación al respecto. El libro 'Urgencias en Medicina' editado por Berceo antes del año 2000 ya incluía un capítulo sobre accidente ofídico. El HUBU es el centro que más bibliografía tiene recogida sobre este tema.
Con la víbora en casa
Quien sufre un accidente ofídico debe tener en cuenta que la herida, seca o con veneno, debe ser vista por un médico antes de las cinco horas. Es el periodo clave en el que el veneno, si lo hay, llegue a generar problemas serios. En Burgos la mayoría de las mordeduras se producen en la mano, por eso el primer consejo es que «no las cojan ni las aparten, si ven un ejemplar, que lo dejen marchar». El problema es que, en ocasiones, se cuelan por cualquier lugar. «Incluso hemos atendido alguna mordedura que se ha producido en el interior de una casa, la víbora entró desde el jardín y ya en la casa atacó», señala.
Por ello trabajan en ampliar el conocimiento de las mordeduras y el tipo de veneno y toxicidad que pueden generarse. La proliferación de animales exóticos de compañía hace que víboras y serpientes de otros lares puedan aparecer en la zona o conocer, también, los efectos de otro tipo de mordeduras de animales. «Tratamos de reciclarnos y estar al día de ahí que vayamos a colaborar con el Centro de Antiveneno de Costa Rica».
Un protocolo claro
El paciente, tras una primera exploración en los boxes de Urgencias, pasa a una unidad de observación. Si hay envenenamiento se ingresa en camas dentro de la Unidad de Hospitalización de Corta Estancia durante unos tres días. En caso de superar el grado 2 de envenenamiento se le inocula el antídoto (ViperaTAb). El edema que produce el veneno tarda en desaparecer. De media dos semanas aunque depende de la mordedura y de la complexión física del paciente. También hay un seguimiento sobre los posibles efectos secundarios que pueda producir el antídoto. Después, en casa, se realiza un seguimiento para conocer la evolución de cada paciente.
Los especialistas recuerdan que toda mordedura debe ser vista por un médico. Pero sí comentan que cuando se inocula veneno se registra un dolor intenso en cinco minutos y una posterior inflamación. Si en cinco horas no es atendida puede ser fatal porque el hinchazón se convierte en un edema que puede ir extendiéndose por el brazo. La complicación más grave es cuando ya supera las extremidades y llega al tronco. s