Semana Santa 2024: Ocho años sin perdón para la Cofradía de la Soledad de Burgos
El Gobierno rechaza la petición de indulto de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago y priva de nuevo a la ciudad de uno de los hitos de su Semana Santa. La agrupación desconoce las causas y lamenta la falta de apoyo institucional para recuperar esta tradición
Ocho años sin perdón acumula ya la Semana Santa de Burgos. Ocho años sin lograr la gracia del Ministerio de Justicia para otros tantos presos. Ocho años sin que la Virgen de la Soledad pueda manifestar su misericordia, mientras aguarda la resurrección de su hijo, arropando el indulto de un reo a las puertas del Arco de Santa María. Porque, con este, ocho años han pasado desde que en 2016 un interno de la cárcel de Burgos se viera libre de la pena aún pendiente gracias al conmovedor acto que cada Sábado Santo impulsa -intenta, al menos- la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago, vinculada a la parroquia de Santa Águeda, desde su refundación en 1944.
Del "horrible disgusto" general de sus integrantes da cuenta el hermano mayor de la formación, Carlos Gutiérrez. Molesto, muy molesto, por toparse de nuevo con el silencio del Gobierno como única respuesta a su petición. Y es que la publicación en el Boletín Oficial del Estado de los indultos concedidos es la única reacción a las decenas de solicitudes. Las no atendidas -el grueso, nueve de cada diez, según una investigación de la plataforma Civio- se quedan sin conocer las razones.
El preso propuesto este año cumplía, en teoría, todos los requisitos para lograr el favor de las autoridades en virtud del reglamento. Según explica Gutiérrez, porta pulsera telemática, tiene trabajo estable, familia y domicilio conocido. Pero de nada ha servido. "Igual al año que viene pedimos el indulto para Carles Puigdemont, que seguro que nos le conceden", bromea, con triste alegría. Su chascarrillo, sin embargo, encierra una certeza: lo seguirá intentando.
El responsable de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago -que destaca por su implicación con la Semana Santa local, no en vano era la impulsora de la novedosa procesión antigua de la muerte 'rescatada' este año- afirma que el desánimo ha cundido entre los cofrades. Más de uno trataba incluso de disuadirlo de su empeño por reclamar el perdón para un presidiario este año. "Me dicen que total para qué, pero no dejaré de hacerlo. Mientras yo sea hermano mayor seguiremos reclamando el indulto", sentencia Carlos Gutiérrez.
Lamenta además la falta de apoyo institucional para recuperar esta tradición arraigada, máxime cuando la apuesta es pelear por la internacionalización de la Semana Santa burgalesa y este gesto es un hecho distintivo. "En estos días todo son promesas de ayuda para lograrlo el año que viene, pero cuando se acerca la fecha resulta que nadie puede hacer nada", relata con hastío, convencido de que la presión tendría su efecto.
Cuesta cada vez más que la propia prisión se implique en la búsqueda de un perfil adecuado para el indulto. "La gente más joven ni sabe de qué le estamos hablando. Tras varias llamadas infructuosas, la subdirectora, Beatriz, nos tendió la mano y tomó las riendas", agradece Gutiérrez. Sin embargo, el nombre del posible indultado tardó varias semanas en llegar y con él el informe preceptivo del centro penitenciario al que se debería sumar otro del juzgado sentenciador del que la cofradía nunca tuvo noticia. "Con todo, logramos trasladar la petición y se nos confirmó por carta que estaba presentada en tiempo y forma", aclara el Hermano Mayor de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago.
El chasco se materializaba el pasado 20 de marzo. El Boletín Oficial del Estado de la fecha referida recogía hasta seis reales decretos de indultos rubricados el día anterior. Y ninguno de Burgos. "Se los han concedido a los de siempre", comentaba Gutiérrez. En concreto, distintas formaciones de Málaga, Granada, Santander, Salamanca, León y Sevilla liberarán a cuatro mujeres y dos hombres de las penas restantes que en su momento los juzgados interpusieron por delitos contra la salud pública, en cuatro de los seis casos, estafa y alzamiento de bienes.
Se privaba así a la Semana Santa de Burgos de todo un hito de su programación. Hasta que en 2016 se interrumpiera de forma indefinida esta costumbre (tampoco hubo en 2015, pero sí en los cuatro años previos), la concesión del indulto se escenificaba, al menos en los últimos tiempos, junto al Arco de Santa María, donde el reo elegido era despojado de sus cadenas a cuenta de la tradición inmemorial del perdón. Tres aldabonazos a la puerta del inmueble renacentista lo hacían salir al encuentro de la Virgen doliente. Bajo su atenta mirada, el abrazo del hermano mayor de la cofradía sellaba la confianza que la sociedad depositaba en él, ya libre. Se incorporaba después el indultado a la procesión a su regreso a la parroquia de Santa Águeda.
Así lo hizo hace ocho años el hombre de 46 años, autónomo, casado y padre de dos hijos, condenado por un delito contra la salud pública cuando actuaba como ‘mula’ en el sur de la península y le sorprendieron con hachís. Acudía ya entonces solo a firmar a prisión, con tres cuartas partes de la sentencia cumplidas. Es el último, de momento, de la lista de beneficiados de esta práctica remota.
De hecho, la emotiva cita solía servir además para recordar que el primer indulto con motivo de la Semana Santa tuvo lugar en Burgos con el monarca Juan II de Castilla en 1447. Siglos después la ciudad no cejará en su empeño por mantener esta herencia.