El Desenclavo de la Cruz se lleva al altar mayor y el Traslado del Cristo Yacente se retrasa media hora

Después de forzar a que los participantes en el acto del Desenclavo de la Cruz tuvieran que refugiarse en el altar mayor de la Catedral,  la lluvia sigue alterando la programación de la Semana Santa burgalesa en este Viernes Santo y ha motivado que se retrase media hora el Traslado del Cristo Yacente y la Procesión del Santo Entierro. Las cofradías y hermandades de la Junta de Semana Santa de Burgos han decidido esperar media hora antes de dar comienzo a este acto, que es uno de los más significativos de la Semana Santa burgalesa, para asegurarse que pueda realizarse sin lluvia. De esta manera el Traslado del Cristo Yacente comenzará a las 20.00 h y la Procesión del Santo Entierro, a las 20.30 h.

Gracias a ese retraso de media hora, las previsiones pronostican que la lluvia no hará acto de presencia durante la procesión del Viernes Santo.

Cabe recordar que el Jueves Santo tuvo que suspenderse la procesión del Encuentro debido no ssólo a la constante lluvia sino también al vendaval que barría la noche burgalesa. En su lugar, las cofradías procesionantes celebraron actos en el interior de las iglesias de San Gil y San Cosme y San Damián. En esta última, se realizó una mínima salida frente a la iglesia de la imagen de Jesús con la Cruz a Cuestas a hombros de los costaleros de la cofradía. Tras avanzar unos metros rodeada de fieles bajo paraguas, la imagen regresó a la parroquia.

El Desenclavo se refugia en la Catedral

La lluvia no dio tregua hoy a la Semana Santa de Burgos y obligó a modificar lo previsto para esta jornada de Viernes Santo. Tras la suspensión ayer de la Procesión del Encuentro, otro de los momentos más representativos, el acto del Desenclavo de la Cruz no pudo celebrarse en la plaza de Santa María, al aire libre, y tuvo que llevarse a cabo, finalmente, en el altar mayor de la catedral.

De esta forma, al igual que ocurrió en 2021 debido a la situación sanitaria, la imagen del Santísimo Cristo de Burgos, a hombros de los miembros de la Cofradía de las Siete Palabras y del Santísimo Cristo de Burgos, y la talla de María Santísima de la Consolación, portada a hombros de la Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia y de la Esperanza, procesionaron por el interior del templo, hasta llegar al altar mayor, donde protagonizaron otro de los momentos más importantes de la Semana Santa burgalesa.

El acto central dio comienzo con el alzado de la cruz y la proclamación de las Siete Palabras de Cristo en la Cruz. Es en ese momento cuando los cofrades, poniendo especial atención y cuidado en la talla para evitar que se dañe, procedieron al desenclavo de la imagen del Santísimo Cristo de Burgos, para colocarlo después frente a la imagen de su madre.

Un acto que representa el momento más triste de la Semana Santa, cuando la Virgen María recibe el cuerpo inerte de su hijo tras ser crucificado. El acto concluyó finalmente con un besapiés al Santísimo Cristo de Burgos de todas aquellas personas que quisieron acercarse hasta la talla.

Pese a las condiciones climatológicas, la ciudadanía burgalesa no quiso perderse este emotivo momento, y llenaron el aforo del altar mayor, así como las naves próximas, para poder ver de cerca esta emotiva estampa. Tampoco quiso faltar a este evento la alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, que junto a otros miembros de la corporación municipal, estuvo presente también en el acto del Desenclavo de la Cruz, al igual que el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, el deán de la Catedral, Félix José Castro y el delegado territorial de Burgos, Roberto Saiz.

El Acto del Desenclavo de la Cruz es uno de los más famosos del Viernes Santo en Burgos, no solo por el momento exacto que representa, sino también por la talla que lo protagoniza. 

El Santísimo Cristo de Burgos es una réplica realizada en el año 2014 y de gran tradición tanto en la ciudad de Burgos como fuera de ella, ya que también goza de gran devoción en Sevilla o Hispanoamérica.

Esta réplica, al igual que la talla original de principios del siglo XIV, goza de gran realismo, está forrada en piel de becerro y uñas naturales, y es articulada en cabeza, brazos y piernas. 

Su historia está llena de historia y leyendas, como la forma en la que llegó a Burgos, tras ser encontrada en el mar dentro de una urna, por un barco de mercaderes españoles o el impacto que tuvo en aquellos que la contemplaron.

 Uno de los más sonados es el protagonizado por la propia reina Isabel la Católica, que según la leyenda, en una visita al Santo Crucifijo, mandó quitar y conservar como reliquia un clavo de uno de los brazos del Cristo y al hacerlo el brazo cayó y esto impactó tanto a la reina que se desvaneció.