Ambientazo en el Patillas para celebrar un cumpleaños histórico
Hasta la bandera la fiesta del 111 aniversario de la taberna burgalesa con música de fondo, los parroquianos de siempre y nuevos visitantes
Lo mismo de siempre pero a lo grande. Es evidente que el Patillas está de celebración. Pocos establecimientos, por no decir ninguno, pueden presumir de alcanzar los 111 años de vida sin que el paso del tiempo les haga mella. Ni en sus mejores sueños hubiese imaginado Elías Quintano, cuando levantó la persiana por primera vez el 14 de abril de 1913, que su taberna se convertiría en buque insignia de la hostelería en Burgos y todo un referente cultural tanto dentro como fuera de España.
Imposible coger sitio a media tarde dentro del bar. Tampoco en las escaleras que dan acceso al colegio Jesús Reparador. Tenía pinta de alargarse un vermú torero que arrancó a las 13:30 horas. Por ahí andan los parroquianos habituales y, como era de esperar, un montón de gente con ganas de cantar el ‘cumpleaños feliz’. Música de fondo, reencuentros y muchas risas hasta las 2 y pico de la madrugada. Como la seda, según lo previsto.
La cara de Javier Ibáñez, maestro tabernero, lo dice todo. Sudando la gota gorda, no para ni un segundo quieto. Un botellín por aquí, otro por allá. Vinos, mostos, refrescos... Las altas temperaturas de este fin de semana, inusuales en Burgos a estas alturas de la primavera, animan a combatir la sed constantemente. También había mucho por lo que brindar, empezando por el excelente estado de salud del Patillas a día de hoy.
Mientras Javier sirve la enésima ronda a una cuadrilla, un joven se cruza con un conocido -unos 30 años mayor, a ojo de buen cubero- y le invita a «echar unos cánticos» de aquí a un rato. Seguro que al final se animan, aunque les tocará esperar porque el fondo de la taberna anda muy concurrido y las guitarras están ocupadas. Mano a mano, dos hombres interpretan Grita de Jarabe de Palo. Todo el mundo la conoce, aunque sea de oídas. Lo mismo ocurre con Jesucristo García, de Extremoduro. Todo un clásico del rock y de las verbenas. Rara es la orquesta que no toca este tema de Robe Iniesta y compañía, de madrugada, tras los pasodobles de la primera parte de la noche.
«No había venido nunca», comenta David Oter, vocalista de Antecessor y Perrosdepaja y guitarrista de Sexma, acomodado en una mesa junto a varios amigos. Puede que sea de Gamonal y que le pille a un poco a desmano, pero lo cierto es que nunca le había llamado demasiado la atención. Resulta además que ha ido por casualidad. No tenía ni la más remota idea de que era la fiesta del 111 aniversario y se lleva una grata sorpresa. Se le ve a gusto en el local, un sitio «pintoresco». Lo de animarse a coger la guitarra y cantarse algo, ya si eso mejor otro día.
La ocasión lo merecía y se compró una tarta para la ocasión. Una pena hincarle el diente porque el diseño, con la fachada del establecimiento en ese mágico cruce de las calles Calera y Trinas, es una maravilla. Hubiese sido curioso poner 111 velas, pero entonces las dimensiones tendrían que ser infinitamente mayores.
A tenor de lo vivido en este 111 aniversario, Javier Ibáñez y Valentín Fernández, el propietario del local, pueden estar seguros de que el mítico Amando, allá donde esté, se enorgullece de que su querido Patillas siga vivito y coleando. Con el mismo duende, el mismo buen rollo y esa intrínseca capacidad de juntar a varias generaciones en un espacio diminuto para enriquecerse mutuamente entre acordes, palmas y voces cantando al unísono.