Matemática Aplicada, la gran baza de la UBU, pendiente de financiación regional

La Universidad de Burgos lleva mucho tiempo con los deberes hechos para impartir, a partir del curso 2024-2025, el grado de Matemática Aplicada y Computación. A falta de Medicina, una demanda reiterada que la Junta de Castilla y León -al menos por ahora- no está por la labor de implantar, la UBU confía en resolver los trámites necesarios para ofrecer una titulación que actualmente solo está disponible en la Universidad Carlos III de Madrid, la Jaume I (Castellón de la Plana), la Autónoma de Barcelona y la Internacional de La Rioja.

Tal y como apunta el rector de la Universidad de Burgos, Manuel Pérez Mateos, se trata de un grado con «mucha demanda social». Por dos motivos, fundamentalmente. En primer lugar, por la escasa oferta de plazas: 110 presenciales y 150 a distancia. Resulta obvio, por lo tanto, que su implantación en Burgos «garantiza un éxito en la captación de alumnado». Por otro lado, «los matemáticos egresados son muy solicitados por las empresas en los tiempos que corren». En este sentido, remarca que «antes era frecuente decir que los matemáticos solo servían para dar clases, pero ahora tienen mucha demanda por parte de cualquier empresa».

Uno de los atractivos que brinda este grado es la inclusión de asignaturas que forman parte de ese futuro que ha venido para quedarse. Inteligencia Artificial, ciberseguridad, digitalización de la empresa, industria 4.0 -de aquí a poco 5.0-, big data... «Cualquier entidad requiere este tipo de aplicaciones», de ahí la necesidad de estar el día e incluso anticiparse si es posible.

Para el arranque, la UBU ofertará 48 nuevas plazas. Ahora bien, todavía está pendiente el visto bueno de la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario (ACSUCyL). «El plan de estudios está correcto», asegura Pérez Mateos a expensas de un pronunciamiento favorable antes de junio. En principio, se espera que llegue a mediados o finales de mayo, aunque nunca sabe. En cualquier caso, lo fundamental es que la Junta dé luz verde al proyecto y aporte la financiación necesaria para que el Grado se pueda llevar a cabo.

Obviamente, se requiere apoyo económico para contratar personal docente. Según detalla el rector, «no tendríamos mayor dificultad en acomodar la incursión de nuevo profesorado de manera progresiva». Es decir, no tiene por qué realizarse toda la inversión de personal durante el primer año. No en vano, este aspecto «quizá sea la principal dificultad de cara a la verificación porque el resto está solventado».

Pese a todo, una de las fortalezas con las que cuenta la Universidad de Burgos se sitúa en su propia plantilla. Recuerda Pérez Mateos que Matemáticas es una especialidad presente en muchos grados. Es el caso de Economía, que cuenta con profesores que atesoran amplios conocimientos en materia de Computación. Además, Pérez Mateos considera que se pueden generar sinergias muy interesantes con el grado de Tecnologías Digitales para la Empresa del campus de Miranda de Ebro.

Ciencias Gastronómicas

Por otra parte, la UBU afronta con «ilusión» el estreno de su grado en Ciencias Gastronómicas. Coordinado desde Burgos, se compartirá con León y Valladolid. Lo suyo ha costado que salga adelante tras el «problema de coordinación» entre las tres universidades que provocó un «retraso muy considerable». Lo bueno, dentro de lo que cabe, es que «ya se han resuelto todas esas dificultades y podrá empezar a impartirse a partir del próximo curso».

Más vale tarde que nunca, piensa Pérez Mateos con la esperanza de que Ciencias Gastronómicas se consolide, más temprano que tarde, como titulación de «referencia en Castilla y León e incluso en toda España». Potencial existe y defiende la idea de que «se concentre todo el atractivo gastronómico, que no es poco, de la región». Desde un punto de vista universitario, sí, pero también «en colaboración con centros de Formación Profesional que llevan impartiendo estudios de hostelería desde hace ya muchos años».