Tímida vuelta a las obras para terminar el nuevo Centro de Salud García Lorca

Vuelven los obreros al tajo en la obra del Centro de Salud García Lorca. La cuarta empresa adjudicataria y la tercera licitación de un proyecto que ya debería estar terminado hace tiempo ha iniciado los trabajos de limpieza, desbroce y hormigonado. No se ven muchos efectivos, pero ya son visibles algunos de los primeros trabajos. «Están pendientes del contacto con los gremios para poder entrar y poner puesto todos los cuadros eléctricos, el suelo radiante, el pladur que aún no han arrancado... ya se ha limpiado la parcela, que estaba llena de maleza, y se ha puesto el nuevo cartel, parece que todo avanza», señala la portavoz de la Plataforma por el Nuevo Centro de Salud García Lorca, Juana Gómez Vaquero.

La relación de la asociación con el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, es «fluida» igual que con algunos responsables de Primaria. Tienen pendiente la reunión con el responsable de infraestructuras para conocer el calendario del equipamiento. «Estamos pendientes de la reunión con el responsable de infraestructuras del Sacyl, pero el plazo es de un año y tenemos que aclarar si en ese periodo está el equipamiento o no», apunta Vaquero. De lo que pasa en la obra «estamos pendientes minuto a minuto, siempre hay algún vecino que se pasea por allí para ver, estamos muy encima de todo para que por fin se termine».

La situación en las instalaciones provisiones abiertas hace 30 años sigue empeorando. Son unas 15.000 tarjetas pero con «unas listas de espera tremendas» y siguen operativas aquellas casetas de obra que se instalaron como medida de protección ante la situación de la pandemia de coronavirus pero aquí siguen prestando servicio como una extensión más de un centro de salud que se queda pequeño.

Las obras en los alrededores del Silo para levantar el prometido, esperado y demandado centro de salud arrancaron en 2019 con la empresa Vialterra con un presupuesto de cinco millones. En agosto de ese año pararon. Hubo desencuentros por los precios, la empresa desistió de las obras, la Junta de Castilla y León denunció por incumplimiento y todo el proceso para volver a licitar los trabajos llevó dos años de paralización. La segunda adjudicación se planteó a la empresa CHR de Aranda de Duero que «a penas hizo nada». Acabó en concurso y fue absorbida por Urbas que apenas avanzó por impagos a los gremios. A mediados de abril llegó la última adjudicación. A una UTE formada por Inexo y Copsesa que será la encargada de finiquitar los trabajos «con el encarecimiento que todo este proceso ha generado»., apostilla Gómez Vaquero.