Multitudinaria romería de la Virgen Blanca de Burgos para empezar el calendario festivo
Las peñas pueblan el parque del Castillo acompañando a la Sociedad Cultural San Pedro de la Fuente. Hace 30 años se unificó la paella que las peñas hacían por separado en un mismo evento que ayer repartió cerca de 6.000 raciones
El sonido de castañuelas permite reconocer el acto tradicional de la Romería de la Virgen Blanca. El color de fajines y pañuelos muestra que esta fecha está marcada a fuego en el calendario para los 18.000 peñistas que integran las más de 80 entidades de la Federación de Peñas, Fajas y Blusas.
El domingo de la Virgen Blanca es el inicio de un calendario festivo al que seguirán nuevas jornadas intensas como El Curpillos y Parral, este año en la Quinta, las fiestas de San Pedro y San Pablo y el cierre en Fuentes Blancas. Aunque las peñas de San Pedro de la Fuente añaden entre esas fechas su Mercado Medieval.
«Estos son eventos que te permiten recaudar dinero sí, pero que siempre va en beneficio de las peñas de viajes y actividades tradicionales o de grupo de todos los socios», señalaba el presidente de la Sociedad Cultural y Recreativa de San Pedro de la Fuente, Eduardo Palomero.
Durante 25 años ellos han organizado la parte festiva del evento en el que otras peñas optan a disponer una caseta en la que repartir morro, panceta, chorizo o morcilla. Este año han levantado campamento en el Castillo Los Gamones y Fátima. «Cada año hacemos un sorteo para ver cuáles pueden participar con nosotros con un máximo de cinco», explica. También es una jornada de peñas para la más grande, Aramburu-Boscos. Los pañuelos naranjas y blusas azules se juntan para preparar sus propia paella.
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Raquel Fernández
Aunque la grande, se reparten cerca de 6.000 raciones, tenia los fuegos a tope con el pollo, el conejo y el sofrito de verduras cuando la coqueta imagen de La Blanca llegaba a la campa donde, según cuenta la leyenda, se apareció a la hija del Conde Diego Porcelos más alla de la muralla del castillo de los primeros pobladores. Allí se edificó una ermita, de las primeras de la ciudad, que los franceses en la Guerra de Independencia hicieron desaparecer.
Con estos mimbres hace 30 años el concejal de Cultura, José Sagredo, y un grupo de apasionados del folclore y la tradición decidieron que «la paella que a las peñas les gustaba hacer subiendo al castillo se convirtiera en algo más conjunto como habíamos visto que hacían en Valencia», rememora Dinonisio Bello Arnáiz. Es el único de los fundadores de esta romería que sigue en activo. Y mantiene a todo el equipo de colaboradores a raya. «Algunos han faltado a primera hora por los partidos que hay, vendrán luego», asegura. Cuenta que la romería cumple 30 años. «Empezamos en el 94, con Sagredo como concejal, hacíamos tres paellas para mil raciones pero lo hacíamos en ollas profundas lo que nos salía era cemento armado», recuerda con sorna. Desde 2007 se preparan paellas. Un total de 35 para desarrollar cerca de 6.000 raciones.
Los números para una megapaella de estas dimensiones son descomunales. En una furgoneta nos enseña el palé de 450 kilos de arroz, 100 kilos de preparado de apella, 60 kilos de langostinos, 50 de cigalas, 60 de gambas y 40 de almejas. Al fuego ya tienen el tomate y pimiento para el sofrito y 100 kilos de carne de cerdo y otros 150 kilos de pollo. «Desde la primera paella hasta hoy hemos tenido la colaboración de Alcampo que además nos ofrece el menaje». Casi 6.000 platos, tenedores y cucharas. Una labor de ingeniería de la organización que arranca un mes en los preparativos hasta la víspera. «Ayer (por el sábado) ya desde las 19 horas estuvimos preparando todo y hoy desde las 8 de la mañana estamos aquí», comentaba Bello que se define voluntario de la Blanca y del folclore ya que ha sido de los primeros en formar parte de Justo del Rio o Estampas Burgalesas.
La tradición acompaña a una fiesta que volvió a contar con la participación de toda la ciudad. Una representación de peñas acompañaba a la comitiva que llevaba en volandas a la pequeña imagen de la Virgen Blanca salía de la iglesia de San Pedro de la Fuente. Parte acompañada por los peñistas y feligreses de la parroquia pero también de las 30 bailarinas del Grupo de danzas de la Sociedad Cultural de San Pedro de la Fuente. Este año, les acompaña la agrupación de Nuestra Señora de las Nieves. Las más pequeñas aseguran que se hace cansado el calor, la distancia, la pendiente de la subida... Ninguna pierde la sonrisa ni el ritmo al golpear sus castañuelas. «Esta es una de las 12 actuaciones que podemos hacer al año, todas ellas son unas valientes», relata la directora de la agrupación, Miriam Hojas. En el recorrido suena y bailan desde la Jota de la Virgen al Pasacalles de Frías. Alguna paradiña en el trayecto les permite coger aire. Cientos de personas enfilan la calle Emperador para acceder al Arco de San Martín. Después apuran por la calle Doña Jimena para llegar a la subida al Castillo y llegar a la campa de la Blanca.
Antes de llegar a la cima, tañen las campañas como hace más de 200 años hacían las de la Iglesia de la Blanca. La asociación de campaneros de Burgos sube hasta la campaña dos piezas «similares a las que podía haber aqui en el siglo XVIII», cuentan desde la asociación. Una pieza de 230 kilos y otra de 190 reciben con su alegre repiqueteo a la comitiva. En la campaña todo está preparado para que el padre Gabriel inicie la misa de campaña que precede al reparto de paella y la celebración primera jornada festiva para las peñas de la ciudad.