SANIDAD
El protocolo de mordedura de víbora se extenderá a hospitales de la región
El servicio del HUBU ha atendido dos casos desde el inicio de los primeros avistamientos. Ultiman la publicación científica con el análisis de la actividad desde 2018. Atienden una media de 15 casos al año
El grupo de Toxicología del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) extenderá el protocolo de atención de mordedura de víbora, que se ha diseñado en la unidad burgalesa, a todos los hospitales de la región. «El protocolo se aplica solo en el servicio de Urgencias del HUBU pero está previsto que se expanda a toda Castilla y León al mismo tiempo que se publique el protocolo de intervención que tenemos establecido», señala el responsable del Grupo de Toxicología del HUBU, Francisco Callado.
La publicación será la segunda tras el libro ‘Urgencias en Medicina’ editado por Berceo antes del año 2000 que ya incluía un capítulo sobre accidente ofídico. El HUBU es el centro que más bibliografía tiene recogida sobre este tema. Y en unos meses todo el trabajo de documentación, seguimiento y registro verá la luz. «Tenemos un banco de fotos, un mapeo para definir donde muerden, un seguimiento para ver como evoluciona el edema, cuánto tarda en salir y hasta dónde llega», especifica Alejandro López.
En Burgos hay un gran número de ingresos por mordedura de víbora porque es una zona «con mucho bosque y que tiene las tres variedades de víbora presentes en la península y se lleva un registro, es decir que en Barcelona pueden tener también mordeduras pero no se hace el recuente», explican. Un registro que se quiere ampliar.
En el equipo del Grupo de Toxicología de Urgencias tienen completamente interiorizado un protocolo que definieron y estandarizaron en el año 2018. «Desde entonces hemos atendido una media de entre 15 y 17 mordeduras de víbora al año», recuenta López. Este año, tras los primeros calores del mes de marzo, empezaron a despertar las primeras serpientes. «Ya hemos atendido dos casos este año uno con mordedura de grado 1 y otro con mordedura de grado 2 y uno de ellos requirió antídoto», explica López.
A este respecto consideran que junto a un empeoramiento de las temperaturas, ha habido también una «mayor sensibilización» ante la primera reacción que hay que tener si encuentran una serpiente en sus paseos. «Una de las principales causas por las que nos llegan los casos de accidente ofídico es por imprudencia, hay que evitar tocarlas o acercarse, evitar el accidente», señala el doctor Eliander Cubillo.
El sistema de atención en Urgencias consiste en que el paciente, tras una primera exploración, pasa a una unidad de observación. Si hay envenenamiento se ingresa en camas dentro de la Unidad de Hospitalización de Corta Estancia durante unos tres días. En caso de superar el grado 2 de envenenamiento se le inocula el antídoto. El edema que produce el veneno tarda en desaparecer. De media dos semanas aunque depende de la mordedura y de la complexión física del paciente. Hay casos donde se puede prolongar durante 20 días o mantener un dolor crónico.
Siete antídotos en 2023
El antídoto que se utiliza es el ViperaTab del que procuran tener siempre algunas dosis dado el alto número de asistencias que se registran. «Normalmente tenemos pero hay una red de disponibilidad de antídotos en la que están implicados hospitales repartidos por todo el país al que acudir en caso de necesitarlo». Una dosis de este antídoto cuesta unos 7.000 euros. Es un fármaco que se fabrica en Finlandia y tiene todas las garantías. «Hay publicaciones, principalmente francesas, que lo definen un fármaco muy seguro y que funciona muy bien y aquí si tenemos constancia porque lo usamos desde hace dos años y nos da seguridad de evolución rápida».
Este antídoto frena el edema generado por el veneno inoculado por la víbora al día siguiente y en tres días lo reduce. «Es más rápido que otros y funciona mejor», señalan. En el grado 2 es el equipo médico de Urgencias quien decide cuándo inocularlo. «Es un coste alto pero al final no suponen tantos al año», explican. En 2023 se aplicó en siete casos de accidente ofídico en el HUBU.
El equipo de toxicología del HUBU está coordinado por Francisco Callado que ha renovado el equipo, formado hace 20 años, en el que hoy están implicados Alejandro López, Eliander Cubillo, Monika D’Oliveira, Lorenzo Pérez y Pedro Zapata.