Arranca la reparación y revisión de las agujas de la Seo

Una gran grúa llamaba ayer la atención de los transeúntes en el entorno de la Catedral. Desconocían la inmensa mayoría la delicada misión de su extenso brazo, empecinado en hacer llegar al lugar adecuado los instrumentos necesarios para la revisión y reparación de las agujas de la Seo, elementos emblemáticos del monumento que hace unos meses daban una tímida voz de alarma.

Y es que la pérdida de un ‘crochet’, que así se llama a los ornamentos que salpican las afiladas torres, hacía pensar que décadas después de su restauración quizá era buen momento para repasar su estado.

Dicho y hecho. Según explica el responsable de Patrimonio del Cabildo Metropolitano, Juan Álvarez Quevedo, se redactó un proyecto para la reposición de la pieza y el examen de la aguja al completo «por si tuviera grietas o algo que implique peligro, no tanto para las personas, pues se trata de una zona de difícil acceso, como de desprendimientos mayores».

La propuesta obtuvo el visto bueno preceptivo de la Junta de Castilla y León y, recabados también los permisos municipales oportunos, será la empresa de rehabilitación Aibur la responsable de ejecutar los trabajos, después de instalar el andamiaje necesario para hacerlo.

Así, la descarga de materiales culminada ayer gracias a tan llamativo despliegue era solo el primer paso de un proceso que se prolongará durante las próximas tres semanas.

Tras casi 30 años de restauración constante de la Catedral de Burgos, el objetivo es mantener el templo en sus mejores condiciones. «Desde hace un par de años están suspendidas las obras de gran magnitud y ahora lo que estamos haciendo es más bien una labor de mantenimiento», señalaba hace un par de meses a este periódico a Álvarez Quevedo, cuestionado por el citado desprendimiento del ‘crochet’, una mini gárgola de motivos vegetales que jalonan los exteriores de la estructura y que son seña de identidad de los chapiteles de la Seo local, ricamente adornada por estos elementos.

Cabe recordar que la moderna fase de restauración del templo, tras las intervenciones acometidas con más o menos fortuna en el siglo XIX, comenzaba, precisamente, por los pináculos más altos de la Catedral.

En enero de 1992 ya se medía la evolución de las grietas que la erosión de los apliques metálicos había trasladado a la piedra. La Junta de Castilla y León y el Ministerio de Cultura aprobaron una intervención en las dos estructuras ante los evidentes daños. Antes, el 12 de agosto, otro elemento, la estatua de San Lorenzo de la misma fachada de Santa María, cayó al suelo. Fue evidente la necesidad del plan integral de restauración del emblema de Burgos que se desarrolló en las décadas posteriores.

La actividad en el monumento, en permanente «mantenimiento», no culminará con esta intervención. Y es que el Cabildo ya cuenta también con luz verde de la Comisión Regional de Patrimonio para actuar como pretende en la sala Beato Valentín Palencia. El objetivo es mejorar sus instalaciones y sistemas de seguridad con el propósito de acondicionar este espacio para programar exposiciones de obras de arte de elevado valor. En paralelo, avanza el ambicioso proyecto de restauración de las vidrieras de la Catedral, labor de gran complejidad que podría comenzar el próximo año.