Joan Manuel Serrat: Honoris Causa en Burgos y «faro de diferentes generaciones»
La UBU doctora al cantautor catalán ensalzando sus «valores» humanos y su talento «multifacético y pluridimensional»
«Has luchado contra la opresión y eres un icono de la libertad en países que han sufrido terribles dictaduras. Al mismo tiempo, algunos ignorantes de la historia y del término te han llamado fascista por argumentar y defender opiniones contrarias a las tuyas. Sin embargo, nadie ha conseguido hacerte renunciar a la única lealtad que perdura: la fidelidad hacia ti mismo».
Joan Manuel Serrat (Barcelona, 1943) ya es doctor Honoris Causa de la Universidad de Burgos (UBU). Y no pudo tener mejor recibimiento. Por las palabras del rector, Manuel Pérez Mateos, que se deshizo en elogios hacia quien considera un «faro de diferentes generaciones». Por los aplausos a rabiar de los asistentes -que no eran pocos- a su acto de investidura. Y también, cómo no, por el acompañamiento de viejos amigos, con los que ya comparte título honorífico, como Iñaki Gabilondo o Juan José Laborda.
Burgos
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Diego Santamaría
El entusiasmo de Pérez Mateos durante su discurso era evidente. Se notaba a la legua que es fan de Serrat y lo dejó claro desde el principio. «Recuerdo que en mi adolescencia y juventud se agolpaban aceleradamente sentimientos que no sabía identificar. Y de repente, cuando escuchaba alguna de tus canciones, Joan Manuel, la emoción se materializaba». Dicho esto, no pudo evitar acordarse de Tu nombre me sabe a hierba y Lucía, canciones con las que se sintió profundamente identificado al conocer y despedirse de su primer amor.
Más allá del afecto personal, el rector matizó que el nombramiento de Serrat como doctorado se debe a múltiples razones. Entre ellas, el hecho de compartir con la UBU una serie de «valores» como «las buenas maneras, la sensibilidad, la diversidad y la empatía». Antes de hacer hincapié en este aspecto, Pérez Mateos quiso poner de manifiesto que el autor de Mediterráneo ha demostrado con creces que «es posible y muy saludable no sentirse extranjero en ningún lugar», del mismo modo que se puede «hablar dos y idiomas a la vez y no estar loco, aunque en diversas ocasiones algunos se hayan empeñado en que te decantaras por uno».
«No sabemos cuál es el camino, pero sí sabemos el camino que no debemos volver a tomar»
Tampoco desaprovechó la ocasión el principal anfitrión de la Universidad de ensalzar el «compromiso» social de un artista que siempre fue «rotundo y firme abrazando múltiples y diversas identidades». Serrat nunca compartió la dicotomía territorial que tanto preconizan los nacionalismos y eso le permitió ser «coherente». Aparte, «defiendes algo tan esencial para la humanidad como la necesidad de cambiar nuestro estilo de vida y perseguir la justicia social y económica», apostilló Pérez Mateos antes de sentenciar que «es un derecho y una obligación reclamar un futuro para una juventud que necesita reconocerse». Y añadió, mirando de reojo al pasado sin perder de vista el presente, que «no sabemos cuál es el camino, pero sí sabemos el camino que no debemos volver a tomar».
Desde un plano estrictamente musical, el rector se encomendó a Joaquín Sabina. Según sus propias palabras, el de Úbeda «acertó plenamente cuando dijo en aquella canción, Mi primo el nano, que compuso sobre ti: ‘Tengo yo un primo que es todo un maestro de lo mío, de lo tuyo, de lo nuestro’». A continuación, subrayó que el arte de Serrat es «multifacético y pluridimensional», capaz de tejer melodías que recogen «bellas y necesarias palabras de algunos de los poetas y escritores más ilustres de nuestra literatura». Así fue como el Noi del Poble-Sec se convirtió, como que no quiere la cosa, en «el mejor publicista de los poemas de Antonio Machado o Miguel Hernández».
«Pertenezco a un colectivo de mujeres y hombres que, con su obra, dignifican poética y musicalmente la canción»
La cara de Serrat lo decía todo. No es su primer Honoris Causa, pero los discursos que precedieron al suyo conmueven a cualquiera. Estaba, como no podía ser de otra manera, «sumamente orgulloso y feliz» de regresar a Burgos.
«He dedicado gran parte de mi vida a escribir canciones y a cantar. De otros aprendí este oficio, de otros que antes lo aprendieron de otros, y me estimula pensar que tal vez con mi trabajo he podido aportar algo que ayude al aprendizaje de los que siguen». Tras este arranque, Serrat confesó sentirse «parte de una cadena». Porque esta distinción, a su juicio, no se limita a reconocer los méritos de una sola persona sino también los de «un colectivo de mujeres y hombres que, con su obra, dignifican poética y musicalmente la canción». Por eso, no dudó en compartir su Honoris Causa, que no es el único, con quienes defienden a capa, corazón, partitura y espada «el valor de la música y la fuerza de la palabra».