El Correo de Burgos

Las monjas de Belorado piden a Iceta que les pague seguridad privada

La comunidad de Belorado denuncia la situación y rechaza trasladar sus necesidades al arzobispo, en calidad de comisario pontificio del convento, pues sería "reconocer la legitimidad de la usurpación". Han difundido una cuenta para recabar colaboraciones

Las clarisas de Belorado, tras ratificar su denuncia en los juzgados de Burgos.

Las clarisas de Belorado, tras ratificar su denuncia en los juzgados de Burgos.SANTI OTERO

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Suma y sigue. Las cuentas bancarias de las religiosas de Belorado protagonizan el nuevo capítulo del cisma. Y es que con el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, a los mandos de los bienes de la comunidad, en calidad de comisario pontificio designado por el Vaticano, las monjas 'sedevacantistas' han perdido el control de sus cuentas bancarias.

Bloqueado el acceso a los fondos por el nuevo gestor, que como tal le han reconocido las entidades implicadas -ateniéndose a la legalidad, según el prelado, y guiadas por la confusión mediática, según las afectadas-, las clarisas denuncian una asfixia económica derivada de no poder contar "con el fruto de nuestro trabajo diario".

Así lo relatan en su última publicación en Instagram, en la que lamentan que "esta realidad tiene como consecuencia directa la imposibilidad de comprar desde productos básicos para mantenernos, como el alimento y los materiales de cuidado de las hermanas mayores, hasta la materia prima para la elaboración de nuestros chocolates, el alimento de los animales de nuestra granja doméstica, hacer frente al abono de las nóminas o a los demás pagos para mantener a flote el monasterio".

Tanto el Arzobispado de Burgos, en un comunicado remitido al hilo de las afirmaciones de las religiosas, como las propias monjas, coinciden en un punto. Y es que existe una solución para su escasez: solo tendrían que pedir dinero a Iceta para sufragar sus gastos habituales. "Deseamos que nos comuniquen las necesidades concretas. Por nuestra parte seguimos con la mano tendida y en ningún caso existe la más mínima intención de condicionar económicamente a la comunidad", afirman desde el equipo del comisario pontificio.

Pero las religiosas no se fían y se niegan en redondo a pedir dinero, pues consideran que, de facto, sería como reconocer "la legitimidad de la usurpación" de la que dicen ser víctimas.

Así, no parece fácil una resolución inmediata de un conflicto que lejos de suavizarse parece ir a más por días. Tras obviar la petición de entrega de un juego de llaves del convento, las clarisas -que aún lo son al no haber sido todavía excomulgadas- siguen enrocadas en su postura y rechazan recibir a cualquier persona del entorno de Iceta. Tampoco "son bienvenidas" sus hermanas de la Federación Nacional. Solo acceden a departir con la notaria de Belorado, que era la encargada de entregar los distintos requerimientos oficiales a los que, hasta la fecha, no han hecho caso alguno.

Barajan contratar seguridad privada

Crece además la expectación generada por este singular caso y con ello la presión mediática. El pasado martes las monjas requerían la presencia de la Guardia Civil al considerar que la presencia de periodistas en los alrededores del cenobio rozaba el hostigamiento. De hecho, según relatan en redes sociales, barajan contratar seguridad privada para garantizar su integridad física y la conservación del patrimonio. "Parece que todo vale contra las monjas: lanzamientos de petardos y botes de humo, gritos e incluso intrusiones en el perímetro de la clausura, también de madrugada, cámaras ocultas y acoso a todo aquel que entra o sale", explican.

Tan desesperada es la situación que para este fin se llegaban incluso a poner en contacto vía correo electrónico con el Arzobispado de Burgos. Así lo relata el comunicado remitido por la institución eclesiástica, en el que se subraya que, tras el anuncio de esa posible contratación de un servicio de seguridad, el mensaje añade: "Entendemos que el arzobispo debe asumir los costes". A tal sentencia se aferran desde la Diócesis para interpretar que "aquí sí se reconoce la autoridad" del prelado.

Con todo, para el comisario pontificio "llama la atención que se pida dinero para esto -aunque sin precisar empresa, ni condiciones-, pero no para la compra de género para la vida ordinaria de todos los miembros de la comunidad".

Quizá las religiosas esperen cubrir esos gastos con las aportaciones privadas que esperan recibir en la cuenta corriente que, con el propósito de recabar colaboraciones, comparten en Instagram al término de su último mensaje, muy al estilo de lo que hace la Pía Unión de San Pablo Apóstol, secta creada por el falso obispo que ahora les tutela.

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