El Correo de Burgos

Iceta excomulga a diez de las 18 monjas de Belorado

Mario Iceta declara la «dimisión (expulsión) ipso facto de la vida consagrada» de las 10 clarisas que no acudieron al Tribunal Eclesiástico ayer. La Federación de Clarisas prepara la atención «en el mismo monasterio» a las hermanas más mayores con monjas de otros emplazamientos

José Ceacero, junto a tres clarisas cismáticas, en los juzgados de Burgos.

José Ceacero, junto a tres clarisas cismáticas, en los juzgados de Burgos.SANTI OTERO

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Las diez monjas de Belorado que ayer remitieron un burofax desestimando comparecer en el Tribunal Eclesiástico del Arzobispado de Burgos, al no reconocer su autoridad, ya están excomulgadas. Ya no son clarisas. Ya no son monjas. El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, también Comisario Pontificio y Representante Legal de los Monasterios de Belorado, Orduña y Derio, ha emitido el Decreto de declaración de excomunión y la Declaración de «dimisión y expulsión ipso facto de la vida consagrada de las diez hermanas que han incurrido en cisma», según refleja en una nota de prensa el Arzobispado de Burgos

Reconoce la institución en una nota de prensa que las hermanas «han mostrado su decisión libre y personal de abandonar la Iglesia Católica». Las monjas cismáticas de Belorado han mantenido un pulso con el arzobispo de Burgos Mario Iceta desde el pasado 12 de mayo en el que anunciaban que abandonaban abandonar la Iglesia Católica y abrazaban la Pía Unión San Pablo Apóstol. Pasaron de rendir cuenta sal Arzobispo de Burgos, a rendírselas al obispo Pablo de Rojas (excomulgado en 2019 por el Mario Iceta cuando era obispo de Bilbao) y tener al sacerdote de la Pía Unión San Pablo Apóstol, José Ceacero, como portavoz en un circo mediático que ha desgastado a la institución eclesiástica en el último mes y medio. Ya no hay más plazos. Las monjas cismáticas de Belorado, diez, ya no son clarisas ni monjas de la Iglesia Católica. Están excomulgadas. 

Aunque el arzobispo de Burgos mantiene la puerta abierta a una reconsideración de las diez exmonjas ya puesto que, según recoge la nota, «la excomunión es una acción jurídica considerada como una medida medicinal, que mueva a la reflexión y a la conversión personal». De esta manera aseguran que la Iglesia «está dispuesta a acoger a sus hijos que, como el hijo prodigo, emprenden el camino de vuelta a la casa del Padre», señalan. Algo más que improbable en este momento. 

Las Clarisas siguen en Belorado

La comunidad de Hermanas Clarisas de Belorado se ve reducida en número, con diez bajas de las 18 que lo integraban, pero no ha desaparecido. «Sigue existiendo una comunidad monástica formada por las hermanas que no han incurrido en excomunión al no haber secundado el cisma». Ese grupo está compuesto por las cinco hermanas más mayores que no firman el burofax remitido ayer. Pero también está integrada por otras tres clarisas que, «aunque no se encuentran en el monasterio, pertenecen a la comunidad al estar incardinadas en ella». 

De hecho, el cuidado de las hermanas más mayores será retomado por hermanas procedentes de otros monasterios desde la coordinación de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu. Esta unidad «ha previsto la forma de atender de modo inmediato a estas hermanas en el mismo Monasterio de Belorado desplazando para habitar en él a hermanas de otros monasterios de la Federación», afirman. Un hecho que no se producirá hoy o mañana pero que abre otra vía de conflicto si las exmonjas no abandonan el monasterio de Santa Clara. 

Sillares detrás del cisma

Los sillares que, uno a uno, levantaron los monasterios de Derio, Orduña y Belorado son el caldo de un conflicto que tiene, también, tintes judiciales e inmobiliarios. El dinero y la codicia, un pecado capital, enfangan el cisma religioso de las monjas de Belorado. «Los conventos no se tocan, son innegociables y más con las pistas sobre una trama inmobiliaria detrás», explicaba el Arzobispo de Burgos,Mario Iceta, a ‘Vida Nueva’ momentos antes de conocerse la ex comunión de las 10 monjas.

La propiedad de estos tres conventos es ahora lo que quieren negociar con sus abogados, integrados por los bufetes Sarabia y Asociados,GTRS y Florentino Alaez. El viernes, tras no comparecer ante el Tribunal Eclesiástico, los abogados de las ex monjas presentaron un inicio de negociación para «buscar una solución pacífica y extrajudicial al conflicto que permita el reconocimiento de sus derechos personales y patrimoniales que están siendo expoliados por el Arzobispado», reflejan en un post de su cuenta de Instagram Tehagoluz.

El arzobispo ha aclarado, a través de ‘Vida Nueva’ que «las dueñas de los conventos no son estas monjas, ellas han sido administradoras temporales de unos bienes que pertenecen a la Iglesia desde hace seis siglos». Y considera que la negociación y la vía judicial «no tiene recorrido por mucho que se empeñen». Los monasterios en liza son el de Derio (Bilbao) y el de Santa Clara en Belorado. Ambos tienen una razón social diferente pero tienen un representante común. Hasta el cisma anunciado el 12 de mayo era la abadesa Isabel de Trinidad. No tenía, según la Iglesia Católica, ninguna posibilidad de prórroga de mandato más y su responsabilidad expiró el 29 de mayo. Desde entonces el máximo representante legal es Mario Iceta ya que el Vaticano le nombro Comisario Pontificio de los monasterios.

De fondo la operación inmobiliaria para vender uno de los conventos que financiara la adquisición del de Orduña. Las monjas lo compraron en octubre de 2020 pero las letras no se pagaron y se rescindió el contrato. Un embrollo judicial que es el que sigue a la vía eclesiástica que parece cerrarse tras la excomunión de las 10 ex monjas Clarisas de Belorado

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