El Correo de Burgos

Malestar e incertidumbre con el Mercado Norte provisional: «Es imposible que abra el 15 de julio»

La mayoría de concesionarios aún no tienen el visto bueno para su traslado y calculan que las obras de adecuación de los puestos se alargarán «como mínimo dos meses». «Nos han toreado», lamenta un comerciante

El Mercado Norte provisional de Burgos sigue generando dudas entre los concesionarios.

El Mercado Norte provisional de Burgos sigue generando dudas entre los concesionarios.SANTI OTERO

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Burgos

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Por mucho que el Ayuntamiento de Burgos se empeñe en inaugurar el Mercado Norte provisional el día 15 de julio al tiempo que se cierra el emplazamiento de toda la vida, los comerciantes siguen viendo esa fecha como una quimera. Lo llevan advirtiendo desde hace tiempo y cada vez lo tienen más claro. «Es imposible», sentencia uno de los concesionarios incapaz de dar crédito al posicionamiento público del concejal de Comercio, Raúl Martínez, cuando insistió la semana pasada en que el plazo previsto se mantiene.

Lo mismo opina otro comerciante. Y se explica. En primer lugar, tan solo tres concesionarios han recibido el visto bueno para trasladarse e iniciar las obras de adecuación de sus respectivos puestos. El resto, mientras tanto, deben presentar la documentación requerida. Lo mismo da que ya lo hayan hecho porque siempre queda algún requisito pendiente y «están poniendo muchas pegas».

«Se han pedido tres presupuestos para seguridad, pero no tienen prisa»

Luego está el tema de las obras. Tal y como apunta uno de los concesionarios consultados por este periódico, «no podemos empezar hasta que tengan todos el ‘ok’». Por no hablar de que las intervenciones necesarias para instalar los puestos no se resuelven en una tarde. «Como mínimo dos meses», subraya este empresario convencido de que quizá el horizonte de septiembre también resulte algo precipitado.

Lo ideal, a juicio de los comerciantes, hubiese sido que se les consultase sobre «la fecha más razonable» para afrontar esta etapa de transición hasta la apertura del nuevo y definitivo Mercado Norte. Teniendo en cuenta todo lo que conlleva una mudanza de tal magnitud, al final el plazo «da igual». Lo importante, remarcan, es que «las cosas se hagan bien» aunque se tarde más de lo inicialmente contemplado.

Si ya pintaba mal la cosa de antemano, las lluvias de la semana pasada reventaron el canalón e inundaron la entrada. «Menos mal que no había maquinaria», comenta uno de los comerciantes tras indicar que sobre este percance «no se han dado plazos». No al menos durante la última reunión con Martínez, que tuvo lugar el lunes con el fin de abordar las cuestiones burocráticas pendientes.

«Nos condicionan como si fuéramos franquiciados del Ayuntamiento»

No se habló durante esta última reunión del 15 de julio aunque «todos tenemos clarísimo que no va a ser así porque la mayoría, de momento, no podemos hacer nada». Sobre el refuerzo de la seguridad, una de las principales reivindicaciones de los comerciantes de cara a evitar robos y actos vandálicos, tampoco se aclaró demasiado. Según comenta uno de los presentes en este encuentro, «se han pedido tres presupuestos». En cualquier caso, a más de uno le da la impresión de que «para esto no tienen prisa».

Otro de los grandes desencuentros entre la Corporación municipal y los empresarios es la uniformidad estética que se exige en el Mercado Norte provisional. «Nos están condicionando, como si fuésemos franquiciados del Ayuntamiento», sentencia uno de los concesionarios que no comparte, por ejemplo, la obligación de teñir su puesto de rojo. Le parece, ante todo, un «capricho» que conlleva una inversión a mayores por parte de los comerciantes, que ya de por sí han de asumir numerosos gastos para adecuarse a esta nueva y temporal ubicación.

«Nos han toreado», lamenta un veterano comerciante del Mercado Norte después de asegurar que se ha «puesto precio» al material almacenado, a priori «obsoleto», aunque «sea tuyo». Consciente de que parte de esos equipamientos se pueden reutilizar, incluso en el provisional, en principio no quedaría más remedio que pagar una vez entregadas las llaves. Por todo ello, no duda en calificar de «desastre» un traslado que lleva tiempo generando malestar e incertidumbre.

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