El Correo de Burgos

ENTREVISTA

Ana Laguna: «La danza debería entrar en las escuelas como lo ha hecho la música»

La bailarina internacional considera que llegar al aula supondría llegar a nuevos bailarines: «no te puede gustar lo que no conoces». «Es una vergüenza que España sea el único país europeo donde las dos compañías nacionales no tienen un teatro donde actuar»

La bailarina Ana Laguna en una de las clases de la Escuela Profesional de Danza de Castilla y Leon en Burgos.

La bailarina Ana Laguna en una de las clases de la Escuela Profesional de Danza de Castilla y Leon en Burgos.©Tomas Alonso

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La bailarina Ana Laguna ha pasado unos días en Burgos retomando «unas visitas que había pospuesto tras la pandemia». Ha conocido a los alumnos de la Escuela Profesional de Danza de Castilla y León en Burgos que lleva su nombre. «Estoy contenta con cómo ha ido desarrollándose y evolucionando y lo que he visto me ha encantado, veo alumnos con muchas ganas y con energía sobre el escenario», señaló.

Unas jornadas intensas en las que se ha mostrado cercana con el alumnado. Dice que no baila desde la pandemia. Una lesión se lo impide por ahora. Pero a sus 69 años sigue muy en activo. «No he podido venir antes porque la pandemia nos frenó en seco y ya todo lo que teníamos programado se ha ido acumulando». ¿Volverá a bailar? «Veremos, pero de una manera u otra la danza seguirá conmigo».

Pregunta- ¿Cómo empezó en la danza, no habría una red de centros como hay ahora?

Respuesta- Mi recuerdo es de bailar, de estar siempre bailando, pero me hice bailarina profesional contra todo pronóstico. En mi familia nadie bailaba, mi padre fontanero, mi madre ama de casa, cuatro hijas en una familia modesta... Pero no paraba quieta. Era muy movida. Y mi madre me llevó con una maestra que, con el tiempo, le dijo que ya no me podía enseñar y que debía ir a una escuela. Le recomendó el centro de María de Ávila que mis padres no podían pagar. Me hizo una prueba, dos meses y si daba la talla podría ir sin coste alguno. Ella, podemos decirlo en palabras de hoy en día, ME ofreció una beca. Para mí fue como una madre, cuando me recibió en su casa me abrió las puertas a la danza, la música, la literatura, a todo tipo de arte una cultura que mi familia no me podía proporcionar.

P.- Hoy con todos los estímulos y las posibilidades, ¿por qué la danza no termina de cuajar?

R.- No te puede gustar lo que no conoces. Primero a las familias, lleven a sus hijos al teatro, a ver un ballet, un espectáculo de danza. Eso de que el padre vaya con el niño al fútbol y la madre con la niña al teatro no. Mejor, ir todos juntos primero al teatro y luego al fútbol

«No te puede gustar lo que no conoces, a las familias les diría lleven a sus hijos al teatro. No puede ser que el padre vaya con el niño al fútbol y la madre con la niña al teatro. Mejor ir todos juntos primero al teatro y luego al fútbol»

P.- La educación o quiénes gestionan la educación, ¿no tienen nada que decir?

R.- Todo. Los políticos tienen la llave para que la danza entre en las aulas como una forma de expresión artística más. Es tan importante como la música o la literatura o las artes plásticas. Y no solo el ballet, el rock&roll, el breakdance, el folclore, el movimiento. Igual que aprenden a tocar la flauta, también la danza. Es la cenicienta de las artes. Lo fue antes y lo es ahora. Y aporta tantos beneficios que es una lástima que tantas personas sean ajenas a ella.

«La danza es la cenicienta de las artes. Lo fue antes y lo es ahora. Y aporta tantos beneficios que es una lástima que tantas personas sean ajenas a ella. »

P.- En España no hay tanta tradición de danza como en el norte de Europa.

R.- Es que si la Compañía Nacional de Danza, con 40 años de vida, no tiene un teatro como sede. Si el Ballet Nacional tiene que ir buscando teatros donde actuar... Los políticos, del color que sea, tendrían que tomar medidas ya para que la danza sea parte de la cultura. Es vergonzoso que no haya un teatro exclusivamente para la danza en la capital. Es el único país de Europa donde pasa esto.

P.- Ha estado unos días con los chicos que ya terminan su formación. ¿Qué consejos les ha dado?

R.- Que sigan. Que se presenten a audiciones en compañías. Que pierdan el miedo al no. Que se atrevan. Siempre hay que intentarlo porque igual en ese momento te llevas un no, pero te llevas la experiencia y, por otro lado, esa compañía igual tiene una baja inesperada y se acuerdan de ti y te llaman con el tiempo. Hay que atreverse. Este ha sido uno de los consejos, hemos hablado mucho estos días.

P.- Visto el panorama, ¿irse al extranjero?

R.- ¿Por qué no? Al menos ellos tienen opción. Yo me tuve que ir. No pude elegir y hay dificultades en España, claro, pero hay compañías donde elegir. Cuando empecé no había nada, en el 74 me fui por obligación. Legué a Estocolmo sin saber inglés ni sueco y en un país extremadamente diferente a todo lo que había conocido. Hasta ahora no he regresado.

P.- Empezó siendo bailarina de repertorio clásico, acabó siendo una referencia en el contemporáneo. ¿Por qué?

R.- Mi formación es de clásico. Empecé con María de Ávila. Luego me fui a Madrid con un pequeño grupo de ocho personas. Y estando en Madrid pude ver grandes compañías que venían en aquella época. Es increíble, pero en el 74, en pleno franquismo, llegaban grandes compañías de Ballet Clásico, pero también un Cullberg Ballet muy contemporáneo. Ahí descubrí el contemporáneo y me impactó.

P.- ¿Qué le llamó la atención?

R.- Era algo que no había visto en mi vida, a nivel artístico, dramático, algo más humano. El clásico es precioso, es un mundo de fantasía, un mundo como el que lees en los cuentos, la vida del siglo XIX. En cambio el contemporáneo está más cercano a la vida real de hoy en día. El amor es el mismo sentimiento pero no se expresa hoy como se hacía en 1860. Aquella forma de expresión me impactó, pero la prueba para el Cullberg Ballet la tuve que hacer con clásico, era lo único que sabía hacer. Es importante que un bailarín contemporáneo tenga conocimientos profundos de la danza clásica, está todo unido y relacionado al final.

«Es importante que un bailarín contemporáneo tenga conocimientos profundos de la danza clásica, está  todo unido y relacionado al final»Ana Laguna

P.- Ha seguido bailando cuando siempre se ha dicho que es una profesión efímera. ¿Cómo lo ha conseguido?

R.- He tenido la suerte de trabajar con coreógrafos con los que he podido seguir haciendo danza. También es más fácil en el contemporáneo porque en clásico, si te fijas, son personajes para jóvenes, no hay roles para bailarinas mayores, hay algún papel, pero no bailas en realidad. Pero en el contemporáneo es diferente. He ido adaptando las restricciones físicas de la edad a mi baile, abriendo nuevas puertas en mi forma de bailar con una mezcla más dramática … Tampoco quiero forzar esa continuidad, será hasta donde yo vea que se puede porque no sería justo para mí, ni para la pieza, ni para el público.

P.- ¿Cómo acabó una aragonesa afincada en Estocolmo dando nombre a una Escuela de danza en Burgos?

R.- Juan Carlos Santamaría me llamó por teléfono un día. Me dijo que estaba montando una escuela en Castilla y León, estaba muy ilusionado y me comentó ‘Ana quiero que seas la madrina de esta escuela’. Yo le dije que sí pero eso qué implicaba eso … Visité la Escuela cuando aún estaba en los cimientos. Luego he seguido en contacto. Ya un día Amaya Iglesias, cuando fue directora, me dijo que iban a añadir mi nombre al de la Escuela. Y yo agradecida y emocionada a partes iguales. Me gusta venir cada cierto tiempo, pero la pandemia nos ha retrasado este reencuentro más de lo deseado.

P.- La lista de reconocimientos que atesora es interminable. Premio Nacional de Danza (1990), Premio Emmy por ‘Carmen’, Medalla de oro de las Bellas Artes (2010). ¿Por qué dar su nombre y su prestigio a un centro de Burgos?

R.- ¿Por qué no? Al final la enseñanza es algo muy interesante. Trasladar lo que has aprendido a lo largo de tu vida, lo que has descubierto al trabajar con personas tan buenas … ¿Por qué guardarme todo eso para mí?, ¿para llevármelo a la tumba? Mejor será enseñarlo, mostrarlo. El baile siempre formará parte de mi vida.

P.- ¿Le gusta lo que ha visto en la Escuela Profesional de Danza de Castilla y León en Burgos?

R.- Volver aquí ha sido un gustazo. Estoy muy contenta con cómo ha evolucionado el centro, los estudiantes los estoy viendo en sus actuaciones con mucha fuerza, con mucha motivación. Solo pido a los padres de estos niños que les apoyen mucho, que les lleven a ver espectáculos de danza, que les acompañen por un viaje que tiene tantas cosas buenas. Se cuestiona el esfuerzo y el tiempo que lleva a los estudiantes, los seis años que se dedican a la formación en Medicina o en Arquitectura ó el tiempo que lleva el fútbol no se cuestiona nunca. A mí la danza me ha salvado psicológicamente de muchas cosas, es mi vida.

«Se cuestiona el esfuerzo y el tiempo que lleva a los estudiantes, los seis años que se dedican a la formación en Arquitectura ó el tiempo que lleva el fútbol no se cuestiona nunca»

P.- ¿Se van alguna vez los nervios de subir al escenario?

R.- A mí no se me han ido nunca. Con el tiempo son diferentes. Me gusta la frase ‘The more you know, the less you can’, es decir, cuanto más conoces, cuanto más aprendes más consciente eres de todo lo que no sabes.

P.- ¿Pensó que lograría la posición que disfruta hoy?

R.- Yo he bailado y ya. Nunca pensé en convertirme en ser una estrella de la danza, solo he querido expresarme, comunicarme con mi danza, es lo que deseamos cuando subimos al escenario. Nunca esperé premios como los que me han dado en España, donde tampoco he bailado mucho. Por eso siempre me sorprende cuando recibo estos reconocimientos.

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