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MONJAS BELORADO

El aislamiento de las Clarisas de Belorado nutre sus posibles «ideas delirantes»

Fuertes Rocañín cree que abrazaron la fe de «un paranoico»
que generó un «delirio inducido». Siguen, en solitario, en lo
que puede ser un «trastorno disociativo» con un «trasfondo
económico»

Las clarisas de Belorado, tras ratificar su denuncia en los juzgados de Burgos hace unos días.SANTI OTERO

Publicado por
Burgos

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El cisma de las monjas Clarisas de Belorado tiene tintes para una serie de Netflix (con varias temporadas) y se ve como ‹algo folclórico› que ha llenado minutos de televisión y páginas de periódico. El último giro de guión, su aparente alejamiento del ‘falso obispo’ de la Pía Unión San Pablo y del ‘cura barman’ que, hasta ahora, hacía las veces de portavoz de las diez integrantes de las Clarisas de Belorado.

Por el momento, no vuelven al redil de la Iglesia Católica. «Caminamos libres y solas en defensa de la fe católica», dicen en su último comunicado. Pero diez de ellas están sumidas ya en un cisma y un proceso de excomunión

El aislamiento en el que viven las comunidades de clausura no ayuda. «Viven aisladas, ello crea una forma de vida peculiar y son, a veces, un ‘caldo de cultivo adecuado’ para que ideas delirantes como las que el falso obispo con claros rasgos paranoides, hagan mella en ellas y lleguen a creer que la iglesia a la que han dedicado su vida no es la verdadera», explica el psiquiatra y médico forense, José Carlos Fuertes Rocañín.

De esta manera, igual que han seguido al falso obispo y a su ‘monaguillo’ que «las indujeron, hasta que aparentemente les han echado, a un estado de delirio inducido». Ahora se mantienen en su papel de ‹defensoras de la iglesia verdadera en la que creen› sin olvidar «el trasfondo económico de deuda, igual es solo eso».

Toda una secuencia de acontecimientos desde que a principios de mayo se declararon fuera de la iglesia católica, las horas en las que expresan sus opiniones, la exposición mediática... Son elementos que el Dr. Fuertes interpreta como un problema de salud mental. «Lo que hemos podido ver en la actitud de las monjas de Belorado sugiere la existencia de un trastorno disociativo», señala el psiquiatra y médico forense. 

Es la explicación parcial que ofrece a una decisión que «les ha hecho renunciar a su fe, a sus creencias y permitir que sean excomulgadas y es algo muy rupturista para quienes llevan tantos años viviendo en clausura y dedicadas a una vocación religiosa esa ruptura con su forma de vida previa apunta a la existencia de un proceso patológico», explica José Carlos Fuertes Rocañín.

En su adhesión total y aparentemente incondicional a la Pía Unión San Pablo se observaba, desde el punto de vista de la psiquiatría forense, lo que se conoce como «delirio inducido» por un falso obispo que presenta síntomas de un presunto «trastorno delirante o paranoia» y unos rasgos de personalidad en los que predomina su inteligencia emocional, su ambición, cierto narcisismo y una elevada capacidad de manipulación y, por lo que he visto de su infancia en televisión, desde hace mucho tiempo».

Del otro lado, el ‘falso obispo’ se encuentra con unas hermanas que ‹son psicovulnerables, aisladas del mundo, algunas con ideas preconciliares probablemente, que no sienten que el camino que está tomando la Iglesia con el Papa Francisco es el correcto, y con disputas económicas de las que apenas conocemos una pequeña parte, todo ello es el caldo de cultivo para que este ser mesiánico fuera visto como la solución y el camino verdadero que nadie rebate porque se retroalimentan en su delirio», señala Fuertes Rocañín.

 También advierte una coincidencia: el falso obispo fue excomulgado por el actual arzobispo de Burgos, Mario Iceta, cuando era obispo de Bilbao. «Los paranoicos con frecuencia tienen ese afán de venganza y pueden estar años preparándola, si me la hiciste te la devuelvo y puede darse en este caso», explica.

Lo que sorprende al psiquiatra y médico forense es ‹la aparente pasividad social en tratar el asunto, se deja la etiqueta de algo folclórico y anecdótico y no se va al meollo del asunto, no se solicita un informe médico o una pericial judicial para aclarar qué pasa ahí dentro si la situación de todas las monjas es de convicción propia o coactiva», explica el psiquiatra burgalés.

Lamenta que «se conformen» con una excomunión con «posibilidad de cerrarse si vuelven a la Iglesia» sin más. «Es un lío tremendo, un cisma en la Iglesia y lo queremos arreglar con una excomunión, solo habla el arzobispo, las Clarisas no se pronuncian, y da la sensación que no se quiere dar explicaciones, ¿por qué no se entra en el fondo del asunto?›, lamenta.