El impacto económico de los 4.000 festivaleros del Zurbarán venidos de fuera pasará de 700.000 euros

El impacto del Zurbarán Rock Burgos va más allá de la dimensión cultural por mucho que se haya convertido en una referencia en el panorama musical español por su condición de festival sin entrada y con precios populares en su barra y merchandising, organizado por una entidad social y apoyado en voluntarios y patrocinadores locales. 

Su repercusión se extiende al plano turístico ya que ayuda a incrementar la notoriedad de la capital burgalesa y, de hecho, la alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala, cuenta al Zurbarán Rock entre los factores que ayudan a difundir la "marca de ciudad" de Burgos.

En ese sentido, para su séptima edición, que se celebrará los días 12 y 13 de julio en el parque de San Agustín, se espera una gran afluencia de público llegado de otras provincias al igual que ocurrió en la edición de 2023 en la que se calcula que llegaron cerca de 4.000 festivaleros foráneos.

La portavoz de la organización, Laura Sagredo, valora que ese más que previsible aumento de asistentes al festival este año obedece más que a la dinámica de gran afluencia de público de los conciertos de las fiestas de San Pedro, a la relevancia y el "peso específico" que ha asentado el Zurbarán Rock Burgos en el circuito del rock y el metal, con una gran presencia en los canales especializados y una amplia difusión mediática.

De esta forma, se espera que la presencia de festivaleros que lleguen a Burgos desde fuera de la provincia se incremente y para ofrecerles toda la información útil necesaria, el festival ha estrenado una nueva página web que incluye todos los contenidos necesarios para facilitar su estacia en Burgos. Desde información sobre los conciertos y horarios a pinceladas turísticas y recomendaciones de alojamientos y establecimientos de hostelería que colaboran con el festival.

Según los cálculos "muy conservadores" que la organización realizó en 2023 aplicando un modelo desarrollado por la UBU sobre el impacto económico del festival, la edición del año pasado dejó un retorno económico superior a los 700.000 euros en la ciudad.

Ya en la quinta edición se pudo comprobar «que el 60% de los asistentes pernoctaron en la ciudad y el 40% vinieron de fuera de Burgos y su provincia».